GUATEMALA.- JOSUÉ BRAVO
GUATEMALA.- La derecha respalda a Ríos Montt, mientras que la izquierda y grupos de derechos humanos aumentan los señalamientos en su contra
GUATEMALA.- JOSUÉ BRAVO
Especial
El general retirado José Efraín Ríos Montt es parte de esa historia negra latinoamericana salpicada de golpes militares y dictaduras que probablemente sólo una corte celestial podrá enjuiciar.
A sus 88 años, sigue desatando polémicas encontradas dentro y fuera de su natal Guatemala, al ser el epicentro de un juicio por genocidio que trae a la memoria su régimen de facto de tan sólo 16 meses, pero considerado el más sangriento de la guerra civil que vivió su país entre 1960 y 1996 y que dejó 200.000 muertos y desaparecidos, según un informe de las Naciones Unidas.
Político y militar, presidente de su país entre 1982 y 1983, nació el 16 de junio de 1926 en Huehuetenango, cabecera de la provincia del mismo nombre. Ríos Montt es considerado un ”genocida en nombre de Dios”, al haber mezclado sus creencias religiosas con sus deberes en la función pública.
Un golpe militar lo llevó al poder, pero fue depuesto por la misma vía 16 meses más tarde.
En 1950 se graduó como oficial del Ejército, al cual había ingresado a los 17 años luego de vivir su infancia y adolescencia en un entorno rural. Ingresó como policía militar y en 1950 se graduó como oficial de infantería y maestro de caminos.
En 1966 fue ascendido a coronel y en enero de 1973 fue nombrado como general de brigada. En abril de ese mismo año asumió la jefatura del Estado Mayor, coronando así una ascendente carrera militar que a pocos días estaría cargada de polémica.
En mayo de ese año, un litigio de tierras que databa de dos siglos dejó 17 muertos en un enfrentamiento entre militares y campesinos. Seis fueron los policías militares muertos y 11 los campesinos.
Los críticos del Gobierno señalaron en ese momento al general Ríos Montt por supuestamente haber ordenado la masacre.
Estando en el Ejército les predicaba a los reclutas sobre las bondades de la castidad y satanizaba el sexo con pensamientos como “deben darse cuenta que su cuerpo es un templo. No lo contaminen con prostitutas”. También les exigía portar un ejemplar del Nuevo Testamento, el cual debía usarse con códigos del Ejército.
“Tenemos dos códigos aquí por los que regimos nuestra conducta. ¿Cuál de ellos ha violado usted?”, les reprochaba a sus subalternos, según una de sus biografías.
Ríos Montt renunció al mando superior del Ejército para presentarse como candidato presidencial en marzo de 1974, elecciones que perdió. Fue representante diplomático de su país en España entre 1974 y 1977. El 23 de marzo de 1982 ejecutó el golpe militar que lo llevó al poder siendo a su vez miembro de la Iglesia del Verbo, denominación religiosa originaria de Estados Unidos que había llegado a Guatemala a mediados de los años 70.
“Estoy confiando en Dios, mi señor y rey, para que él me guíe, porque sólo él da y sólo él quita la autoridad”, afirmó el día que asumió el mando del país, al tiempo que prometía rescatar los valores de Guatemala.
Ya en el poder creó el Proyecto David, nombre en alusión al Rey David, con el cual se propuso cambiar Guatemala, al tiempo que declaraba la guerra contra la corrupción.
“Quiero invitar a los cristianos de Estados Unidos a que cumplan con lo que nuestro señor Jesucristo ha establecido, esto es, a rogarle a Dios para que el nuevo cielo de paz, amor y misericordia que él ha establecido sobre Guatemala permanezca para siempre. Estábamos al borde de un precipicio y Dios ha puesto su mano sobre nosotros. Démosle gracias a Dios y pidámosle que su misericordia perdure”, dijo en una entrevista a un medio norteamericano días después del golpe de Estado.
El golpe contó con la venia de su iglesia y de Estados Unidos, en su afán de contener al comunismo en Guatemala.
Ríos Montt fue señalado de estar bajo la influencia de fanáticos religiosos. Las críticas alrededor de su Gobierno giraron por establecer el estado de sitio, con lo que prohibió toda actividad política y retrasó así el proceso de convocar a elecciones; estableció los tribunales del fuero especial, donde, con el pretexto de evitar venganzas, jueces y acusadores ocultaban su identidad al juzgar a los guerrilleros, y anunció la implantación de nuevos impuestos.
Creó la organización paramilitar denominada Patrullas de Autodefensa Civil (PAC), señalada como participante en matanzas cometidas durante el enfrentamiento con la guerrilla.
Se le acusa de perpetrar crímenes de guerra y desapariciones forzadas. Un año y cuatro meses de haber llegado al poder, fue depuesto por otro golpe de Estado. Los señalamientos dicen que más de 1.700 indígenas mayas fueron masacrados por el ejército guatemalteco entre agosto de 1982 y marzo de 1983, durante su Gobierno.
Tras la reinstauración de la democracia en el país en 1986, Ríos Montt intentó acceder de nuevo a la presidencia por la vía electoral en 1990, pero no lo logró.
En 1995, su candidatura fue inhabilitada por el Tribunal Supremo Electoral en base al artículo constitucional que veta a los antiguos mandatarios golpistas.
Creó la agrupación política Frente Republicano Guatemalteco (FRG), aupó a la presidencia a Alfonso Portillo en 2000, y ese mismo año Ríos Montt fue elegido presidente del Congreso. En 2003 la Corte Constitucional de Guatemala sentenció finalmente que Ríos Montt podría concurrir como candidato a las elecciones presidenciales a celebrarse en noviembre de ese mismo año.
En las elecciones de 2007 obtuvo un escaño en el Congreso, según sus detractores, para asegurarse la inmunidad parlamentaria.
El presidente que gobernó Guatemala con puño de hierro fue condenado en mayo de 2013 por genocidio y delitos de lesa humanidad. Pero la Corte de Constitucionalidad anuló la condena, mostrando su sumisión al poder, pues entre los protectores de Ríos Montt se cuenta al actual presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, quien era militar cuando Ríos Montt fue gobernante.
"A mi criterio, en Guatemala no hubo genocidio", sostuvo el mandatario días después de la suspensión del juicio contra el exgobernante en una corte de Guatemala.
"No se puede decir que hubo genocidio de ixiles [porque] yo tuve soldados indígenas ixiles que luchaban por la libertad de Guatemala", expresó Pérez Molina, quien tambiénaboga por una amnistía a favor del exdictador.
El inicio del proceso por genocidio contra el exdictador guatemalteco deberá esperar, luego de que el tribunal que vería el caso suspendió el juicio al acoger una recusación de la defensa contra la presidenta de la instancia judicial.
"Nunca autoricé, nunca firmé, nunca ordené que se atentara contra una raza, etnia o grupo religioso", dijo Ríos Montt antes de terminar el primer juicio.
El nuevo juicio aviva la división en Guatemala y deteriora aún más la imagen del poder judicial.
La derecha respalda a Ríos Montt, mientras que la izquierda y grupos de derechos humanos aumentan los señalamientos en su contra.