miércoles 4  de  diciembre 2024
Venezuela

Niños de la frontera venezolana desertan a escuelas de Colombia por hambre

En la región del estado Zulia, conocida como La Guajira, la deserción de menores alcanza el 80%
Por DÁMASO JIMÉNEZ

Especial

CARACAS.- La Guajira venezolana es un enorme cascarón vacío. Guerra entre bandas, hospitales sin atención médica ni medicinas, días enteros de apagones, desempleo total, hambre y miseria son los rasgos característicos de esta región. La población indígena wayuu vive el peor deterioro de su historia desde la llegada de Alonso de Ojeda [navegante y conquistador español de los tiempos de la conquista de las Américas], lo que obliga a sus habitantes a abandonar conucos, pueblos y caseríos en busca esencialmente de comida. El entorno luce fantasmal, en el recorrido solo destacan casas muertas de toda presencia humana.

Cientos de niños y jóvenes de las regiones fronterizas de Guana, Carretal, Caujarito y Guarero abandonaron las escuelas por falta de alimentos. Los maestros se unieron al éxodo en feroz huida no solo por el deterioro generalizado de la calidad de vida que sufre el país, sino porque no existen las mínimas condiciones de supervivencia. Los habitantes se quejan de que hay más tiroteos que comida por la guerra entre bandas que prevalece en la frontera por el contrabando, así como la presencia de civiles armados en los pueblos fronterizos.

Los habitantes saben que la situación de violencia es cada vez más grave. Las bandas armadas controlan las zonas por contrabando de alimentos y combustible en la zona, quien transite debe pagar la vacuna que ellos pidan. En Guarero hay toque de queda desde el pasado 20 de mayo cuando se produjeron más de 30 bajas por la confrontación entre bandas. Los habitantes que no quieren ser identificados lo describen: “No son militares, son grupos armados, secuelas de la guerrilla que se apoderaron de la zona”.

Pueblos a punto de desaparecer

Heriberto López, pescador de Caño Sawa, dice que cada día hay menos gente en su pueblo, simplemente la gente se va y se queda en Colombia. El costo de los alimentos es mucho mayor en los alejados pueblos de la árida frontera que en cualquier otra entidad del país, lo que obliga a decidir entre trabajar para el sector informal del crimen organizado a través del contrabando, o ser indigente en busca de cualquier trabajo en los poblados fronterizos de Colombia.

“Aquí lo que hay es hambre y nadie hace nada para resolver este grave problema”, suelta el pescador.

Dice que en su casa vive una familia integrada por 10 personas, comen una vez al día, una ración de medio kilo de arroz que acompañan con algún pescadito que desmenuzan en fibras para que alcance para todos. Comen bocados con las manos y es lo único con lo que pasan el día y también la noche.

José David González, presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos de La Guajira, señaló que en los últimos meses la población wayúu comenzó a movilizarse y engrosar fuertemente las estadísticas de la diáspora venezolana.

“Huyen hacia Río Hacha, Manaure, Uribia, para realizar labores de limpieza en empresas y hogares, para lavar y planchar, desmembrando familias y comunidades indígenas, acotó.

Denunció que en la alta Guajira hay más de 4 escuelas cerradas por ausencia total de maestros y niños. Cifras del Comité de los Derechos Humanos de La Guajira confirman un 80% de deserción escolar en escuelas rurales venezolanas. Los niños de Paraguaipoa, Caño Sawa, Los Filuos, Sinamaica, se están yendo para comunidades indígenas en Colombia como Caujarito, porque desde allí facilitan un transporte escolar para que los niños y jóvenes no solo reciban educación en horario vespertino sino un almuerzo y hasta becas. Es una cruda realidad, pero es lo que está pasando.

Venezolanos sin papeles

La activista de los derechos humanos y periodista, Sailyn Fernández, señala que estos jóvenes que están asistiendo a las escuelas en Colombia lo hacen por recibir un sustento al día, no pueden graduarse porque el gobierno venezolano ni siquiera los ha provisto de cédula de identidad o cualquier otro documento, violando así sus derechos a la identidad.

Los wayúu salen por la frontera de Paraguachón hacia Colombia porque no pueden con el costo de la comida y de las medicinas. El drama de la hiperinflación acaba con toda supervivencia en el país.

Jesús Urbina, director del capítulo zuliano de Transparencia Venezuela, informó que escuelas modelos pilotos como Fe y Alegría en Paraguaipoa, se encuentran completamente abandonadas por falta de atención y recursos. “La mengua de la asistencia a clases es cada vez más alarmante. Los estudiantes están desertando a pequeñas poblaciones de Paraguachón y Maicao”, acotó Urbina.

2.000 venezolanos diarios por La Raya

No solo los estudiantes abandonan las escuelas, los adultos abandonan sus puestos de trabajo y hogares. Migración Colombia contabiliza un flujo de 2.000 personas que pasan a diario la frontera denominada “La Raya”, mientras se prevé otro tanto sin documentación que se desplazan por las trochas o caminos irregulares.

Jesús Urbina refiere que el tercio venezolano de La Guajira se ha venido desvaneciendo por un tema de seguridad, soberanía y de carácter humanitario, porque la gente se desplaza para buscar su comida, mejor supervivencia y trabajo, dejando un vacío y un ambiente de soledad en las comunidades indígenas como consecuencia del éxodo.

“En La Guajira las únicas fuentes de empleo son las mafias y el gobierno y ya sabemos que ningún ser viviente podría osar sobrevivir con un sueldo de la administración pública venezolana”. Solo queda sumarse a los circuitos informales que maneja la delincuencia organizada para la venta de productos protegidos en Venezuela desde el contrabando. Los wayúu que deciden no participar solo pueden irse como peones u obreros hasta ciudades o poblaciones colombianas. “Si te quedas en Venezuela debes trabajar para las mafias, además de enfrentar el hambre, las enfermedades y la falta de oportunidades”.

El periodista y corresponsal desde La Guajira, Algimiro Montiel, señala que cada vez hay menos niños en el eje indígena regional. “Incluso cuando están enfermos los padres se lo llevan a Colombia porque saben que en Maracaibo se van a morir, porque no existe ningún tipo de asistencia médica en Venezuela. La mayoría de los niños que salen de Venezuela buscando ayuda en el hermano país mueren de todas maneras en Colombia y quedan registrados en las estadísticas de muerte en el país vecino”.

En Colombia hay datos de muertes por desnutrición de niños wayúu, pero la mayoría provienen de Venezuela. 19 niños han muerto por desnutrición en lo que va de año, según la Defensoría del Pueblo en La Guajira. En Venezuela no existen cifras.

@damasojimenez

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