lunes 20  de  enero 2025
FENÓMENO ASTRONÓMICO

¿Por qué se celebra en el solsticio de invierno el Año Nuevo Andino Amazónico?

El solsticio de invierno para las culturas milenarias del hemisferio sur viene cargado de espiritualidad en donde ofrecen danzas y rituales al Sol que se va

Por Yolanda Ojeda

MIAMI.- El 21 de junio el solsticio de invierno en el hemisferio sur marca una celebración que conecta a las comunidades con sus raíces ancestrales y la naturaleza, destacando la sabiduría y las tradiciones indígenas de varios países de la región.

Es la fecha clave para recibir el Año Nuevo Andino Amazónico que tiene sus orígenes mucho antes de su primera celebración, en los años 80, cuando jóvenes indígenas en Bolivia impulsaran el festejo.

Esta celebración se hace en razón del solsticio de invierno, momento en que sucede una de las noches más largas. Las comunidades ancestrales creen que la tierra vuelve a nacer, dando paso a otro período de cosecha y la preparación para un nuevo tiempo.

El solsticio de invierno para el hemisferio sur se da en junio. Gracias a la lejanía del sol se disminuye la temperatura media y hay menos cantidad de horas de luz solar sobre esa porción del planeta. En cambio, en el hemisferio norte para esa fecha empieza el solsticio de verano. Los dos lados del hemisferio tienen efectos opuestos.

Con el solsticio de invierno, se produce la noche más larga, puesto que es el momento en que llegan menos rayos del astro al hemisferio sur. Lo contrario ocurre en el norte, donde se da el día más largo del día.

Este 21 de junio arranca un nuevo periodo estacional que se alargará hasta el 22 de septiembre. Los solsticios son los dos momentos al año en que el eje de la Tierra llega a su máxima inclinación con respecto al Sol. En el hemisferio sur se aleja de la estrella y el hemisferio norte se acerca hacía a él.

La festividad del Año Nuevo Andino data oficialmente desde el año 1972. Pero esta manifestación espiritual ocurría desde hacía muchos años momento en el cual los grupos milenarios seguían los rituales justo cuando el sol se alejaba. Incluso la creencia es que los rituales se hacían precisamente para agradecer las bondades del Astro Rey y para que no se fuera del todo.

En Bolivia el Año Nuevo fue declarado como patrimonio intangible, histórico y cultural de la nación el 12 de abril de 2005 y en 2009 el 21 de junio fue declarado Feriado Nacional.

Durante la madrugada del 21 de junio, los yatiris (sabios) y los aumautas (sacerdotes aymaras) convocan a la población para despedir el año que finaliza y saludar al nuevo ciclo.

Estas ceremonias se llevan a cabo en varios lugares de Bolivia, Argentina, Paraguay, Chile y Perú, aunque se han venido sumando Colombia y Ecuador. Pero el lugar más emblemático es la población de Tiwanaku, situada en el altiplano boliviano, a más de 4.000 metros de altitud y a 72 kilómetros de La Paz.

Uno de los rituales más destacados es la fogata donde se queman ofrendas en un acto de purificación y renovación, dejando atrás lo viejo y acogiendo lo nuevo. Las danzas y los rituales de "limpieza espiritual" son los protagonistas.

Colocar las palmas de las manos frente al Sol es otro acto significativo que permite a los participantes conectarse con la energía vital de la naturaleza.

Ciclo de siembra y cosecha

Un elemento central de esta festividad es el papel del Yatiri, el sabio que dirige la ceremonia. Respetado en la comunidad por su conocimiento ancestral y su capacidad para comunicarse con los espíritus, el guía y canaliza las energías de los presentes, asegurando el éxito de la ceremonia.

En esta fecha, el Sol alcanza su máxima declinación hacia el sur, marcando el inicio del invierno astronómico en el hemisferio sur. Este evento tiene importantes implicaciones para la agricultura y la vida cotidiana de las comunidades indígenas..

El solsticio marca el comienzo de un nuevo ciclo de siembra y cosecha, una oportunidad para agradecer al “Dios Sol” y a la “Pachamama” (la Madre Tierra) por las cosechas pasadas y futuras.

Esta celebración también está influenciada por el legado del Imperio Inca, una de las civilizaciones más importantes de la historia peruana, que veneraba al Sol como su deidad principal.

El 21 de junio, por tanto, no solo tiene un significado astronómico y agrícola, sino también un profundo simbolismo cultural y espiritual.

El Año Nuevo Andino es una tradición que tiene un impacto significativo en la economía y el turismo de la región. Miles de personas, tanto nacionales como extranjeras, visitan lugares emblemáticos para vivir esta experiencia única.

FUENTE: La Razón / Infobae / AS / Fundación Cultural / Worldremit/ Diario las Américas

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