BUDAPEST.-EFE
En el sepelio, en el que participaron representantes de la vida cultural, social y política de Hungría, así como familiares, diplomáticos y ciudadanos,
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Centenares de personas se despidieron en el cementerio budapestino Fiumei úti del premio Nobel de literatura, Imre Kertész, fallecido el pasado 31 de marzo.
En el sepelio, en el que participaron representantes de la vida cultural, social y política de Hungría, así como familiares, diplomáticos y ciudadanos, hablaron los escritores húngaros György Spiró y Péter Esterházy, amigos del autor de "Sin sentido".
"Fue la persona más libre que jamás conocí", aseguró Spiró, y recordó los capítulos más importantes de la vida de Kertész, que sobrevivió los campos de concentración nazis, así como el régimen comunista posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Por su parte, Esterházy, al evocar su amistad, opinó que Kertész "nos ha dejado la inquietud como legado. Esa es su herencia".
Según informó el portal "nol.hu", la familia decidió dar un largo plazo para el entierro escritor para hacer posible que todos sus admiradores puedan participar en el evento.
A la ceremonia, celebrada en el camposanto donde descansan grandes protagonistas de la cultura, política e historia húngara, asistieron el primer ministro del país, Viktor Orbán, así como el ex jefe de gobierno, Péter Medgyessy, entre otros.
En la tumba de Kertész la familia colocó una sencilla lápida de madera negra, en la que figuran únicamente su nombre y las fechas de nacimiento y muerte, en letras doradas.
Kertész murió en Budapest el pasado 31 de marzo, con lo que Hungría perdió a su único Nobel de literatura, que sufría la enfermedad de Parkinson.
Nacido en una familia judía en Budapest el 9 de noviembre de 1929, a los 14 años fue deportado por las autoridades húngaras a Auschwitz y posteriormente al campo de concentración de Buchenwald.
Fuera de Hungría, la obra de Kertész tuvo gran éxito en Alemania, donde vivió durante largos años y fue distinguido con el prestigioso Premio Herder de las letras y el galardón de la Feria del Libro de Leipzig.
Tradujo muchas obras del alemán al húngaro y aseguró que dos grandes escritores de la lengua germana, Thoman Mann y Franz Kafka, fueron algunas de sus grandes influencias.
También recibió las más altas distinciones húngaras, como el premio Kossuth (1997) y la Orden San Esteban en 2014.
Ya enfermo de parkinson, Kertész reiteró varias veces su intención de dejar de escribir, y en su última obra, La última posada, publicada en 2014, trata de cómo aceptar la muerte.
En los meses anteriores a su fallecimiento,Kertész estaba trabajando en la edición de su diario escrito entre 1991 y 2001, que se publicará en húngaro bajo el título de El espectador.
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