LA HABANA - En lo que podría ser su último año en prisión, Luis Manuel Otero Alcántara, artista y preso político cubano, reflexionó sobre su encierro, la espera y el futuro, en una entrevista concedida al periodista Carlos Manuel Álvarez y publicada por la revista independiente El Estornudo.
Desde la prisión de máxima seguridad de Guanajay, en Artemisa, Otero Alcántara aseguró que procura no dejarse consumir por el resentimiento: “Creo que soy un ser que realmente no tiene la capacidad de odiar. Pero eso pasa también por una vigilancia mía, es como un proyecto: vigilar no odiar, que no me afecte la oscuridad alrededor mío”, expresó en conversaciones telefónicas realizadas entre agosto y septiembre.
El artista relató cómo cuatro años de cárcel transformaron su vida y su entorno: “Mis amigos tienen nuevos amigos. Mis amantes tienen nuevos amantes. Mi cuerpo ha cambiado, los olores de mis amigos… Seré un extraño en un país y un entorno que siguieron marchando sin mí. Aun así, seguiré exigiendo mi lugar”.
Vida en prisión
Otero Alcántara describió su día a día marcado por visitas restringidas, vigilancia constante y un ambiente de violencia y control. “Estar preso es ya un ejercicio de violencia extremo. No podemos subvalorar a quienes reciben palizas, castigos o golpizas, pero también hay que entender que la prisión en sí misma es violencia”, afirmó.
Sobre los guardias penitenciarios, señaló que aunque existen conflictos, reconoce sus limitaciones: “El guardia tiene tantos problemas como uno, o incluso más, y tienen un salario de miseria”.
El líder del Movimiento San Isidro admitió que la incertidumbre lo acompaña: “Tengo que pensar en qué decisión es mejor, si me quedo o si me voy. Pero no en lo que es mejor para mí, sino para la gente. Todos los días le pido a Dios, a Orula, a los santos y a los espíritus que me enseñen el mejor camino”.
El arte como refugio
En prisión, el arte se convirtió en su vía de resistencia. Ha producido cerca de 20 series de pinturas: “No tienen connotación política directa o agresiva, sino que representan la realidad diaria en prisión. Son experiencias mías y de las energías que me han rodeado aquí, llevadas a cartulinas”.
También adelantó que prepara performances e ideas para desarrollar en libertad: “El arte es lo que me ha salvado y también lo que me hundió. Yo no estoy seguro de que mañana me suelten, pero de lo que sí estoy seguro es de que salgo con mis pinturas o no salimos”.
Un mensaje sin odio
A pesar de la dureza del encierro, Otero Alcántara evita alimentar el resentimiento: “La prisión es una locura que no deseo ni al peor de mis enemigos”. Concluye con un mensaje de empatía y resistencia: contribuir desde el arte y su experiencia a la libertad de Cuba, cualquiera sea el camino que le toque recorrer.
FUENTE: Con información de Diario de Cuba