MIAMI.-  Drew Barrymore se sinceró sobre su ingreso a un centro de rehabilitación a los 14 años, donde recibió tratamiento durante casi dos años. En su programa The Drew Barrymore Show,  la actriz y presentadora habló sobre su experiencia con Mae Martin. 
 
   Martin creó, coescribió y actualmente protagoniza Wayward, una serie de misterio de Netflix que sigue la investigación de una policía local en una escuela para adolescentes con problemas en un pequeño pueblo aislado.
 
		  La serie está basada libremente en las vivencias de Martin, quien recordó durante la conversación que una amiga de la infancia había ingresado en un centro similar durante dos años en su adolescencia.
 Después de que Martin hablara sobre la experiencia de su amiga, Barrymore detalló su propio tiempo en rehabilitación.
 "Mi experiencia en la institución me aportó mucha ligereza. Sé que suena raro, pero fue como un estímulo para decir la verdad, para ser valiente, encontrar humor y heroísmo en el camino. Y, sinceramente, es lo mejor que me ha pasado en la vida. Valoro muchísimo esa experiencia, pero no fue fácil. Fue durísimo", expresó la actriz. 
 Barrymore ha sido muy abierta con respecto a su juventud luchando contra el abuso de sustancias y su posterior recuperación. 
 En una entrevista de 2015 con The Guardian, reveló que pasó 18 meses en un centro de rehabilitación por adicción a las drogas y el alcohol cuando tenía 13 años.
 Le contó al medio que en aquel entonces se sentía muy sola y fue una época de mucha rebeldía. "Me escapaba. Estaba muy, muy enfadada". 
 Peligroso legado
 Drew Barrymore proviene de una de las dinastías más antiguas y prominentes de Hollywood, con una historia que se remonta a la época del cine mudo. Hija del actor John Drew Barrymore y nieta de John Barrymore, la actriz creció bajo el peso de un linaje complejo, marcado por el éxito artístico y, a menudo, la inestabilidad personal.
 En el pasado, la actriz ha hablado de los antecedentes de alcoholismo y abuso de sustancias en su familia. 
 Su infancia se caracterizó por la ausencia de límites parentales firmes y la exposición temprana a fiestas y eventos de adultos, lo que la condujo a un camino de experimentación prematura. 
 Con tan solo nueve años, Barrymore ya consumía alcohol, y a los once, había escalado al consumo de marihuana y cocaína.