MIAMI.- Para la temporada de frío es importante que el cuerpo cuente con una buena reserva calórica y los expertos orientan sus recomendaciones para que las personas sigan una dieta con alimentos que puedan generar calor interno y de esa forma mantener el equilibrio necesario para sentirse bien.
Con el frío el organismo responde con cambios fisiológicos que permiten mantener el balance térmico. Entre estos está la vasoconstricción ( cuando los vasos sanguíneos se constriñen, la circulación de sangre se torna lenta o se bloquea) que ayuda a disminuir la pérdida de calor, y los temblores que, a través de la contracción muscular, aumentan la termogénesis (generación de calor corporal).
Este último proceso requiere más combustible, es decir un uso energético mayor, es como si se aumentara el gasto total de energía y es por ello que los alimentos que se ingieran deben cubrir ese déficit producido por el uso excesivo de energía cuando hay frío.
Y es cuando se debe aumentar el aporte de calorías con porciones que dependan de los grados del descenso de la temperatura. Se recomienda incrementar ligeramente la cantidad de hidratos de carbono como las legumbres, las frutas, la avena, la quinoa, el arroz, la pasta integrales y las papas. Así como las grasas saludables.
Los vegetales también son importantes y se debe priorizar el consumo en crudo de aquellos que son ricos en vitamina C. Además, hay que optar por consumir alimentos y bebidas calientes, como los caldos y las infusiones.
“La razón por la cual aumentamos naturalmente la ingesta calórica en los días fríos es porque nuestro cuerpo está tratando de mantener una temperatura corporal constante. Cuando hace frío, nuestro cuerpo trabaja más para mantenerse caliente y, por lo tanto, requiere más energía en forma de calorías, apunta la nutricionista y docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad de O’Higgins (UOH), de Chile, Julia Pozo.
Menú “anti frío”: los imprescindibles
- Frutas. La uva mejora el metabolismo de las mitocondrias y estimula su actividad. La manzana y los frutos rojos favorecen el gasto energético, además de reducir la inflamación.
- Verduras. Hay tres en particular que son especialmente recomendables: las espinacas, el brócoli y la cebolla. Ayudan en el incremento del gasto energético y tienen un efecto antiinflamatorio.
- Pescados ricos en grasas. Entre ellos, destacan el salmón, la sardina, el bacalao, el arenque o la trucha.
- Aceite de oliva. Sin duda, es la opción preferente tanto para cocinar como para aliñar, ya que a sus múltiples beneficios para la salud se une en un beneficioso efecto antifrío.
- Leche de vaca. Hay estudios que demuestran que la leche de vaca participa en la reducción de la adiposidad (grasa localizada), con la producción de calor que ello supone.
- Soja. Incrementa la cantidad de mitocondrias ( en el que tiene lugar la respiración celular) en el tejido adiposo subcutáneo y optimiza su función, además de aumentar el gasto energético.
- Frutos secos. Consumir un puñadito de frutos secos es una de las vías más rápidas para aumentar la energía corporal (y, por tanto, propiciar la sensación de calor). Dos de ellos son especialmente beneficiosos cuando el termómetro se desploma: Las nueces, que promueven la combustión de las grasas y el cacahuete o maní que mejoran el metabolismo mitocondrial.
- Especias. Son unas estupendas aliadas a la hora de sazonar y condimentar los platos invernales y, además, algunas de ellas tienen un importante efecto en cuanto a aumentar la sensación de calor en el organismo. El chile, el comino, la mostaza y la pimienta negra.
- Jengibre. Es uno de los alimentos con un “efecto calor” más rápido, perceptible y reconfortante que, además, tiene otras ventajas especialmente beneficiosas frente a las consecuencias del frío en el organismo.
Sugerencias “calientes” para el frío
Un ejemplo de menú diario para los días más fríos:
- Desayuno: Café con leche de vaca. Tostadas con aceite de oliva. Un trozo de chocolate oscuro (negro) y uvas.
- Media mañana: Batido de piña y espinacas. Frutos secos (cacahuetes).
- Comida: Puré de patatas y zanahoria gratinado. Lomo de cerdo con brócoli y cebolla. Una manzana.
- Merienda: Té verde. Yogur natural con fritos del bosque.
- Cena: Sopa de pescado con fideos y espinacas. Tortilla francesa con cebolla. Una pera.
- Caldos y consomés. Son un básico –e imprescindible– de la cocina anti frío ya que además de la sensación reconfortante que produce su ingesta, tienen muchos beneficios añadidos, entre ellos, asegurar una adecuada hidratación.
- Legumbres. Hay datos que apuntan a que los granos como lentejas y garbanzos favorecen especialmente el metabolismo, proporcionando un mayor efecto calor.
- Avena. Es un alimento calórico, además de rico en fibra (saciante). Supone una excelente opción frente a los rigores invernales. Contribuye a aportar la energía necesaria para combatir las bajas temperaturas y fortalecer el sistema inmunitario
- Chocolate. Sobre todo, el chocolate negro a la taza es uno de los alimentos que más nos “pide el cuerpo” cuando bajan las temperaturas, y ambos expertos aconsejan su ingesta. Es un alimento calórico y al ingerirlo caliente, aumenta las calorías totales aportadas al organismo
FUENTE: CuidatePlus y la Universidad de O Higgings