MIAMI.- Cuánta razón destilaba la pluma de José Martí. Entre las frases universalizadas sin distinción de fronteras una en particular sentencia: “Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia, nada construyen, porque sus simientes son de odio”; sobre ellos parece erigirse la dictadura comunista de La Habana, con su carácter cercenador, capaz de aniquilar generaciones, acribillar la esperanza y dar un tiro de gracia a las expectativas de progreso individual.
Para derribar a un enemigo primero hay que conocerlo, y el activista de derechos humanos y director ejecutivo del Centro para una Cuba Libre, John Suárez invierte su tiempo, preparación y esfuerzo para desnudar la verdadera naturaleza del régimen castrista, impulsar iniciativas para reinstaurar el estado de derecho y la democracia en la mayor de las Antillas y derrocar al desgobierno que tiene sumido en la miseria al pueblo cubano, pero convencido a la vez de la importancia de la cultura en el proceso de transición.
“Lamentablemente dentro del comunismo lo primero que se pierde es la confianza entre las personas. Se crea el estado policíaco donde los hijos delatan a los padres y viceversa. El comunismo tiene brazos largos lo hemos visto en Europa del Este. Se trata de recuperar la democracia, sí, pero también esa confianza entre los seres humanos” dijo a DIARIO LAS AMERICAS, Suárez y enfatiza sobre la necesidad de la unidad y destierro de los fantasmas de la traición “Yo creo que lamentablemente, en los años 70, personas del propio exilio fueron a Cuba a espiar a sus propios hermanos” hay que conformar un bloque, “somos un pueblo con virtudes y defectos”, depende de los compromisos individuales y colectivos.
Sin embargo, no es tan complicado: “Lo más básico es implementar un estado de derecho, respetar la libertad de expresión y los derechos fundamentales, propiciar elecciones libres y transparentes; sobre esa base se puede recuperar Cuba, con el tiempo. Pero parte de ese trabajo tiene que pasar por la educación y la enseñanza de la historia cubana verdadera, no la secuestrada por la dictadura”, afirma Suárez quien fue oficial de programas para América Latina en Freedom House.
“Se va a necesitar de todos, del exilio, de la sociedad civil dentro y fuera de la isla, y de tener un encuentro nacional y abordar la verdad de la república hasta 1952 que ha tratado de hacer desaparecer la dictadura”, la historia es parte de la cultura y la cultura, tienen una relación simbiótica.
Para Suárez urge destacar que hoy la semilla de la libertad encuentra tierra fértil: “Los cubanos están preparados. Después de 65 años, los cubanos quieren cambios y se evidencia en cada uno de los casos de personas exigiendo libertad en Cuba”, ello es sinónimo de valentía y sacrificio porque “es fácil hacerlo en el exilio, pero el hecho de manifestarse en la isla tiene consecuencias, muerte y cárcel” y aún así levantan la voz.
“Estamos más cerca de la libertad” sostiene Suárez y aclara que “el comunismo tiene tendencia a durar mucho, la Unión Soviética fueron 70 años, en China se mantiene, pero ahora con la desaparición de la primera generación comunista en Cuba creo que las condiciones están preparadas para un cambio”.
Suárez, que ha testificado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington, D.C., el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra y sirvió como intérprete para disidentes cubanos en audiencias en el Congreso, nació de padres cubanos, en territorio estadounidense y se identifica a sí mismo como cubano.
“En el caso mío mi familia salió antes de Castro, pero el dolor de lo que ha venido después ver al cubano tratado como ciudadano de tercera o cuarta categoría en su propio país, duele mucho”.
“En mi casa se mantiene la cubanía y por supuesto eso no excluye a la comida: picadillo, moros, yuca y masitas de cerdo”, sonríe Suárez mientras lo dice. Luego medita, piensa, habla acerca de las tradiciones que le fueron heredadas: “Disfruto mucho un café cubano, amigos, música de Celia Cruz y Carlos Varela, mi gente”.
Cada parte de la cultura es un arma. Es el camino para la reconstrucción de la nación. Por ejemplo “la canción “Por si acaso no regreso” de Celia es muy emotiva y representa la esperanza de una Cuba futura. Un momento cumbre fue “el grito de Viva Cuba libre de Olga Guillot”, la eterna voz del bolero “todavía lo siento”.
Hoy, John Suárez es un luchador de élite contra esos bárbaros que describió Martí. Desde su trinchera sus palabras hacen temblar a los plebeyos de la dictadura.
* Suárez es graduado de la Universidad Internacional de Florida y de la Universidad Francisco de Vitoria de España. Desde 2009 mantiene el blog Notas del barrio del exilio cubano.
@YoandyCastaneda