En su empeño por ser un fiel cumplidor del juramento hipocrático que asumió al graduarse de médico, Oscar Elías Biscet se convirtió en una figura de confrontación para la dictadura cubana.
El doctor Oscar Elías Biscet, acreedor de la Medalla Presidencial de la Libertad de EEUU, sostiene e impulsa el método de la desobediencia civil pacífica contra la dictadura
En su empeño por ser un fiel cumplidor del juramento hipocrático que asumió al graduarse de médico, Oscar Elías Biscet se convirtió en una figura de confrontación para la dictadura cubana.
Ejercía como especialista en medicina interna en el hospital materno del municipio habanero de Diez de Octubre y su postura provida, opuesta a la práctica indiscriminada de abortos, conllevó al apelativo de incómodo.
Asimismo, basado en su convicción cristiana, desde la fundación Lawton que creo, Biscet se identificó por su activismo en defensa de derechos humanos.
La verticalidad de su postura, aunque llevada a la práctica desde los principios de la desobediencia civil con métodos pacíficos, le valió arrestos y que, en 1988, fuera expulsado del sistema de salud cubano.
Durante la oleada represiva de 2003, como parte del llamado grupo de los 75, el doctor Biscet fue condenado a 25 años de prisión; en marzo de 2011, excarcelado bajo la figura de licencia extrapenal, lo cual significa que cada vez que las fuerzas represivas lo estiman, le toman bajo arresto.
En 2007, durante la administración de George W. Bush, el doctor Biscet fue acreedor de la Medalla Presidencial de la Libertad de EEUU.
Aunque permanece bajo amenaza y asediado por la Policía política, el doctor Biscet, creador y líder del proyecto Emilia, se niega a abandonar Cuba.
Las fuerzas opositoras, movimiento cívico cubano de derechos humanos, han sido un factor del despertar civilista, de la población en la Isla y en el exilio.
Durante muchos años con paciencia, sabiduría y una resistencia heroica logró poner en la palestra pública nacional e internacional los valores del republicanismo de los derechos humanos. Desde un inicio, la tiranía castro comunista, a través de los medios de información -todos bajo su control- lanzó muchísimos epítetos degradantes contra estas personas humanistas y prodemocráticas, pero con una intensa labor cívica se revirtió esa situación adversa en la sociedad. Ya la población cubana hablaba de la gente de los derechos humanos y algunos de esos activistas fueron buscados para hacer graves denuncias de la situación existente en el país; con el tiempo, esas acciones fueron en aumento y ganaron respeto como símbolos del civismo del pueblo cubano. Hasta la dictadura comunista que vituperaba los derechos humanos se vio obligada a reconvertir tal situación y defender públicamente en la isla y eventos internacionales los derechos humanos, aunque hasta la fecha, nunca en las imprentas estatales han publicado la Declaración de Derechos Humanos (DUDH), ni explicado en las escuelas y universidades del sistema escolar sus contenidos.
La lucha cívica de los activistas de derechos humanos fue ejemplo para que multitudes de personas que no se presentaran a votar en los falsos y manipulados referendos y elecciones promovidos por el Partido-Estado, el Partido Comunista de Cuba (PCC), único oficial en el país. Muchos de los manifestantes durante las protestas del 11J (11 de julio de 2021) y las del 17M (17 de marzo de 2024) exigieron lo mismo que la oposición, libertad, abajo el comunismo y la realización de acciones de forma pacífica; que en un nivel más profundo sería el método de la desobediencia civil. El objetivo de la oposición democrática o movimiento de derechos humanos es construir la sociedad civil; si no existen, crear las ONG y de estar presentes, fortalecerlas y que cumplan su rol, independencia, libertad y estar contra la injusticia ejercida por el régimen.
Cuando se vive bajo una tiranía todas las personas deben de luchar contra esas injusticias. No obstante, estoy seguro de que podremos juntos todos los cubanos hacer a Cuba libre. Para capitalizar el descontento popular en acciones con el movimiento cívico es algo más difícil pero posible. Otros pueblos lo han realizado, por qué no el pueblo cubano. Esto se fortalecería con un flujo de información libre. Toda esa experiencia internacional la debemos hacer efectiva en Cuba. Hay que recordar que la tiranía cubana es un régimen totalitario comunista, de corte soviético, tiene todos los medios de información y comunicación en su poder a través del control de la policía política o Departamento de Seguridad del Estado y el Partido Comunista. Además, desterró del país un porciento alto de la disidencia y más recientemente promovió un éxodo con más de medio millón de personas solo a los EEUU, que ralentiza la obra libertaria. Asimismo, el pueblo cubano no solo lucha contra la poderosa tiranía y su policía política, sino que sus esfuerzos cívicos se neutralizan por el apoyo financiero, económico, comercial y moral de los países democráticos a la tiranía; estos apoyos están muy lejos de la razón y la justicia de aquellos eventos de sanciones internacionales a Sudáfrica racista, Cuba es mucho peor que Sudáfrica. Cuba es bantustán de injusticia e iliberalidad y segregación ideológica para todos los cubanos de todas las razas y etnias.
