Por su parte, la delegación de EEUU conformada por Daniel Erikson, consejero nacional del presidente Joe Biden, y Francisco Palmieri, encargado de negocios de EEUU para Venezuela en Colombia, hizo constar que acudieron “de buena fe” porque siempre han estado dispuestos al diálogo.
Sin embargo, la ocurrencia de este contacto “directo” que dejó de lado a la oposición, a escasos días de la elección en la que Nicolás Maduro aspira a la reelección frente al candidato opositor Edmundo González, quien goza de favoritismo según sondeos, deja inevitables reservas sobre el sentido y efectos de este diálogo para el interés nacional, afirmaron los observadores políticos.
Las conversaciones fueron sugeridas por Maduro, tras la invitación de EEUU, sobre la base de “los acuerdos alcanzados en Catar” y estarían enfocadas más en objetivos geopolíticos que en las condiciones del proceso electoral.
La oferta de la administración de Biden, que informó el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Vedant Patel, de ampliar el número de actores venezolanos para el diálogo, en el marco de la reunión, todavía no se ha dado.
¿Elecciones libres?
La exigencia de elecciones libres establecida en el posterior Acuerdo de Barbados, suscrita en octubre de 2023, con la presencia de EEUU, estaría fuera del juego, mientras Maduro asegura una “alianza de intereses” con Biden que también va a la reelección, señala el abogado y analista Miguel Ángel Martín. “Los venezolanos no estamos en esa ecuación”.
Este 8 de julio se habrían visto los primeros resultados. La Oficina de Control de Activos (OFAC por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro autorizó con una nueva licencia la continuidad de exportación de gas a Venezuela, aun cuando siguen restringidas las negociaciones petroleras hasta julio de 2025.
Pero otros analistas políticos cuestionan, además, que la agenda de la reunión de Venezuela y EEUU esté cubierta por la opacidad, una característica que también prevaleció en las conversaciones en Catar, en 2023 y que dio como resultado la posterior liberación por indulto del “testaferro” de Maduro, Alex Saab, en un canje de presos políticos.
“Nadie sabe qué se discutió allí, específicamente”, destacó el consultor Fernando Spiritto, profesor de políticas públicas, quien sostuvo que no ve claro el propósito del diálogo y por ello puede intuir que “lo que busca Maduro es obtener ventajas para ganar tiempo y mantenerse en el poder”.
Frente al terreno especulativo por la falta de claridad, el politólogo Carlos Sánchez Berzaín ha expresado cómo los diálogos pueden servir a los fines de los interesados. “Dialogar con dictaduras siempre es un riesgo, pero no dialogar puede ser peor”, dijo en fecha reciente. “El caso es que las dictaduras del castrochavismo y la dictadura de Cuba como jefe del grupo abren diálogo cuando necesitan oxígeno y luego nada cumplen. Hay que esperar los resultados”, advirtió.
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El Acuerdo de Barbados, precedido por el diálogo entre el delegado de Maduro, Jorge Rodríguez y de la oposición, Gerardo Blyde, en Ciudad de México, en agosto de 2021.
AP, Archivo
Acuerdo de Catar, no de Barbados
Martín resumió porqué el Acuerdo de Catar es la base del diálogo concertado por Maduro, en el que ha quedado de lado el de Barbados, que es resultado de al menos cinco intentos de negociación desde las reuniones en México suspendidas en 2019 y retomadas en 2022 con la facilitación del reino de Noruega para buscar remedios a la crisis.
“¿Qué es lo que quiere el gobierno de Maduro en esta oportunidad? Que EEUU relaje las sanciones, que descongele el dinero que tiene la OFAC. ¿Qué quiere el gobierno de Biden? Negocios de petróleo, luego de que Venezuela alcanzó por la licencia un bombeo de 910.000 barriles diarios, en junio pasado, que ha sido el máximo en cinco años, y también abrir un tema muy sensible para la administración Biden en el marco de elecciones que es la deportación de venezolanos que Maduro se ha negado a recibir”, explicó.
