BUENOS AIRES.-STEFANO PORCILE
Especial
Las hipótesis y conjeturas continúan disipadas, pero las pruebas sostienen que alguien mató a quien investigaba el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina en 1994
BUENOS AIRES.-STEFANO PORCILE
Especial
“Encontraron al fiscal Alberto Nisman en el baño de su casa de Puerto Madero sobre un charco de sangre. No respiraba. Los médicos están allí”. Con este tuit del periodista Damián Patcher, se retrató de antemano la fatídica noche del 18 de enero de 2015.
Así comenzó el caso más intrigante de los últimos tiempos en Argentina. Los misterios del asesinato de Nisman podrían estar comenzando a esclarecerse con la investigación del fiscal Ricardo Sáenz. La hipótesis de un homicidio vuelve a tomar fuerzas.
Un nuevo capítulo se abre en el crimen más polémico del siglo XXI en Argentina hasta hoy. Durante la semana, el fiscal general de la Cámara del Crimen, Ricardo Sáenz, sostuvo que Alberto Nisman fue "víctima del delito de homicidio" y pidió que la causa por la investigación de su muerte pase al fuero federal.
Con su dictamen, Saénz se sumó a la postura de las querellantes en la causa (las hijas de Nisman y su madre) quienes sostienen que el fiscal fue asesinado por trabajar en la investigación del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA ) en 1994 y en que murieron 86 personas.
Entre los elementos más contundentes de su investigación, Sáenz resaltó que el arma que produjo la muerte de Nisman deja residuos de disparo, pero en la mano del fiscal no hubo rastro alguno: "No caben dudas de que no fue Alberto Nisman quien disparó el arma que le dio la muerte, lo que necesariamente lleva a concluir que fue víctima de un homicidio", sostuvo en su escrito.
Por otro lado, Sáenz apuntó contra Diego Lagomarsino, el técnico informático amigo de Nisman, quien le otorgó un arma al fiscal y de la cual salió disparado el proyectil que lo mató. Rápidamente los medios nacionales hicieron eco de esta novedad y volvieron a cargar contra el técnico informático.
Otro de los puntos que llamó la atención al fiscal Sáenz y que expresó en su informe fue que no se encontraron huellas digitales en la escena del crimen. El departamento de Nisman estaba “limpio”, ya que no había rastros de ADN humano perteneciente a otras personas que visitaron su casa horas antes de su muerte. Además, el contenido entero del teléfono del fiscal había sido borrado y no se encontraron registros de llamadas telefónicas, ni mensajes de texto o chats que mantuvo el fallecido.
El caso Nisman está lejos de llegar a buen puerto. Por el momento, las hipótesis y conjeturas continúan disipadas y no hay información clara al respecto. Sin dudas, el crimen es el más polémico de los últimos tiempos y tendrá muchos capítulos en un futuro cercano.
¿Cristina a indagatoria?
Algunos medios argentinos no descartan la posibilidad de que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner deba declarar ante la justicia por lo sucedido. Antes de morir, Nisman la acusó de encubrir el atentado a la AMIA de 1994 pergeñando, impulsando y firmando el Memorándum de Entendimiento con Irán, país de origen de los principales sospechosos del atentado. Llegado el caso, la exmandataria deberá dar explicaciones sobre qué hizo el 18 de enero de 2015, qué comunicaciones telefónicas y virtuales tuvo, y cómo se enteró de la muerte de Nisman.
Historial del caso
Luego de que Patcher hiciera pública la información de la muerte del fiscal vía Twitter, la Casa Rosada, sede del Gobierno argentino, difundió en su cuenta oficial que el periodista se estaba fugando del país, vía Uruguay, a Israel. Una vez refugiado en Medio Oriente, Patcher no volvió a Sudamérica.
La conmoción que generó este acontecimiento hizo que hasta entonces la presidenta Fernández de Kirchner se pronunciara sobre el asunto. De inmediato, Cristina cerró la SI (Secretaría de Inteligencia) y abrió en febrero la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
El escándalo cobró dimensiones aún mayores cuando varias fuentes señalaron que el exespía y director de Contrainteligencia de la SI, Jaime Stiuso, era un partícipe activo en la investigación que llevaba adelante el fiscal Nisman sobre el atentado a la AMIA en 1994. Durante el trabajo del fiscal, Stiuso habría sido su principal fuente de información. Desde el Gobierno de Cristina le atribuyen al exespía su salida de la institución de inteligencia, luego de que Nisman presentara la famosa denuncia en la que acusa a la Cristina de haber ideado un supuesto plan para encubrir a los presuntos autores iraníes del atentado a la mutual judía.
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