lunes 20  de  enero 2025
AMÉRICA LATINA

Enemigos de EEUU amplían alianzas estratégicas en Latinoamérica

Hay proyectos de Pekín, Moscú y Teherán en diferentes países de Latinoamérica, pero sus funciones por separado pueden coordinarse y amenazar la democracia
Por MARTÍN AROSTEGUI

ESPECIAL

En una escena de la famosa película Trece Días, que aborda la crisis de los misiles de 1962, periodo también conocido como Crisis de Octubre, el presidente Kennedy instruye a su secretario de estado de que consiga un voto unánime en la Organización de Estados Americanos (OEA) para que se condene el emplazamiento de misiles nucleares rusos en Cuba. “Lo quiero unánime”, insiste el presidente, y así fue. Es dudoso que tal orden pueda ejecutarse hoy.

Las revelaciones recientes sobre la construcción de una base China de espionaje electrónico en las afueras de La Habana podría ser la punta del iceberg de una creciente infraestructura de inteligencia militar, tecnológica y de control social desplegada por China y sus aliados en toda America Latina, mediante acuerdos con gobiernos del hemisferio cada vez más complacientes hacia las potencias enfrentadas con EEUU. Según informaciones desveladas esta semana por el Wall Sreet Journal (WSJ), el acuerdo con China también incluye el despliegue de militares chinos para entrenamientos conjuntos con el ejército cubano.

La base china de Lourdes, en Bejucal, a las afueras de La Habana, que está en proceso de ampliación con la instalación de potentes antenas y sensores capaces de captar y descifrar comunicaciones por todo el hemisferio, sería la facilidad de escucha más avanzada en América Latina, enlazando con una red de estaciones de control satelital instaladas por China en varios puntos del continente. Rusia también mantiene sistemas de defensa aérea en Venezuela donde además se alberga una fábrica de drones iraní.

China por doquier

Puertos navales chinos están bajo construcción en Argentina y Perú mientras que avanzados sistemas de vigilancia social, diseñados con tecnología 5-G por Pekín, sirven para mantener regímenes represivos en el poder.

“Son proyectos separados, pero sus funciones pueden coordinarse ya que es difícil imaginar un conflicto con China que no involucre a Rusia o Irán con su patrón y aliado”, dice el profesor Evan Ellis, especialista en asuntos latinoamericanos del US Army War College, quien piensa que la guerra en Ucrania ha estrechado la colaboración entre potencias totalitarias. El presidente iraní, Ebrahim Raisi, visitó Cuba, Venezuela y Nicaragua la semana pasada, declarando que “nuestras relaciones no son relaciones normales diplomáticas sino relaciones estratégicas”.

Una red de estaciones de enlace satelital construidas por China opera en Venezuela y Bolivia, desde la base aérea Manuel del Río en Caracas y una reserva militar en el estado Bolívar, hasta la base Amachuma en La Paz y la base La Guardia en Santa Cruz del oriente boliviano. Se instalaron unos años después de que China negociara con Cuba en 1999 la concesión de la base de Lourdes. En esa época, el régimen Chavista inició compras multimillonarias de sofisticado armamento ruso, que han llegado a incluir cazas Su-25 y misiles S-300. Recientemente, Irán ha instalado una fábrica de drones Mohajer-6 en Venezuela que también sirve de punto de entrada de sus fuerzas especiales, Quds, según informes de del Pentágono.

Una red

China puso en órbita el primer satélite boliviano Tupac Atari poco después del lanzamiento del venezolano Simón Bolívar en los años 2000. Venezuela mantiene estrechos vínculos militares con Bolivia donde ha enviado un centenar de oficiales de alto rango en recientes días a “fines académicos”, según portavoces del gobierno. Los operadores de las instalaciones satelitales, en ambos países, son militares entrenados en China y técnicos chinos tienen acceso a las instalaciones. En Nicaragua hay una potente estación de radar y comunicación espacial en las afueras de Managua instalada y operada por personal ruso.

La mayor base espacial china, Tiangong está en Argentina, en el punto más al sur del desierto patagónico ocupando un área de 200 hectáreas que contiene una antena de la altura de un edificio de 16 plantas, cercada por vallas de 8 metros con púas. Es operada exclusivamente por personal chino de la Agencia General de Control y Monitoreo Satelital que está bajo el control del Ejército chino. Argentinos no pueden acceder a la base sin permiso y gran parte de la información y señales captadas, circulan por bandas cerradas del sistema de comunicación militar chino.

China afirma que las instalaciones forman parte de la red global de apoyo de su programa de exploración espacial. El Center for Strategic and International Studies en Washington explica que estaciones terrestres de satélite permiten a sus operadores comunicarse con sus astronaves, recibiendo información y enviando órdenes para cambiar su posición y apuntar en una dirección especifica, lo que fácilmente puede utilizarse a fines militares.

Guía para misiles

En caso de guerra, las estaciones podrían ayudar a guiar misiles hipersónicos, lanzados sobre el polo sur para esquivar las defensas aéreas estadounidenses NORAD, contra blancos identificados con información recibida desde la estación de escucha en Cuba o asistir en operaciones ofensivas y de reconocimiento usando drones lanzados desde varios puntos en el Caribe.

La base de Lourdes también puede servir para efectuar ‘hackeos’, ataques cibernéticos e interceptar a cientos de miles de conversaciones telefónicas. Expertos consultados por DLA estiman que por el momento, su mayor tarea sería la de rastrear transmisiones de objetivos clave para identificar sus “firmas” electrónicas.

Para contrarrestar la creciente actividad de China, Rusia e Irán en América Latina, EEUU dispone de una presencia militar limitada, diseñada para operaciones antidroga en Curasao, El Salvador y una en Honduras que pronto podría cerrarse ya que el gobierno de Xiomara Castro ha decidido dar un giro radical hacia Pekín, integrando a Honduras en el programa “Ruta de Sonda y Seda”.

En el cono sur

Entre las decenas de proyectos tecnológicos y de infraestructura que China financia en 21 países latinoamericanos, uno de los que destaca por su potencial “doble uso” civil y militar, según la comandante de SOUTHCOM, Gen. Laura Richardson, es un puerto bajo construcción en Tierra del Fuego, muy cercano a la estación Tiangong. Está diseñado para el transporte y almacenamiento de sustancias químicas y minerales como el litio, cuya producción china está acaparando en el cono sur, donde se encuentran las mayores reservas mundiales del mineral esencial para la manufactura de sistemas de computación, telefonía móvil, vehículos eléctricos y armas de precisión.

China tiene al menos 10 licitaciones presentadas para minar litio en Argentina y ya obtuvo una de las mayores reservas del país mediante la adquisición de una empresa canadiense facilitada por el gobierno de Justin Trudeau. A principios de año, un consorcio de empresas chinas cerró un contrato con el gobierno boliviano otorgándoles control de su mayor reserva de litio del Salar de Uyuni, dejando fuera a la empresa norteamericana Lilac solutions de Bill Gates a pesar de su largo cortejo al régimen izquierdista.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar