sábado 2  de  diciembre 2023
OTTO PÉREZ MOLINA

El kaibil que llegó a la presidencia de Guatemala y hoy está de rodillas ante la justicia

Como presidente quiso legalizar la droga para reducir la criminalidad, promesa que no cumplió, tampoco la de hacer un Gobierno transparente

JOSUÉ BRAVO
Especial

“Les afirmo que no renunciaré”, con esa firmeza inquebrantable de militar, Otto Pérez Molina se atrincheró durante meses como presidente, obviando la presión popular que clamaba por su dimisión mientras los escándalos de corrupción en la función pública fueron anunciándose uno a uno por el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad de Guatemala (CIGIG).

Todo cambió en los últimos días desde que la justicia acusó al entonces mandatario de ser uno de los líderes de la Línea, una red de defraudación aduanera cuyo escándalo ya había sacado de su cargo en mayo anterior a su vicepresidenta y persona de confianza, Roxana Baldetti, hoy encarcelada y procesada por corrupción.

Los últimos acontecimientos

El parlamento le retiró su inmunidad y un día después, un juzgado de Ciudad de Guatemala, la capital del país, emitió una orden de captura contra él. Estos últimos acontecimientos obligaron Pérez Molina a cambiar de opinión, según él, “para mantener la institucionalidad del país”.

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“En la situación actual y teniendo por sobre todo el interés del Estado, me corresponde continuar con el debido proceso y por lo tanto presentarme ante la justicia y dirimir mi situación personal, con la convicción de hacer lo correcto, me dirijo a usted y el Honorable Congreso de la República para presentar mi renuncia al cargo de presidente de la República de Guatemala”, dice la carta de renuncia dirigida al presidente del parlamento, Luis Rabbé.

“Con los principios y valores en los cuales me he formado, enfrentaré con la conciencia tranquila los procesos que correspondan. Hoy más que nunca, mi compromiso con el pueblo de Guatemala es someterme con toda entereza, mediante el debido proceso, al imperio de la ley y desvirtuar los señalamientos que hoy se me hacen”, añade la renuncia firmada a las 7 de la noche, hora de Guatemala, del miércoles 2 de septiembre.

Ofreció mano dura contra la criminalidad

Otto Fernando Pérez Molina, de 64 años, es un general retirado del Ejército de Guatemala que llegó al poder el 14 de enero de 2012 ofreciendo mano dura contra la criminalidad que deja 6 mil muertos cada año, y liderar un gobierno transparente. Se convirtió en el primer militar electo popularmente en la nueva era democrática de Guatemala, que se inició en 1985 después de 36 años de guerra interna.

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Su triunfo abrumador que le confirmó el 54.16 por ciento de votos en segunda ronda le quedó como camisa grande frente a la deuda de promesas incumplidas. "En la campaña les di mi palabra y cumpliré mi palabra", decía Pérez Molina el 14 de enero de 2012 en su primer discurso como Presidente. "No puedo dejar de expresar que recibimos un país en crisis, una nación muy cerca de un quiebre económico y moral, necesitamos la restitución de nuestros valores como la honradez, respeto y libertad", resaltaba Pérez Molina en su discurso.

No pudo cumplirle al pueblo. Las familias guatemaltecas siguen sin poder caminar con tranquilidad en las calles, el narco çtráfico sigue penetrado en el país y la corrupción en su Gobierno quedará grabada en la memoria colectiva, mientras él y parte de sus funcionarios tienen que desfilar ante la justicia.

Un hombre de guerra

Formado como kaibil en tácticas contrainsurgentes y de contrainteligencia durante la guerra civil (1960-1996), que dejó unos 200,000 muertos; Pérez Molina siempre fue considerado un hombre de guerra.

"Él es un hombre de guerra, un hombre de inteligencia, un hombre peligroso", afirmó la Premio Nobel de la Paz, la líder indígena Rigoberta Menchú.

