Yanaisy Curbelo, madre de Brandon David Becerra Curbelo, uno de los jóvenes manifestantes del 11J condenado a 13 años de cárcel, denunció la pésima alimentación que reciben los reclusos en las prisiones cubanas. A través de un video enviado a la redacción de DIARIO DE CUBA, Curbelo contó que en la última visita a su hijo, otro de los presos le dijo que en el penal Jóvenes de Occidente, donde está encarcelado Becerra Curbelo y varios manifestantes más, "sirven la comida con una tapa de desodorante, la mitad de un huevo hervido y un pedazo de vianda".
"No entiendo por qué", cuestionó la madre. "A la prisión, mala, buena o regular, entra comida. Al preso siempre le han tocado dos huevos, arroz, un pedazo de boniato y un agua de chícharo".
"En la escuela de "los Camilitos" [Escuela Militar Camilo Cienfuegos], que pertenecen a la FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) dan seis comidas al día ¿Esos niños sí tienen derecho a fortalecerse?", se preguntó Yanaisy, estableciendo una comparación entre la alimentación que reciben los presos cubanos y los aspirantes a militares del país.
"A las prisiones llega comida, llega pollo, yogurt y helado; la logística de las prisiones es la que manipula la comida de los reclusos", denunció.
"A veces les dan claria o un aporreado de no sé qué. (...) Me duele que encima de estar preso no le den una ración digna de comida", dijo, al tiempo que expresó su temor a que sus denuncias provoquen que su hijo sea represaliado en la prisión, un mecanismo con que habitualmente el régimen busca callar las denuncias.
Además de Yanaisy, otros familiares de presos condenados por salir a las calles el 11J plantearon las mismas quejas con respecto a la alimentación de sus hijos.
DIARIO DE CUBA sostiene que Bárbara Farrat, madre de Jonathan Torres Farrat, quien se encuentra recluido en la misma instalación que Brandon, contó a DIARIO DE CUBA: "La comida ahí es pésima. A mi hijo le dieron un picadillo mal elaborado. Después le tuvieron que inyectar gravinol cada doce horas durante tres días, porque el picadillo estaba echado a perder y le produjo vómitos. Son pequeñas las raciones y mala la higiene".
Orlando Castillo, padre de Rowland Castillo, otro de los manifestantes del 11J, afirmó que su hijo también padece las situaciones antes descritas. Este padre, que en el pasado sufrió privación de libertad, explicó desde su experiencia el funcionamiento del sistema carcelario cubano.
"En la prisión entra helado, yogurt, pollo, huevo, picadillo, pescado, todo tipo de viandas, y lo que dan de plato fuerte es medio huevo, cuando deberían ser dos. Cuando hay pollo, pican en tres las postas, pero deberían dar el muslo entero. Eso es lo que deberían hacer, pero no lo hacen. Lo mismo ocurre con el aseo, a veces no lo dan para quedarse ellos [los trabajadores de los centros penitenciarios] con eso. Ahí trafican la leche, al yogurt le echan agua y no dan las medidas que son. Muchas veces la comida no tiene grasa y los revoltillos los hacen con agua o los ligan con col", relató Castillo.
DIARIO DE CUBA subraya que los cubanos que van a prisión son dados automáticamente de baja de la libreta de racionamiento, una medida que queda en vigor mientras la persona esté encarcelada. Ello, bajo el supuesto de que la instalación penitenciaria se hace cargo de su alimentación y necesidades básicas. Pero en la práctica, los presos dependen de lo que sus familiares puedan llevarles a las visitas, que puede ser en periodos mensuales o cada cuarenta y cinco días.
Las bolsas que reciben los presos contienen alimentos, cigarros y artículos de aseo personal que les permite una mejor calidad de vida en cautiverio. Aun así, esta situación se convierte en una condena tanto para el prisionero como para la familia, que sufre las mismas carencias que la mayoría de los cubanos.
FUENTE: DIARIO DE CUBA