sábado 4  de  enero 2025
VENEZUELA

Edmundo González Urrutia, al rescate de un país en crisis

El diplomático, candidato presidencial de la oposición unitaria, se propone la transición de Venezuela en poder de Maduro para restaurar la institucionalidad

Por Olgalinda Pimentel

CARACAS.-El diplomático de carrera Edmundo González Urrutia jamás se imaginó ser el principal rival del candidato gobernante Nicolás Maduro, en tiempos totalitarios en Venezuela.

Después de permanecer descifrando la complejidad internacional por más de cuatro décadas, González Urrutia pasó a convertirse, abruptamente, en la tercera postulación electoral de la oposición por la MUD, un “candidato tapa”, tras una no muy complicada escogencia entre la inhabilitada líder opositora María Corina Machado y la Plataforma Unitaria, ante las arbitrarias decisiones electorales del CNE.

Desde el 20 de abril pasado, es el político apoyado por tres organizaciones políticas -hasta la fecha- con más respaldo para enrumbar al país hacia la democracia, a tres meses de las elecciones presidenciales. Su deseo es que se perciba como “la candidatura de la transición” frente “al nivel de destrucción” en que se encuentran las instituciones, la economía, la moneda y la salud del país.

“Es un trabajo titánico el que tenemos por delante”, reconoció el candidato opositor, de 74 años, en su primera declaración, tras decir que anhela un país sano, “sin perseguidos por las ideas”. Sacar al país de su hora menguada no es nada fácil, según destacó, aunque cuenta en buena parte con el reconocimiento internacional.

González Urrutia se sabe no la “tapa” sino “el frasco completo”, dijo, porque se trata de representar la unidad y la identidad de los venezolanos y los intereses del país.

Diplomático a toda prueba

Sin embargo, González Urrutia, nacido en La Victoria, estado Aragua (1949) no presume de su carrera ni de sus aciertos en su larga trayectoria en la política exterior venezolana, aunque a veces prefiere no detenerse en lo que ha sido su operatividad diplomática.

Luego de ingresar al servicio exterior por concurso, en 1971 en Caracas y formarse con rigurosidad para el servicio público, ocupó cargos en la Cancillería durante las administraciones del socialcristiano Rafael Caldera (1967-1972) y el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez (1988-1993) cuando fue embajador de Venezuela en Argelia (1991-1993).

“Uno trabaja para el Estado y no necesariamente para una parcialidad política”, dijo.

También fue embajador en Argentina durante el gobierno de Hugo Chávez (1999-2013) a quien acompañó en sus primeros periplos, hasta que en 2002 debió cesar sus servicios, tras el intento de golpe de Estado, durante el cual mantuvo su postura diplomática en defensa de la democracia venezolana, según consta en un artículo que publicó el 20 de abril de aquel año en el diario La Nación.

“Es un hombre con una bonhomía intrínseca a su rol diplomático; es respetuoso y profundo conocedor de las relaciones diplomáticas. Él sabe quién es quién en política exterior en Venezuela y en el mundo”, comenta una persona que coincidió con González Urrutia en los espacios diplomáticos y quien asegura que hizo buenas relaciones con todos.

Para internacionalistas, él es uno de los especialistas más conocedores del tema fronterizo de Venezuela, particularmente del Esequibo, que se ventila en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y por el que apuesta a la paz.

“El Acuerdo de Ginebra de 1966 es el espacio natural para la búsqueda de una solución pacífica a la controversia. Ese Acuerdo, la negociación bilateral, es reflejo de todo lo que ha sido la construcción de una institucionalidad a lo largo de décadas”, explicó en la entrevista

El diplomático fue también representante internacional de la Mesa de la Unidad Democrática, luego de las exitosas primarias de 2012, y que operó de forma determinante en el triunfo en las elecciones legislativas de 2015, tras 15 años de descalabro opositor. Ha sido su única actuación política pública desde entonces.

“Es muy insistente en su rol diplomático en todos los cargos”, afirma la exrepresentante consular, quien no descarta que con ese perfil que ha sabido trasmitir en sus cargos públicos, el embajador “puede llevar el barco a buen puerto”.

Transición y rescate

Mientras la llegada de González Urrutia se asocia a la del presidente Diógenes Escalante en plena crisis política venezolana en 1945, observadores políticos señalan diferencias entre uno y otro personaje. A diferencia de este último, el embajador es el resultado de un acuerdo entre “múltiples organizaciones políticas, sin el régimen”, y tiene un proyecto político determinante.

En el primer mensaje oficial de González Urrutia por las redes, el 24 de abril, luego de activar sus cuentas en X y en Instagram desde donde envía mensajes a la nación, aseguró estar comprometido y preparado para conducir al país en poder de Nicolás Maduro hacia la democracia.

“Estamos comprometidos a llevar adelante una transición en la que se garantice la libertad de los presos políticos, el retorno de los exiliados y de todos los venezolanos que se han ido y quieran regresar, la adecuación de los poderes públicos para que prime la independencia de los mismos y el posicionamiento para que nuestro país vuelva a ser una referencia democrática internacional", expresó, rompiendo de esta forma la incertidumbre de los venezolanos y llamando a la unidad nacional.

Su propósito, precisó en su primera entrevista, es rescatar la institucionalidad.

“En varios trabajos realizados, están las acciones que se van a acometer en temas de institucionalidad, de liberación de presos políticos, de estabilización de la economía y promoción de inversiones, y no vamos a descansar. Aquí vamos a estar todos unidos trabajando por la recuperación del país”.

Y agregó: “Estoy convencido de que la institucionalización del país, refiriéndonos a la política exterior y al servicio exterior como el brazo ejecutor de esa política, debe respetarse”.

En su primera reunión con la Plataforma Unitaria el 24 de abril, una semana después de recibir su respaldo, González Urrutia insistió en la necesidad de avanzar hacia la recuperación de la democracia”, con abierto pero discreto encanto diplomático.

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FUENTE: Con información de entrevista con César Miguel Rondón; cuenta X de Edmundo González; Diario las Américas

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