lunes 17  de  febrero 2025
AMÉRICA LATINA

Honduras reforma su constitución y se monta a ola reeleccionista de Latinoamérica

Honduras se montó a la ola reeleccionista de Centroamérica y el resto de América Latina, al reformar la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia  los artículos de la Carta Magna que impedían abordar el tema y provocó en 2009 el golpe de Estado contra el mandatario Manuel Zelaya
 

JOSUÉ BRAVO
Especial

Honduras se montó a la ola reeleccionista de Centroamérica y el resto de América Latina, al reformar la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia  los artículos de la Carta Magna que impedían abordar el tema y provocó en 2009 el golpe de Estado contra el mandatario Manuel Zelaya.

Con la reforma, ventilada en el ámbito judicial y no por medio del Parlamento, donde se aprueban y modifican leyes, completa la docena de países latinos donde existe reelección presidencial continua y alterna como lo son Nicaragua, Costa Rica, Cuba, Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile, Uruguay, Brasil y Argentina.
La Sala Constitucional de Honduras resolvió dos recursos contra artículos constitucionales que prohibían la reelección; el primero presentado en diciembre de 2014 por 15 diputados del gobernante Partido Nacional y uno de Unificación Democrática, y el segundo a inicios de este año, del expresidente Rafael Leonardo Callejas (1990-1994).

Los legisladores presentaron un recurso de inconstitucionalidad contra el artículo 239 de la Carta Magna que prohibía la reelección y pidieron derogar el 330 de la Constitución de Honduras, el cual ofrecía cárcel a quienes promovieran un nuevo mandato en la presidencia.

"Es el derecho de petición que me asiste, está basado también en los mismos derechos constitucionales, en la Convención Interamericana de los Derechos Humanos", dijo por su parte Callejas, cuando en marzo anterior recurrió a favor de la reelección. El mandatario aspirará de nuevo a gobernar a los hondureños.

Simpatizantes del izquierdista Partido Libertad y Refundación protestaron por la reformas aprobadas por cinco magistrados de la Sala Constitucional (aunque un magistrado dio marcha atrás después), ya vigentes luego de ser publicadas en el diario oficial La Gaceta.

Varios diputados del Partido Anticorrupción presentaron una querella al Ministerio Público en la cual exigieron investigaciones y respuestas. “Esperamos que esta denuncia, que es por un delito de traición a la patria, sea investigada y judicializada”, declaró el jefe de la bancada de esa fuerza política, Luis Redondo.

El expresidente Zelaya defendió la idea de promover un referendo para que la sociedad decida.

El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, saludó las reformas al asegurar desde el exterior que “la reelección es algo que es la regla general en los pueblos del mundo. La prohibición es la excepción. Honduras tiene que avanzar. Somos una democracia y el pueblo tiene que decidir si quiere o no a un expresidente o a alguien que nunca lo ha sido".

El antecedente de estos cambios que reconfiguran el panorama político de esta nación centroamericana data de 2009, cuando ocurrió el golpe de Estado contra Zelaya. 

Previo al 28 de junio de ese año, día del golpe, Honduras estaba sumida en una crisis política entre el Gobierno de Zelaya, el Congreso Nacional, el Tribunal Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia  sobre la legalidad de una Cuarta Urna, para votar un referéndum y cambiar la Constitución por medio de una Asamblea Constituyente.

Los opositores a Zelaya lo acusaron de querer cambiar la constitución por medio de la Constituyente aunque él lo negaba. El entonces mandatario no acató la prohibición del Tribunal Electoral y la Corte de la Cuarta Urna con base a una ley aprobada cinco días antes, y mantuvo la consulta para realizarla en junio y ordenó al Ejército distribuir las papeletas.

Zelaya destituyó al general del Ejército Romeo Vásquez por negarse a distribuir el material para la Cuarta Urna, lo cual provocó la renuncia de los jefes de la Armada y la Fuerza Aérea. 

La madrugada del 28 de junio las fuerzas armadas sacaron de su casa a Zelaya y lo desterraron hacia Costa Rica, adonde lo mandaron en avión privado. El Congreso Nacional aceptó una supuesta carta de Zelaya en la que exponía su renuncia a la presidencia, misma que fue desmentida por el depuesto presidente desde su exilio.

El golpe terminó de ser maquillado en el Congreso Nacional mediante una destitución, alegando haber violado la Constitución Política, y el entonces presidente del parlamento, el diputado Roberto Micheletti, fue designado como presidente.

Michelleti fue el gobernante de facto desde el 28 de junio de 2009 hasta el 27 de enero de 2010, cuando asumió el nuevo mandatario electo Porfirio Lobo.
En América Latina la reelección presidencial divide opiniones, entre quienes creen en su prohibición total para frenar abusos de poder y los que las avalan, dejando al pueblo el derecho a elegir a quien quiera las veces que así lo considere.

Las maniobras políticas para lograr la reelección presidencial en Centroamérica no son nuevas. En 2003, la Sala Constitucional de Costa Rica revocó una norma constitucional que prohibía la reelección de los expresidentes, con lo que allanó el camino al entonces exmandatario Óscar Arias. 

El fallo revocó una enmienda de 1969 al artículo 132 de la Constitución de 1949, lo que permitió que Arias retornada al poder en ese país en el 2006. Aunque en Costa Rica quedó el sinsabor de haber enmendado la Constitución vía judicial y no en el Parlamento, Arias fue reelecto por cuatro años en 2006, luego de gobernar por primera vez en Costa Rica entre 1986 y 1990.

A él se le atribuye las reformas constitucionales en varios intentos, con apoyo de magistrados afines, aunque él no lo reconoce.

Con la maquinaria institucional y partidaria que maneja en Nicaragua, Daniel Ortega puede ser presidente las veces que quiera. Sus diputados leales en el Parlamento ratificaron en enero de 2014 reformas a la Constitución política que en su punto medular establece la reelección presidencial indefinida.

Aprobadas en primera instancia el 10 de diciembre de 2013 y ratificadas en segunda legislatura en enero 2014, con 64 votos a favor (63 sandinistas y un liberal) y 25 en contra, Ortega se allanó el camino para que siga instalando su “dictadura”, como le llama la oposición a su Gobierno, al reformar 40 artículos de la Constitución.

Los aspectos importantes son la reelección continua, poder ganar una contienda presidencial en primera vuelta con mayoría relativa de votos, facultad para emitir decretos ejecutivos a fuerza de ley, la no obligación del presidente de brindar un informe anual al Parlamento, que los funcionarios con cargos vencidos puedan mantener su puesto hasta que no haya otra elección y la ocupación de militares y policías a cargos del Estado que no sean de elección popular.

Ortega fue electo por primera vez como presidente en 1984, en plena revolución sandinista y luego de coordinar la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de 1979-1984.

Perdió su primera elección en 1990 ante Violeta Barrios de Chamorro; luego, en 1996, ante Arnoldo Alemán y en 2001, ante Enrique Bolaños. Volvió al poder ganando la elección en 2006 y se reeligió en el 2011 en medio de denuncias de fraude.

Este tercer Gobierno de Ortega y el segundo continuo iniciado en 2012 son calificados por sus opositores como inconstitucionales, al no haber reunido en ese momento los votos suficientes en el congreso para reformar la Constitución que permitiera libremente reelegirse.

Los magistrados sandinistas de la Corte Suprema de Justicia resolvieron que los artículos de la Constitución que prohibían ser presidente del país a quien haya ejercido el cargo en dos ocasiones, eran inaplicables para Ortega, además de que permitieron la reelección consecutiva de alcaldes y vicealcaldes en Nicaragua.

Fue así como Ortega se presentó a las urnas en noviembre de 2011 nuevamente como candidato del Frente Sandinista, ganando unas elecciones en medio de denuncias de fraudes y con la sombra de la inconstitucionalidad por la argucia de sus magistrados en la Corte.
Con las reformas, todos los candados legales fueron abiertos para permitir la perpetuidad en el poder a un presidente que dirige un país con la fuerza del poder.

En Cuba los hermanos Castro han disfrazado su dictadura mediante reelecciones aprobadas en la Asamblea Nacional del Poder Popular, bajo total dominio de ellos.

En Colombia la Constitución permite desde 2004 dos mandatos presidenciales consecutivos, un impulso liderado por el entonces mandatario Álvaro Uribe, quien además hizo un intento fallido en 2010 para reelegirse por tercera vez; pero ahora el actual presidente Juan Manuel Santos impulsa un proyecto en el congreso para adoptar otra vez la reelección en periodos alternos.

Las constituciones de Uruguay y Chile ya permiten la reelección alterna. En Venezuela el fallecido presidente Hugo Chávez impulsó cambios en la constitución de 1999 para la reelección indefinida. 

En Bolivia, Evo Morales, en 2009, tres años después de llegar al poder, también hizo cambios mediante ley en 2013 con efecto retroactivo para reelegirse en 2014. En Ecuador Rafael Correa, en el poder desde 2007, también promovió un cambio de la Constitución de 2008 que limita a dos los mandatos presidenciales consecutivos y establecerla de manera indefinida.

Así las cosas, en América Latina los presidentes reelectos son Daniel Ortega, de Nicaragua -lleva tres perÍodos y podría continuar, Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador), Raúl Castro (Cuba), Juan Manuel Santos (Colombia), Dilma Rousseff (Brasil), Cristina Fernández (Argentina), Michelle Bachelet (Chile) y Tabaré Vázquez (Uruguay).

 

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