LA HABANA.- El régimen cubano rechazó este martes y vaticinó su fracaso a las medidas anunciadas por EEUU que restringirán aún más los viajes de sus ciudadanos a la isla, adonde ya no podrán llegar en cruceros ni bajo la popular categoría de visita cultural y educativa conocida como pueblo a pueblo (people to people).
"Rechazo enérgicamente el anuncio de EEUU de nuevas sanciones contra Cuba que restringen los viajes de estadounidenses y endurecen el bloqueo. Pretenden asfixiar la economía y dañar el nivel de vida de los cubanos para arrancarnos concesiones políticas", escribió en Twitter el ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez.
Y agregó: "Fracasarán otra vez".
Esta fue la primera reacción oficial de la isla a las nuevas sanciones difundidas por el Departamento de Estado de EEUU que, previsiblemente, tendrán un alto impacto en la economía cubana, ya de por sí inmersa en la peor crisis de la última década.
Posteriormente, el designado gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, aseguró en la misma red social que su país "no se dejará amedrentar ni distraer con nuevas amenazas y restricciones".
"Trabajo, creatividad, esfuerzo y resistencia es nuestra respuesta. No han podido asfixiarnos. No podrán detenernos. Viviremos y venceremos", agregó.
EEUU anunció este martes que "no permitirá las visitas a Cuba a través de embarcaciones de pasajeros y embarcaciones recreativas, incluidos cruceros y yates, así como aviones privados y corporativos".
La prohibición asesta un golpe al sector turístico, la segunda fuente de ingreso de divisas de la isla, solo precedido por la exportación de servicios profesionales.
Según cifras del Ministerio cubano de Turismo, en el primer cuatrimestre de este año EEUU era el segundo mercado emisor de visitantes a Cuba, con un crecimiento interanual de 93,5%, pese a que legalmente los estadounidenses no tienen permitido viajar a la isla como turistas.
De esos viajeros, el 55% llegó al país caribeño en crucero, una modalidad que creció el 48% respecto al año anterior.
Aunque las nuevas medidas buscan dañar al régimen impuesto por los hermanos Castro, es de esperar que también afecten con dureza al emergente sector privado, ya que muchos de los emprendedores que trabajan por cuenta propia en la isla habían enfocado sus negocios en la oferta de servicios para los turistas de la modalidad de cruceros.
En torno al puerto de La Habana, al que hasta ahora llegaban a diario enormes cruceros con miles de turistas, ha emergido una floreciente industria operada por particulares que ofrecen desde artesanías a recorridos culturales, propuestas gastronómicas y los populares paseos en coches clásicos descapotables de vivos colores.
El primer crucero en arribar a Cuba en más de 50 años fue el "Adonia", de la compañía Fathom (filial de la empresa Carnival), que atracó en el puerto de La Habana el 2 de mayo de 2016 con 704 pasajeros a bordo.
Además de prohibir la llegada de sus nacionales en embarcaciones y aviones (privados o corporativos pero no comerciales), el Departamento de Estado también eliminó la categoría de viajes culturales y educativos de contacto con el pueblo cubano, conocidos en inglés como "people to people" y que habían permitido a miles de personas visitar la isla desde el deshielo iniciado en 2014.
Los vuelos comerciales regulares, que se reanudaron en 2016 tras más de medio siglo, podrán seguir operando entre los dos países.
El Gobierno de Donald Trump alega que las nuevas restricciones buscan hacer frente al "papel desestabilizador" de Cuba en Latinoamérica, especialmente por su apoyo al dictador venezolano Nicolás Maduro y a su homólogo nicaragüense Daniel Ortega.
Desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2017, Trump ha endurecido la política hacia Cuba con reducciones del personal diplomático, la activación de una ley que permite demandas en tribunales estadounidenses por bienes expropiados después de enero de 1959 y sanciones a los hoteles de la isla, aumentando el alcance del embargo económico y comercial.