Su formación militar académica la inició en 1966 como Caballero Cadete de la Escuela Politécnica, en la Escuela de las Américas y en el Colegio Interamericano de Defensa, con sede en Washington D.C.

En 1982, como Oficial del Ejército, respaldó el golpe de Estado que el ministro de la defensa Óscar Mejía Víctores dio al general Efraín Ríos Montt cuando se autoproclamó Presidente de la República.

Entre 1993 y 1995 fue Jefe del Estado Mayor Presidencial por disposición del Presidente de la República, Ramiro de León Carpio. En 1996 fue parte de la firma de los acuerdos de paz en su país, por eso era llamado el general de de la paz, al haber firmado en nombre del Ejército los acuerdos; aunque también fue jefe de los servicios de inteligencia del Ejército, de la Dirección de Inteligencia Militar (G2 ).

En el pasado fue acusado de violaciones de los derechos humanos, pero Pérez se escudó en que todo ocurrió en el marco de la guerra y en que se retiró del ejército en 2000. En 2003 fue elegido diputado y en 2007 fue candidato a la presidencia, siendo derrotado en segunda vuelta por Álvaro Colom.

Dirigía marchas contra el expresidente Portillo

Antes de llegar al Congreso, dirigía las marchas contra el expresidente Alfonso Portillo, a la postre condenado en Estados Unidos por lavado de dinero obtenido de la corrupción. Ironías de la vida. Portillo concluyó su mandato en 2004. Pérez pretendía llegar hasta el final del suyo, en enero de 2016.

Nacido en Ciudad de Guatemala el 1 de diciembre de 1950, tiene dos hijos con Leal, con quien está casado desde 1971: Lissete --administradora de empresas-- y Otto, quien ganó la alcaldía de Mixco, municipio cercano a la capital, por el partido de su padre.

Realizó estudios superiores de Defensa Continental; estudió el programa de Alta Gerencia en el INCAE/Escuela de Negocios de Harvard, con sede en Costa Rica. Completó la Maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad Francisco Marroquín, con reconocimiento académico Cum Laude. Además, fue columnista del diario Prensa Libre.

Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti. (ARCHIVO)

Aunque no pudo disminuir la inseguridad como lo había prometido en campaña, creó dos fuerzas de tareas policiales para combatir y prevenir los secuestros y femicidios en Guatemala; inició la construcción de una cárcel de máxima seguridad, financiada por el gobierno de Taiwán.

Al inicio de su gobierno generó todo un debate nacional y regional, por su polémica propuesta de reducir la inseguridad en su país y Centroamérica legalizando la droga, idea que al final no prosperó.

Pérez Molina creó junto con Baldetti en 2001 el Partido Patriótico, el mismo que lo llevó al poder. Hoy los dos están en el banquillo de los acusados.

Los delitos por los que la Fiscalía requiere a Pérez Molina son asociación ilícita, cohecho pasivo y caso especial de defraudación aduanera, los mismos por los que su exvicepresidenta Baldetti fue encarcelada.

Además de La Línea, otro escándalo que sacudió a su gobierno fue la aparente defraudación de 15 millones de dólares al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).

El 20 de mayo el gerente del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), Juan de Dios Rodríguez, y 17 personas de la junta directiva fueron acusadas por una red de corrupción y defraudación millonaria en contratos anómalos en el IGSS con los que favorecieron a la empresa Pisa para darles tratamientos a enfermos renales. El servicio no fue de calidad, ya que murieron 13 pacientes.

La renuncia del mandatario será efectiva una vez la acepte el Congreso, que se prevé lleve a cabo una sesión extraordinaria en las próximas horas.

El periódico guatemalteco Prensa Libre informó que en la tarde, la instancia legislativa juramentaría al actual vicepresidente, Alejandro Maldonado, un abogado conservador y expresidente de la Corte de Constitucionalidad, quien asumiría la presidencia de manera interina.

Maldonado se quedaría en el cargo hasta el 14 de enero del próximo año, cuando debía terminar el período original de Pérez Molina.

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