CARACAS.- El tanque de divisas que tiene disponible el Banco Central de Venezuela para pagar importaciones y deuda externa experimenta una fuerte reducción que aumenta la fragilidad de la economía y presagia mayores inconvenientes en el corto plazo. Las cifras oficiales indican que en las últimas diez semanas las reservas internaciones acumulan un declive de 15% para ubicarse, al cierre del pasado 17 de julio, en 8 mil 756 millones de dólares.
En Venezuela 96 de cada 100 dólares que ingresan al país provienen de las exportaciones de petróleo y el nivel actual de las reservas internacionales es inferior al registrado durante la huelga que paralizó a la industria petrolera entre diciembre de 2002 y marzo de 2003. Además, es el monto más bajo de los últimos 21 años y sucede en momentos en que el país depende en gran medida de las importaciones para suplir necesidades básicas como alimentos y medicinas.
Un aspecto que incrementa los problemas es que 82% de las reservas internacionales que tiene a mano el Banco Central corresponde a barras de oro y solo 500 millones de dólares, una cantidad ínfima, está en efectivo y puede ser empleada de inmediato.
En condiciones normales las barras de oro podrían ser utilizadas como garantía para obtener préstamos y así incrementar la porción en efectivo de las reservas, pero las sanciones de Estados Unidos, que considera ilegítimas las elecciones del pasado 20 de mayo en las que Nicolás Maduro se reeligió como presidente de la República, limitan en gran medida las operaciones financieras que puede llevar a cabo el Banco Central de Venezuela.
La escasez
La precariedad de las reservas internacionales se traduce en una fuerte reducción de las importaciones y por ende en la escasez de una amplia variedad de productos como alimentos, medicinas, textiles, repuestos para automóviles y, también, de materia prima e insumos que las empresas necesitan para producir.
La Academia de Ciencias Económicas señala en su análisis de lo ocurrido durante el segundo trimestre de este año que “la estrangulación de la economía se hace evidente en la contracción de las importaciones, con lo que se ha agravado la escasez de materias primas y bienes de consumo intermedio y final”.
El gobierno venezolano oculta las estadísticas oficiales pero un estudio elaborado por Torino Capital toma en cuenta las cifras que proveen 30 países y determina que en los primeros tres meses de este año las importaciones suman 2 mil 730 millones de dólares, una magnitud que representa un descenso de 75% respecto al mismo lapso de 2012.
“Consideramos que el colapso de las importaciones es el principal factor en la considerable contracción económica que tuvo lugar en el país, donde estimamos que el PIB cayó 13,1% en 2017 y caerá 7,5% este año”, afirma Torino Capital.
Silla de ruedas
El descalabro de las reservas internacionales obedece al desmoronamiento de la industria petrolera que experimenta una fuerte reducción en el número de barriles que extrae diariamente. De acuerdo con las cifras reportadas por fuentes secundarias a la OPEP, en junio la producción se ubicó en tan solo 1,34 millones de barriles diarios, monto que implica un descenso de 16,3% en el primer semestre de 2018 y de 31,5% en los últimos doce meses.
El último informe de coyuntura del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello explica que “la caída en la producción es consecuencia de la falta de inversión en los últimos años, las sanciones internacionales puestas en práctica en 2017 y 2018, y las difíciles relaciones con los proveedores tradicionales de bienes y servicios a la industria, que se han visto agravadas por los crecientes problemas en el flujo de caja de Pdvsa y el default en el servicio de la deuda externa”.
Si bien el ministro de Petróleo Manuel Quevedo anunció que implementará un plan para elevar la producción hasta 1,9 millones de barriles diarios durante los próximos seis meses, la empresa Baker Hughes reportó que en junio solo había 26 taladros activos, la cantidad más baja en 15 años.
En este entorno analistas pronostican una mayor reducción en la producción petrolera de Venezuela. Torino Capital espera que al cierre de este año se ubique en 1,07 millones de barriles diarios, una cantidad inferior a la de 1950.
La bancarrota
Entre 2004-2014 Venezuela disfrutó del boom petrolero más largo de su historia, pero Hugo Chávez, para ese entonces presidente de la república, disparó el gasto con tal intensidad que el río de petrodólares quedó pequeño y el país asumió una voluminosa deuda en divisas que hoy es inmanejable.
Las estadísticas del Banco Central de Venezuela registran que entre el tercer trimestre de 2004 y el tercer trimestre de 2014 la deuda por la emisión de bonos de la república y de Pdvsa, la empresa petrolera del Estado, se triplicó hasta ubicarse en 67 mil 714 millones. Tras no ahorrar, despilfarrar el dinero en proyectos que no son capaces de exportar y deteriorar hasta niveles impensables la producción petrolera, el país ya acumula atrasos en el pago de la deuda externa por el orden de 4 mil 500 millones de dólares.
El informe de coyuntura del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello señala que los indicadores ya apuntan a la quiebra del país: “El coeficiente deuda/exportaciones, es un indicador con el que se suele medir la vulnerabilidad macroeconómica de una economía, se espera que alcance niveles máximos éste y el próximo año, pudiendo llegar el stock de deuda a representar casi siete veces el nivel de las exportaciones”.
Agrega que “esto hace de Venezuela el país con la situación más crítica en el mundo, en cuanto al manejo de la deuda del sector público se refiere”.