La designación de Mike Pompeo como nuevo secretario de Estado podría suponer una mayor presión de EEUU frente a la crisis de Venezuela en vista del estilo duro y directo que se le atribuye al nuevo jefe de la diplomacia estadounidense, quien, además, ha sido un abierto crítico del Gobierno de Nicolás Maduro.
Pompeo, considerado un halcón del Partido Republicano, es un político de línea dura, que ha logrado una gran sintonía con el presidente Donald Trump, de quien es un ferviente defensor. Desde los servicios secretos se dice que se ganó al presidente, sobre todo, en las reuniones informativas sobre seguridad.
Siendo director de la CIA, cargo que ocupaba desde enero de 2017, Pompeo ha manifestado su preocupación por lo que ocurre en Venezuela y ha dejado claro que a EEUU le interesa que este país sea un Estado estable y democrático.
“Estamos muy esperanzados de que en Venezuela se pueda producir una transición y nuestro trabajo como institución está centrado en entender lo mejor posible la dinámica del país”, dijo durante un Foro sobre Seguridad en el Aspen Institute de Colorado el año pasado, en el que reveló que EEUU trabajaba con México y Colombia para garantizar una transición democrática en Venezuela.
A principios de este año, Pompeo admitió que los servicios de espionaje estuvieron detrás de algunas de las sanciones que EEUU adoptó contra el Gobierno venezolano.
Según Pompeo, la CIA elaboró informes adicionales luego que Trump les pidiera mayores detalles de lo que estaba ocurriendo entre el Gobierno de Venezuela y las Fuerzas Armadas del país.
“El presidente no estaba satisfecho con la descripción de la situación que le habíamos presentado. Quería más claridad en relación con algunos asuntos financieros, como sobre quién tenía el dinero”, contó Pompeo, que reconoció que “la segunda o tercera batería de sanciones (contra funcionarios chavistas) obedecía a nuestras recomendaciones”.
“La posición del Departamento de Estado, incluso desde la Administración (Barack) Obama era la de no sancionar a Venezuela para no cerrar los canales de comunicación. Con Pompeo se puede retomar el tema de las sanciones porque ya no tendrá a la línea del Gobierno que estaba en contra de las sanciones”, dijo el especialista en política internacional, Iván Rojas Álvarez.
Aunque Venezuela no se encuentra entre los temas en los que Trump y Rex Tillerson tenían diferencias, el secretario de Estado saliente había mantenido una línea diplomática y un enfoque conciliador.
“Pompeo es más de acción directa. Está mucho más alineado con la visión de Trump”, agregó el analista, que sin embargo resalta que hay incertidumbre porque “no está claro cuáles son las opiniones sobre Venezuela” dentro del Gobierno de EEUU.
La relación con Cuba
Respecto a Cuba la situación no está más clara. Luego que Trump echara para atrás parte de la apertura que inició Barack Obama hacia la isla, el mandatario ha enfriado la relación con el Gobierno de Raúl Castro.
“En un principio se pensó que la política de Trump hacia Venezuela giraría sobre Cuba, pero no ha sido así. Trump ha manejado el tema de Cuba de una forma política con la comunidad cubana en Florida, porque sabe que necesita los votos de esa comunidad”, dijo Rojas Álvarez.
No obstante, se sabe que Pompeo ha sido un gran crítico de la posibilidad de cerrar la cárcel de Guantánamo, y se ha opuesto a tal idea, asumiendo una de las líneas conservadoras más fuertes.