El denominado “socialismo del siglo XXI”, ese engendro gestado en Cuba y cuyo virus logró incubarse en varios países de la región, incluyendo a Venezuela, Nicaragua y Bolivia, ha demostrado ser un fracaso rotundo en todos los órdenes y ha dejado una grave secuela en el ecosistema del planeta.
Un ejemplo, pero no el único, es el “gran negocio” del régimen de Nicolás Maduro, que puede terminar en otro de los “grandes desaciertos” de la dictadura chavista, bajo el amparo del decreto emitido en 2016 que convirtió alrededor de 112.000 kilómetros cuadrados de selva amazónica en un distrito minero especial, llamado Arco Minero.
Otro problema preocupante es el constante derrame de petróleo que afecta las fuentes hídricas de la región por el mal manejo que el chavismo le ha dado a esta industria, que en el pasado reciente era la cara de una Venezuela pujante. Solo hace pocos meses, dos ríos importantes de ese país se “tiñeron de negro”, hecho que degeneró en una crisis que todavía no se supera del todo.
En este caso, la carencia de un sistema eficiente, automatizado y confiable de alerta temprana, que monitoree el nivel de los ríos, la pluviosidad, la velocidad del viento y otras variables climatológicas es importante para la prevención y atención de emergencias. Está visto que nada de eso puede proveer el régimen de Maduro en detrimento del ecosistema de la región.
En lo que respecta al Arco Minero, Maduro ha dicho que esta zona traería “prosperidad económica y desarrollo minero ecológico”. Sin embargo, a juicio de los especialistas, este “nuevo experimento” del dictador parece ser el “mayor desastre minero y ecológico de América Latina”, y sus primeras consecuencias comienzan a ser demasiado evidentes.
De hecho, el Arco Minero, con su actividad “fuera de control”, está causando estragos en comunidades vulnerables, especialmente en las tribus indígenas de la zona, y, según estudios recientes, podría poner en peligro de extinción desde jaguares y armadillos hasta más de 800 especies de aves que hacen parte de la vasta biodiversidad de la región.
Entonces, el daño que se viene ocasionando deja de ser un tema que solo concierne a los venezolanos para extender la “alerta de peligro” a una extensa área de América Latina, y por ende del planeta, que hoy está al vaivén de los intereses de la dictadura y la “voracidad” de quienes se han llenado los bolsillos con dineros públicos.
Además del necesario llamamiento a la comunidad científica y académica continental para medir el impacto real de este esperpento llamado Arco Minero, es claro que todo aquel dentro del régimen madurista, y los gobiernos que lo apoyan, son responsables de la grave crisis ecológica que acarrea.
DIARIO LAS AMÉRICAS se ha propuesto denunciar, con una serie de reportajes, el profundo daño que el “socialismo del siglo XXI” está infligiendo no solo a un país en crisis, como Venezuela, sino a toda a una región y al planeta.