lunes 25  de  marzo 2024
20 DE MAYO

Mari Aixala: "Cuba es una llama que alienta mis ideas"

Como muchos de los miles de cubanos nacidos en la diáspora, esta hija y nieta de inmigrantes recorre imaginariamente la tierra de sus mayores con el mismo amor que aprendió de ellos
Por ILIANA LAVASTIDA

El espíritu infatigable, la voluntad para vencer obstáculos y la capacidad de emprender son valores de los que Mari Aixala se enorgullece cuando habla de su heredad de cubanía.

Lo absorbió de las charlas de las que fue partícipe sin ser consciente de lo que aprendía cuando las historias contadas por sus tíos paternos y maternos llegaban entonces a sus oídos como leyendas de héroes.

Escuchándolos creció y aunque los hechos vividos por sus ancestros son lejanos a su tiempo y geografía, la historia de esa isla la trae en hombros, “tanto que a veces pienso que llevo conmigo experiencias que han vivido otros”.

Así piensa esta descendiente de Facundo Bacardí, tataranieta de Emilio Bacardí, el primogénito del patriarca, que regresa en la imaginación con frecuencia a la primera fábrica de ron establecida en Santiago de Cuba; o de la mano de su abuela paterna Sara Pertierra, viaja hasta la glamorosa Habana de los 50; o vive la adrenalina de una apuesta en el Hipódromo habanero; o se da un salto en avión para acortar las escasas 90 millas que separan a Cayo Hueso del añorado pedazo de tierra.

Como ella, centenares de miembros de esta familia, dispersos por el mundo honran la tradición de sus mayores, nucleados alrededor de símbolos que describen una condición desarrollada durante siglos, la de sobrevivir y adaptarse a las circunstancias y al tiempo.

¿Qué importancia le das a conservar tradiciones?

Como nos esparcimos por todo el mundo, el 4 de febrero; el día que se establece la compañía [Santiago de Cuba, 1862], es una fecha de celebración. Desde los comienzos en Cuba, se reunían los empleados de la fábrica y los Bacardí, se hacía un almuerzo, juntos, como una sola familia. En ese sentido, la empresa siempre ha conservado esa costumbre; nos han enseñado que se trata igual al CEO, al portero, al empleado, al distribuidor, es un orgullo cubano. Ese día se celebra por todo el mundo, donde quiera que haya presencia empresarial Bacardí. Celebramos que a pesar de habernos esparcido, hemos sido capaces de redefinir el concepto de familia. Nos mantenemos unidos en torno a un símbolo, el murciélago, que es nuestra marca.

El cubano es una mezcla de tantas culturas. Si te vas a los orígenes lo ves: español, africano, francés, haitiano; toda esa fuerza, esa herencia, la tenemos en el ADN, es lo que celebramos.

Por los vínculos afectivos que siempre te han unido a Cuba, ¿cuál crees que debe ser el próximo paso en la política de acercamiento iniciada con EEUU?

Aunque yo no puedo hablar por el resto de mi familia, sí te puedo decir que nosotros nos enfocamos en el aspecto humanitario de las cosas. Por eso, creo que el próximo paso en las relaciones EEUU-Cuba es seguir enfocándonos en la humanidad. Creo que hay que seguir creando puentes, son mis pilares, hay que conectar a la gente. Al final, todos queremos igual, sufrimos igual, perdemos igual y se han creado muchas divisiones entre los cubanos: los de la isla y los de aquí, los de antes y ahora. Por eso creo que debemos conectarnos con lo humano de la situación. Dentro de cualquier agenda o conversación política, hay que tenerlo en cuenta. Vamos a lidiar con personas que son el producto de una situación radicalmente distinta a lo que hemos vivido o imaginado, y hay que crear ese espacio para comprender antes de actuar. El pueblo cubano debe decidir su propio futuro, tener una voz para hacerlo, porque tiene ese derecho. El cambio es inevitable, aunque están los que optan por estancarse y eso hay que respetarlo.

¿Crees que los cubanos en cualquier lugar que estén se deben involucrar en el futuro de su país?

El orgullo de nuestra cultura es sentirnos invencibles, infatigables. Esa chispa es muy propia de nosotros, hay que celebrarlo, especialmente ahora, cuando todos tratamos de integrarnos. Pero también hay que resaltar lo que es propio, incluso la manera en que hemos sido capaces de sobrepasar obstáculos, dificultades y opresiones a lo largo de estos casi 60 años, eso hay que celebrarlo. Para mí la energía que irradia esa isla no tiene paralelo, por su historia y la gran mezcla de culturas. Me encantaría que cualquier cubano sienta ese orgullo. En el mundo hacen falta líderes y es importante recalcar el aporte que nuestra cultura puede dar y dentro de nuestra cultura, el gran aporte que han dado las mujeres a la libertad de Cuba desde la época de los mambises y en el momento actual.

¿Cómo avizoras el futuro de Cuba?

Siempre veo esperanza, creo que todo es posible. ¿Cómo no verlo así, conociendo el ADN de esta cultura? Tomará tiempo porque Cuba atraviesa una situación muy complicada, con muchas capas que requieren entendimiento y conexión. Quisiera que el mundo viera a Cuba desde esa perspectiva, porque la mirada hacia Cuba se ha quedado como estancada. Mi esperanza es que a partir del flujo de información que ya nadie puede detener, toda la verdad pueda salir.

Creo que si todos pusiéramos nuestro pensamiento y buenas energías en favor de Cuba, algo bueno tendría que pasar. Hay que pensar y emitir ideas positivas para Cuba.

¿Qué sentir tienes por la tierra de tus padres y tus abuelos?

Gracias a Dios, he podido ir dos veces. Me dejó una huella en el alma, supongo que porque entre la familia de mi padre y mi madre fueron verdaderos historiadores, para mí los mejores. Es un lugar tan místico, con tantas historias, profundidad, pasión, es eso lo que siento. Como que estoy conectada a ese lugar por todo lo que ellos me pusieron en la mente y en la imaginación, sobre todo los tíos por el lado de mi padre y las tías por el de mi madre. En ese momento de traspasar las historias orales, costumbre que se ha perdido, absorbí mucho y se convirtió en una pasión para mí. Incluso siento que cargo el dolor de muchos. Es mi sentir, y eso me llama. Tuve el privilegio de estar con hombres y mujeres en ese momento tan difícil del exilio. La mayor parte de la familia evitaba hablar de Cuba por el inmenso dolor, pero yo estuve cerca de esos tíos abuelos que me hicieron enamorarme de Cuba con sus historias. Es como una llama que no deja de alentar mis ideas, mis deseos y mi activismo.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar