Esta ofensiva militar, que pretende poner fin a las estructuras del narcotráfico vinculadas al régimen de Maduro, no representa un episodio aislado, de acuerdo con el comandante retirado de la Marina estadounidense, José Adán Gutiérrez. A su juicio, estas operaciones forman parte de una estrategia de mayor alcance, que obedece a la “continuación de una política hemisférica que comenzó hace dos siglos”, con la Doctrina Monroe.
“Todavía sigue en una fase inicial, porque esto es solamente el principio. Esta situación es muy táctica, es muy de ataques en contra de lanchas... Pero, en el fondo, es la continuación de la estrategia que siempre ha existido y empezó hace doscientos años con la doctrina Monroe, donde la seguridad del hemisferio es la seguridad nacional de los EEUU”, explica en conversación con DIARIO LAS AMÉRICAS.
El exoficial, quien fue jefe de Inteligencia Naval para el Hemisferio Occidental y agregado Naval en Panamá, asegura que EEUU ha retomado el control sobre la seguridad de la región después de “25 años en los que, básicamente, se durmió”, con acciones contundentes que envían un “mensaje estratégico” a actores externos como China, Irán o Rusia y, a su vez, un “mensaje táctico inmediato” a estructuras criminales que dirigen las rutas del narcotráfico desde Venezuela.
“El mensaje táctico inmediato es hacia un grupo criminal que se ha apoderado de un país. A ellos nadie los ha elegido, ellos no están representando a su gente o actuando como un gobierno, sino como un grupo criminal que se enmascara como si fuera un Estado”, precisa.
Para el comandante retirado, la esencia del mensaje estadounidense se resume en un principio: “La seguridad del hemisferio, de polo a polo, es la seguridad de los EEUU”. “Volvemos a lo que empezó hace dos siglos con la Doctrina Monroe. Estados Unidos puede estar seguro solo si el hemisferio está seguro. Ese es el mensaje, no solo a Caracas, sino a Europa, Asia y al mundo entero”, asevera.
Control del mar y del aire
En el marco de su lucha antinarcótico, EEUU dispuso un importante aumento de sus fuerzas militares en la región, con el despliegue de buques de guerra, aviones de combate furtivos F-35, bombarderos B-1B y B-52, el destructor USS Gravely el portaaviones USS Gerald R. Ford, considerado la “plataforma de combate más letal” de la Marina.
Para Gutiérrez, la presencia de estos equipos militares amplían significativamente la capacidad de respuesta de Washington frente a las cosas venezolanas, consolidando el control marítimo y aéreo de la zona, sin que por el momento se contemple una invasión total en Venezuela.
“Por ahora, dentro del horizonte cercano -quizás medio-, se puede descartar una invasión total, a menos que veamos grupos pesados del Ejército de tierra. Mientras tanto, lo que sí da el portaaviones es completo control marítimo, y tan pronto llegue, habrá un completo control aéreo”, señala.
El pronóstico de Gutiérrez es de escalada: “Una vez que EEUU tenga el control del aire, no va a permitir aviones militares ni aviones que lleven droga (...) De aquí a las próximas semanas, vamos a ver que estos ataques contra lanchas van a seguir, con un mayor número de lanchas que van a ser atacadas. Y una vez que ya llegue el portaaviones, también se empezarán a atacar ciertas avionetas, y lo mismo puede pasar en el Pacífico”.
“Las aguas contiguas a Centroamérica y a Sudamérica son parte de la responsabilidad del Comando Sur, o sea, que los mismos ojos, los mismos oídos que tenemos en el Caribe los tenemos en el Pacífico. Y es la misma fuerza, porque tenemos lugares como Honduras, Ecuador, El Salvador”, agrega.
Jerarcas del régimen, un “blanco potencial”
El comandante retirado asegura que el Pentágono tiene a su disposición un amplio abanico de alternativas. “Se va a ampliar todavía la capacidad de EEUU para tener muchas más opciones, puede ser diez, quince o veinte (…) En un momento dado, el presidente mismo puede decidir: ‘quiero la opción cuatro, la opción cinco’, y esas mismas opciones la flota ya las tiene como órdenes”, indica.
Esas opciones, precisa, pueden incluir “ataques de misiles desde un avión, desde un buque o desde un submarino, con precisión sobre instalaciones físicas o lugares donde haya reuniones clave”. La lógica de esas acciones, continúa el exoficial, es idéntica a la empleada contra “cualquier terrorista que Estados Unidos quiere erradicar”.
En este sentido, señala que las operaciones estadounidenses estarán orientadas tanto a las rutas y líneas de narcotráfico dentro de Venezuela como a miembros de la dictadura chavista, por lo que en estos momentos sobre los jerarcas del régimen existe una amenaza real de ser eliminados.
“En toda acción militar se ofrece una lista de, digamos, cien blancos… Alguien en la Casa Blanca tiene que escoger diez. Todas las opciones están sobre la mesa: edificios de decisión gubernamental, centros de inteligencia, comando y comunicación. Todo lo que significa la infraestructura de decisión y de logística del régimen es un blanco potencial”, precisa.
Incluso, Gutiérrez menciona, que el refugio subterráneo que el dictador tendría en Fuerte Tiuna -el principal complejo militar de Venezuela- podría estar en la mira de Washington: “Supuestamente Maduro tiene un búnker cien metros debajo de la tierra, y eso no lo puede proteger. Cien metros de tierra no le protegen contra un arma de EEUU”.
Aunque la decisión final depende del presidente Trump: “No es que la vaya a ejecutar el presidente hoy o, inclusive, dentro de tres meses, pero esa posibilidad sí existe, y estoy cien por ciento convencido de que es uno de los escenarios posibles (ataques certeros contra los jerarcas chavistas)”.
Un régimen sin capacidad
Sobre la capacidad del régimen para repeler ataques, Gutiérrez descarta que Caracas pueda resistir una operación de gran escala, a pesar del apoyo técnico de Rusia e Irán, y del financiamiento de China, debido a que Washington posee un control total de los escenarios y hasta la capacidad de desactivar los radares antimisiles en el territorio venezolano.
“No hay nada en el arsenal de Venezuela, absolutamente nada, que detenga un misil estadounidense (...) Militarmente, en realidad, nada que tenga Maduro -ni el armamento ruso- lo puede proteger en estos momentos. Es demasiado tarde para que él tenga su capacidad militar y que se pueda defender de los EEUU”, sostiene.
En su opinión, el régimen de Maduro se encuentra “entre la espada y la pared”: “O se sale, o alguien lo saca, pero al final tendrá que salir, porque Estados Unidos no se va a retractar”.
“Si EEUU dijera ‘ya lo asustamos, vámonos’, eso sería el derrumbamiento político de la administración del presidente Trump. Ningún presidente desde la Segunda Guerra Mundial ha retirado sus fuerzas; al contrario, ha sumado esfuerzos hasta lograr el objetivo”, subraya.
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