viernes 4  de  octubre 2024
Cuba

Cuba no cuenta con sus profesionales jóvenes para los retos del siglo XXI

La mayor parte de la juventud de la isla que cursa estudios universitarios mientras se instruye, planea la forma de abandonar el país como única opción de aspirar a tener un mejor futuro
Diario las Américas | IVÁN GARCÍA
Por IVÁN GARCÍA

Iván García

Especial

@DesdeLaHabana

La Habana. Jairon, 18 años recién cumplidos, a siete meses de entrar en la universidad, no tiene claro cuál será su futuro profesional. Un tiempo atrás quería ser piloto de aviación, luego se interesó por el periodismo, pero sus padres lo presionan para que estudie Derecho. Ser abogado no le apetece demasiado.

Así visualiza Jairon su futuro: “Después de quemarme las pestañas estudiando una carrera universitaria, tengo que pasar el servicio social trabajando ocho horas en una oficina, ocupándome de cosas sin importancia y ganando un salario que no alcanza ni para ir a tomar helado en Coppelia. Voy a ir a la universidad para complacer a mis padres, tener un título enmarcado en un cuadro en la pared o que me sirva de aval si me marcho del país; que como están las cosas, es lo mejor que me pueda pasar”.

Jairon y varios amigos que cursan doce grado en el preuniversitario René O'Reiné, en La Víbora, barriada localizada en el sur de La Habana, critican al Ministerio de Educación por no implementar talleres de información dirigidos a los alumnos de bachillerato que los incentive a conocer distintos perfiles profesionales.

“En tres años, al pre nunca fue un especialista que intentara captar el interés por ciertas carreras. Donde hacen eso es en las universidades que pertenecen a la FAR (fuerzas armadas) y el MININT (ministerio del interior). Uno entra a la universidad en cero, sin tener un plan específico. La mayoría tiene dos o tres opciones, y si no se aprueban los exámenes de ingreso, matriculan medicina o biología, para evadir el servicio militar. Luego de tener el título, muchos dejan la profesión y trabajan en cualquier cosa que les dé más dinero. O se marchan del país, que es una prioridad para el setenta por ciento de los jóvenes en Cuba”, explica Amaury, estudiante de doce grado.

Milena, alumna de onceno grado en el preuniversitario Raúl Cepero Bonilla, en el municipio Diez de Octubre, considera que el Ministerio de Educación debiera tener proyectos de colaboración con empresas estatales donde los estudiantes puedan pasar un tiempo como becario y conocer el desempeño de una serie de profesiones.

“Los que estudian en escuelas tecnológicas, obtienen conocimientos básicos de un oficio determinado. Pero cuando en el pre terminas el doce grado, si no coges una carrera universitaria, no tienes conocimientos de nada. Las materias pedagógicas que recibimos son cada vez más deficientes. Casi ningún pre tiene conexión a internet. Desde que estaba en sexto grado se hablaba que nos darían tabletas y renovarían las computadoras, pero todo fue un cuento. Lo poco que sabemos informática es porque nuestros padres nos pagan internet en el móvil. Los jóvenes utilizamos las redes sociales y los grupos de WhatsApp, pero investigar un tema utilizando internet nunca lo hemos hecho. Los futuros profesionales cubanos tendremos notables lagunas por la deficiente formación recibida”, alerta Milena.

Jorge Luis, 33 años, se graduó de filosofía en la Universidad de La Habana. Actualmente trabaja como jefe de producción en un combinado lácteo en El Cotorro, en el sur de la capital. En su opinión, “lo primero que debo señalar son los bajos salarios, que obligan a muchos profesionales a abandonar sus carreras. Lo segundo, que nos ubican en puestos que nada tienen que ver con lo que hemos estudiado. Cuando me gradué, me ubicaron en un taller para reparar vagones ferroviarios y mi trabajo consistía en tener el mural actualizado. En Cuba se desperdicia el talento. Por eso muchos jóvenes se van al sector privado o quieren emigrar”.

DIARIO LAS AMÉRICAS le preguntó a diez alumnos de onceno y doce grado si sienten predilección por alguna profesión, y seis reconocieron que todavía no saben cuál carrera universitaria matricularán. Dos respondieron que cuando se gradúen de bachiller piensan emigrar a Estados Unidos con sus padres. Solo dos saben de antemano lo que quieren estudiar, pero aclararon que si pueden gestionar una beca o un master después de graduarse, se marcharían del país.

Norge, directivo de una empresa, reconoce que en Cuba “ha habido un retroceso en la formación profesional. Cada vez llegan graduados universitarios con menos conocimientos o sin ninguna vocación. Después del período especial, en la década de 1990, se deterioró bastante la educación a todos los niveles. Los empresarios extranjeros que invierten en la Isla, prefieren contratar profesionales de otros países, pues consideran que los cubanos están muy mal preparados, sobre todo en las carreras técnicas, determinantes en este siglo XXI. Estamos a años luz de los asiáticos, europeos y norteamericanos. El gobierno debiera replantearse una nueva estrategia en educación. En una nación pobre como la nuestra y sin grandes recursos materiales, el conocimiento humano debiera ser una prioridad, ya que es el único capaz de avalar un desarrollo económico vigoroso en el futuro”.

Carlos, sociólogo, cree que no solo Cuba se ha quedado muy rezagada en materia educacional. “Cuando miras las estadísticas, América Latina marcha a la zaga en la formación de profesionales de calidad e inversiones para el desarrollo. Se nota en las pruebas PISA que evalúan la calidad educativa en cada país. Cuba ni siquiera participa en esas evaluaciones. Los gobernantes piensan a corto plazo, como la exportación y el turismo. No en añadir valor agregado a la producción”.

Diana, bióloga, coincide que es preocupante el retroceso en la formación académica. "Urge implementar una revolución a fondo en el campo de la enseñanza y el conocimiento. Para lograrlo, hay que situar a los mejores maestros, en particular en la enseñanza primaria y secundaria. Si el Estado no toma cartas en el asunto, se puede perder lo alcanzado en el campo de las investigaciones médicas, farmacológicas y biotecnológicas, porque cada vez aumenta más la emigración en esos sectores”.

Preocupa el presente, pero mucho más el futuro. Según el sociólogo Carlos, en un estudio efectuado hace cinco años, “ocho de cada diez profesionales que se marchan de Cuba no tienen planes de regresar a su patria, ni de invertir o ayudar en el desarrollo, incluso, si el Gobierno cambiara y apostara por la democracia”. Y si viajan a la Isla, es por vacaciones, por nostalgia o para ver a sus padres.

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