En Cuba la resistencia contra la tiranía está activa y todos quieren un cambio definitivo. Esto se llama en física el índice de masa crítica. Lo que hace que esta realidad de cambio se acerque cada día a su objetivo final, la desintegración de la dictadura y restablecimiento de una sociedad libre. Aquellos anhelos de cambio del pueblo cubano, el régimen tiránico no ha podido aplastarlos; ni condenando a una joven mujer a 15 años de cárcel por solo expresarse pacíficamente, ni a una centena de mujeres y decenas de niños como prisioneros políticos y de conciencia. Y mucho menos con las amenazas públicas de pena de muerte o cadena perpetua por el fabricado delito de sedición; cuando simplemente reclaman el derecho a vivir en el cumplimento de los derechos humanos y en libertad. En Cuba existe dos fuerzas de pensamiento político estratégicos: los que se proponen desintegrar a la tiranía castro comunista y los que desean una evolución con ella porque creen lograrán una trasformación. Esta última opción se manifestó recientemente en Nicaragua y Birmania (Burman) y ahora se vive con el tirano Nicolás Maduro en Venezuela chavista, queda poco tiempo para que se concrete la historia despótica completa. Deseo todo lo contrario, pero la realidad es obvia; entonces tendrán que hacer como el pueblo serbio y el movimiento Otpor (resistencia), que salieron a las calles y echaron al tirano Slobodan Milosevic y restauraron la República. En el caso de los cubanos de la isla y del exilio, el grupo debe unirse en el interés de cambio. Yo los invito a todos los cubanos a integrarse al Proyecto Emilia; que ha dicho públicamente y lo tiene por escrito como plan estratégico y táctico la ilegitimidad e ilegalidad de la tiranía gobernante y todos sus poderes políticos. Los emilianistas se preparan para echar abajo el régimen tiránico y devolverle el poder soberano al pueblo cubano para hacer a Cuba libre (cubalibreconemilia.org). Pienso que el rol fundamental de los cubanos de la oposición interna soberanista y de los exiliados es declarar ahora la ilegitimidad del régimen, no solo por ser una tiranía sino por sustituir de facto y no de derecho (iure) a la Constitución de 1940. Mostrar a la comunidad internacional y al pueblo cubano cómo fue esa sustitución de facto constitucional y los artículos violentados que le permitieron a la revolución tiránica comunista, las fuerzas de las armas de guerra, la ocupación de la dirección del país. Sería un paso importante para deslegitimar al régimen castrista y un camino irreversible hacia la liberación del pueblo cubano. Quizás puede haber objeciones al método de lucha o al problema de visión ideológica de la Carta Magna, pero lo que sí es una evidencia histórica tangible es la sustitución de facto y no de derecho de la Constitución del 1940. La inconstitucionalidad del régimen gobernante en Cuba sería pedigrí fortísimo para la cimentación de la oposición y lograr como movimiento el reconocimiento internacional y la puesta en práctica de sanciones a la tiranía comunista cubana y la negación de su reconocimiento legítimo y legal para su gobernanza en Cuba.
Primero, hay que deponer la tiranía castro comunista y todas sus injusticias, restablecer los derechos humanos básicos y sus libertades fundamentales al pueblo. El primer día de la desintegración de la tiranía comunista, se debe comenzar un período de tránsito hacia la democracia, con un gobierno de transición que establezca la ley y el orden y que evitaría el caos; que culminaría con elecciones generales libres, pluripartidistas, trasparentes y justas para formar un gobierno democrático de la República de Cuba libre. Por el hecho de que la Constitución de 1940, memoria histórica viviente de la nación, fue sustituida de facto y no de derecho, pienso que, en el período de tránsito, para garantizar una sociedad libre, se debería restituir esa Ley de leyes con su Carta de Derechos, de esencia cubana. También considero que a la Ley de leyes de 1940 habrá de hacerle enmiendas de lo cual se encargarían especialistas en la materia, representantes de los partidos democráticos de ese momento y después definir qué desea el pueblo, si continua con esa Constitución o una nueva y nunca antes de instaurarse la gobernabilidad en el país, el estado de derecho y los representes elegidos por el pueblo soberano. Por cierto, Cuba será libre.
@IlianaLavastida