Agregó que otros grupos también entran en el marco de la negociación, como son los “bonistas” de la deuda externa de Venezuela por más de 160 mil millones de dólares, que esperan recuperar el dinero con la reestructuración, así como empresas petroleras.
De las reuniones facilitadas por el Emir de Catar y realizadas secretamente surgió la Licencia General 41 que “autoriza a Chevron Corporation a reanudar operaciones limitadas de extracción de recursos naturales en Venezuela”, según la disposición de la OFAC. Son testimonio las fotografías en las que aparecen Brian Nichols, subsecretario para Asuntos Occidentales por el gobierno de EEUU, y Jorge Rodríguez, por el de Venezuela.
El tema de las elecciones libres no estaría en la negociación.
“Lo que EEUU está pidiendo es que no se pospongan las elecciones, como lo señaló en su intervención el embajador en la OEA, Frank Mora, en la Asamblea General del 28 de junio, pues existe un escenario probable de posponerlas alegando el tema de sanciones”, puntualizó.
El 20 de junio pasado, un diputado de la Asamblea Nacional cercano al chavismo pidió ante el Supremo suspender “cualquier proceso electoral” y que sean diferidas hasta que EEUU levante “todas las medidas coercitivas” (sanciones).
“Cuando vemos lo que está ocurriendo en Venezuela sabemos que el problema real es que las elecciones no son libres ni justas. Ya verificaremos qué va a ocurrir el día de la elección y si logran movilizar suficientes electores, más allá de lo que digan las encuestas que ya sabemos favorecen a Edmundo González Urrutia. Eso es un tema pendiente”, indicó.
No obstante, Martín señaló que más allá del diálogo, en Venezuela “está ocurriendo un movimiento social indetenible, pase lo que pase en las elecciones del 28 de julio, porque el venezolano exige cambio y pide libertad”.
La opacidad inconveniente del diálogo
El énfasis del tema geopolítico en la agenda del diálogo es percibido como la necesidad imperiosa de dejar claro las decisiones a tomar, gane quien gane el próximo 28 de julio, explicó Sipiritto. Sin embargo, consideró que el objetivo de la geopolítica de EEUU está muy sesgado.
“EEUU quiere que haya una participación de empresas en el negocio petrolero venezolano, la reimposición de sanciones dejó una ventana abierta para que las empresas allí individualmente entren al sector y eso seguramente está sobre la mesa, entre otros temas. Pero tal vez lo seguro es que el gobierno de EEUU busca cubrir todos los escenarios, es decir, si gana el gobierno regularizar las relaciones con este, o garantizar elecciones limpias para que la oposición acceda al poder con un traspaso del poder. Eso es lo que habrá que esperar del gobierno de EEUU”, explicó.
Consideró “muy grave”, además, la opacidad de la agenda que propicia todo tipo de especulación.
“No hay una agenda clara como debe haberla en toda negociación entre gobiernos y esto da pie a la especulación. El problema que se ve con este tipo de negociaciones es que no implica una total coincidencia entre EEUU y la oposición, es por eso que lamento la falta de transparencia”, acotó.
El consultor y analista político cuestionó que la oposición no haya sido convocada en estos diálogos.
“Nosotros no sabemos que está pretendiendo en definitiva el gobierno de EEUU y por ello no sabemos si hay coincidencia total con la oposición y eso es muy grave a mi manera de ver. Uno puede inferir que el contacto entre el gobierno y la oposición es muy limitado y sabemos que debe haber discreción, pero tengo la impresión que aquella no tiene mucha idea de lo que se está discutiendo”, señaló.
Sipiritto también afirmó que ante estas circunstancias, no confía demasiado en esas negociaciones. “No creo que estén tan centradas en garantías electorales sino en la geopolítica por parte de EEUU, en Venezuela se quiere ganar tiempo y ventaja de oportunidades que les permita mantenerse en el poder”.
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FUENTE: Entrevistas al abogado Miguel Ángel Martín, consultor Fernando Spirrito, con información de TVNoticias