domingo 17  de  marzo 2024
Crisis

Pueblo agrícola de Venezuela, vive bajo el agua

La Fortuna, un pequeño pueblo del estado Zulia, en Venezuela, sufre tras las lluvias que azotaron al país hace dos semanas

LA FORTUNA.- Agricultores caminan con el lodo hasta las rodillas tratando de rescatar algo de sus cosechas de plátano, mientras niños juguetean en estas aguas marrones y contaminadas: La Fortuna lleva dos semanas inundado tras las lluvias torrenciales que azotaron Venezuela.

Este pequeño asentamiento agrícola, ubicado en una vasta región de tierras fértiles del estado Zulia (oeste), fue arrasado por la furia del río Chama, que nace en los Andes venezolanos, en medio de una inusual temporada de lluvias que afecta a unas 54.000 personas en todo el país.

Mervin Urdaneta, de 55 años, muestra las lesiones de sus pies, inflamados y llenos de hongos por tantos días en el agua. Sentado en el borde de la calle frente a su casa piensa en cómo recoger la cosecha.

"No puedo sacar los plátanos porque no puedo con el dolor en los pies, y la mujer mía está peor, no puedo ni caminar", cuenta afligido.

Las inundaciones se repiten tras años de intervención a los cauces de los ríos, sembrando en las márgenes de protección, abriendo cauces para riego. La imagen de pueblos cubiertos de agua es recurrente en la última década.

Hace apenas seis meses se inundó La Fortuna; hace cuatro años también; y otra vez ahora, está anegada desde hace un par de semanas, tras lluvias 65% más intensas que en períodos anteriores, según las autoridades.

En el vecino estado Mérida, al menos 20 personas murieron en otra región agrícola arrasada por un deslave.

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Una mujer usa un balde para sacar agua de su casa inundada en la ciudad de La Fortuna en el estado de Zulia, Venezuela

Una mujer usa un balde para sacar agua de su casa inundada en la ciudad de La Fortuna en el estado de Zulia, Venezuela

Refugiada en la iglesia, a Yorlenis Cadena, se le eriza la piel de solo pensar en una eventual desaparición de La Fortuna, tal como ocurrió hace unos 70 años con un pueblo vecino llamado Garcita que quedó cubierto por el lodo.

"La pregunta que todos nos hacemos es para dónde nos vamos a ir", sostiene esta madre de 31 años.

"Olvidados"

El agua contaminada de los sanitarios se mezclan con las del río. Y ese sonido que crea el choque de la corriente con las viviendas asusta a los pobladores, que intentan sacar el agua con motobombas y escobas, bajo la mirada de perros famélicos que caminan desorientados entre los charcos.

Un hombre barre sin parar la laguna estancada en su casa, pero es inútil. Su madre, sobreviviente de COVID-19, lo mira sentada con los pies encogidos para no tocar el agua.

En casas como la de Nila Sánchez, las pertenencias están montadas encima de mesas y cajones de plástico.

"Siempre nos han tenido olvidados, esta vez solo han venido a traer bolsas de comida porque están en campaña", comenta. En Venezuela se realizarán elecciones de gobernadores y alcaldes el próximo 21 de noviembre.

En una vivienda donde las aguas del río sobrepasan la altura de los inodoros, dos niños ven televisión encima de sus camas. Sus padres, están conscientes de los peligros de la electricidad, pero dicen que es la única forma de entretenerlos.

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Dos niños miran televisión en la habitación inundada de su casa en la ciudad de La Fortuna en el estado de Zulia, Venezuela

Dos niños miran televisión en la habitación inundada de su casa en la ciudad de La Fortuna en el estado de Zulia, Venezuela

Con botas de caucho, Gira Hernández, de 68 años, camina entre la corriente, inquieta por sus perros y sus animales de granja. "Las gallinas las tengo en los árboles, no las podemos bajar, no comen, se nos van a morir de hambre, esto es un desastre".

La única escuela de La Fortuna también está inundada, por eso Alice Vera, maestra, de 34 años, teme que las clases, suspendidas desde marzo de 2020 por la pandemia, no puedan reactivarse este año, como anunció el régimen de Nicolas Maduro. Se estima que los niños vuelvan a las aulas a partir de los primeros días de octubre.

Con las inundaciones "se complica más la situación", subraya preocupada por el destino de 110 estudiantes.

"Sacrificio"

Urge dragar el río Chama y reponer los muros de contención erosionados, demanda Luis Martínez, un productor de 56 años que, tras escuchar la noticia en Mérida, teme que La Fortuna encare el mismo destino. Algunos de estos trabajos comenzaron esta semana.

Con las cosechas arruinadas y el único puente que los comunica destruido ya hace años con otras lluvias, los productores rematan sus productos. Una 'pesada' de plátano (unos 300 kilos), cotizada en promedio en 108 dólares, ha bajado hasta 55 dólares.

La carga es trasladada en lanchas hasta el otro lado del río para cargarla en los camiones. A Mervin le urge vender.

Como si no tuviera suficiente, Mervin, que lleva días durmiendo en una hamaca elevada sobre el agua, como otros tantos, tiene una preocupación mayor: a su hijo Manuel, de 12 años, le detectaron un tumor cerebral.

Su voz se quiebra al contar que ya perdió la visión y la movilidad. Y "pidiendo aquí y allá", con la ayuda de familiares y vecinos, compra los insumos necesarios para la cirugía, que guarda en lo más alto de su habitación, como un tesoro.

"Usted no sabe el sacrificio que he tenido con el hijo mío", dice mostrando una costosa válvula que deben implantarle. "Ya tengo todo para llevármelo al hospital, ahora lo que me falta es plata para los pasajes".

FUENTE: Con información de AFP

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