Cualquier persona que practica deportes o hace algún tipo de ejercicio físico los conoce bien. Después de un entrenamiento intenso, aparece un dolor muscular. ¿Pero por qué?
Cualquier persona que practica deportes o hace algún tipo de ejercicio físico los conoce bien. Después de un entrenamiento intenso, aparece un dolor muscular. ¿Pero por qué?
Lo que sucede es que los músculos se ven expuestos a lo que se conoce como una carga excéntrica. Esa exigencia se diferencia de las contracciones concéntricas, que hacen que el músculo se contraiga como cuando se entrenan los bíceps con pesas. En las excéntricas, en cambio, hay un factor o fuerza externa que frena el estiramiento del músculo. Un buen ejemplo son los pasos frenados del squash o del tenis.
Por poner un caso muy gráfico: puede que alguien sea un muy buen corredor, pero si baja una colina trotando, al día siguiente sentirá dolor muscular, porque aunque esté habituado a trotar en una superficie llana, no está acostumbrado a esa exigencia excéntrica que se genera en el freno constante necesario para bajar una colina o una pendiente.
"La sumatoria de falta de costumbre y exigencia excéntrica es lo que genera el dolor muscular posterior", explica el doctor Herbert Löllgen.
Esos dolores pueden ser decodificados como una buena señal. Uno siente que ha hecho deportes. Sin embargo, a veces pueden llegar a ser tan fuertes que uno pierde el control sobre ese músculo y, por ejemplo, puede llegarse a ver en la situación de que le cuesta bajar una escalera.
Un dato interesante: esto nunca les sucede a quienes nadan, porque en la natación no se hacen movimientos excéntricos.
Antes se decía que el dolor se producía por el aumento de ácido láctico en los músculos, pero Löllgen asegura que esa hipótesis quedó descartada hace tiempo y que hoy se estima que se debe más bien a microdesgarros musculares.
Esos pequeños desgarros dañan proteínas estructurales de las células musculares y de la membrana celular y eso, a su vez, libera enzimas y proteínas. El organismo nota que hay algo que no está bien y genera una respuesta inmunológica en esa zona. En concreto: libera sustancias que hacen aumentar el dolor porque sensibilizan las terminaciones nerviosas. Eso es, según los especialistas consultados, lo que hoy se cree que genera el dolor musuclar por ejercicio.
Desde el punto de vista médico no es nada preocupante, ya que es una lesión muy menor que no provoca daños a largo plazo, explican los expertos. No obstante, advierten que durante esa fase el músculo es más propenso a sufrir lesiones y por eso recomiendan no ignorar el dolor ni continuar entrenando con la misma intensidad.
Es más, Löllgen recomienda reducir un poco la exigencia y recurrir al calor de un baño o de un sauna para aliviar los dolores.
Para evitar todos estos inconvenientes es fundamental hacer un buen precalentamiento antes de entrenar. Si va a jugar al fútbol, haga un precalentamiento para las piernas, y si va a jugar al balonmano, concéntrese en los brazos.
Además, hay que tener en cuenta que esos dolores se dan con mayor frecuencia con el paso de los años. Si uno no entrena con regularidad, suelen darse más a menudo.
Michael Branke se dedica a formar a entrenadores de estudios de fitness en Alemania. Él está convencido de que la vieja escuela que creía que ese dolor muscular era bueno porque era un indicador de que el músculo estaba creciendo es errada.
Sostiene que lo mejor es hacer ejercicios que vayan creciendo en intensidad y que lo primordial es entrenar con regularidad. "De ese modo son pocas las veces que se dan dolores musculares". En otras palabras: "Hay que darle tiempo al cuerpo para adaptarse a exigencias cada vez mayores. Si se hace eso, va todo bien."
FUENTE: DPA