MANAGUA.- Apenas una semana después de haberlo negado públicamente, el mandatario nicaragüense Daniel Ortega reconoció que los encapuchados con armas que actúan contra las protestas contra su Gobierno "son policías voluntarios".
MANAGUA.- Apenas una semana después de haberlo negado públicamente, el mandatario nicaragüense Daniel Ortega reconoció que los encapuchados con armas que actúan contra las protestas contra su Gobierno "son policías voluntarios".
Las declaraciones del gobernante fueron difundidas este lunes en una entrevista concedida a Euronews donde confirmó que "aquí tenemos lo que se llama policía voluntaria".
"El policía voluntario en operaciones especiales va enmascarado en tiempo normal. Incluso hay países en América Latina en que los jueces van enmascarados para que no los maten", sostuvo Ortega.
Esos encapuchados armados han sido señalados por organismos nacionales e internacionales como los principales responsables de entre 295 y 448 muertes en medio de la crisis nicaragüense iniciada el 18 de abril, lo cual negó el mandatario.
Ortega descartó convocar elecciones antes de 2021, fecha para la que están programadas, tal y como se lo han recomendado diversos sectores de la población de Nicaragua y parte de la comunidad internacional.
Tras afirmar que "primero hay que consolidar la paz", apeló a que la Constitución establece elecciones presidenciales cada 5 años, y aseguró que se mantendrá en el poder "para el bien del país".
Adelantar los comicios sería sentar "un precedente, sería un país metido en la anarquía", dijo Ortega, e incluso aseguró que "la región quedaría tomada por el narcotráfico".
En el mismo sentido reconoció haber "utilizado" un vacío en la Constitución para reelegirse, para lo cual se comparó con el expresidente de Costa Rica Oscar Arias, y el de Colombia Álvaro Uribe.
A la pregunta de si está al frente de una democracia, Ortega, reclamando que en Europa existe la reelección, respondió que la suya es "una democracia, porque a fin de cuentas es el pueblo con su voto el que decide".
Nicaragua atraviesa la crisis más sangrienta desde la década de los años 1980, también con Ortega como presidente.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) han responsabilizado al Gobierno de Nicaragua por "asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias", lo que Ortega ha negado.
Las protestas contra Ortega y su esposa, Rosario Murillo, comenzaron por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario.
FUENTE: EFE