WILMA HERNÁNDEZ
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@whernan
Entre los actos del circo destaca el popular número a manos del entrenador de tigres Tabayara “Taba” Maluenda, quien comenzó en el mundo de las acrobacias a sus 13 años, y poco a poco descubrió su pasión por entrenar animales
WILMA HERNÁNDEZ
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Como cada año, regresa a la Capital del Sol la magia del gran show circense a cargo de Ringling Bros. and Barnum & Bailey. Las funciones del espectáculo Circus Xtreme arrancan este viernes y se extienden hasta el 18 de enero en el American Airlines Arena.
Entre los actos del circo destaca el popular número a manos del entrenador de tigres Tabayara “Taba” Maluenda, quien comenzó en el mundo de las acrobacias a sus 13 años, y poco a poco descubrió su pasión por entrenar animales.
“Mi abuelo fue entrenador de tigres, fue el primero en su época en ser propietario de tigres en Sudamérica. De ahí viene mi gusto por los animales”, expresó el experto a DIARIO LAS AMÉRICAS.
Según Maluenda, la clave está en conocer a estos felinos, y para lograrlo deja que jueguen durante los primeros meses de convivencia. De ese modo, van demostrando sus habilidades.
“Los tigres son igual que los gatos domésticos, permanecen mas de 20 horas durmiendo. No son animales activos, como la gente cree”, expresó.
Es a través de las aulas de ejercicios con pelotas, piscinas, entre otras actividades, que va conociendo la personalidad de cada tigre y así decide cual debe entrenar.
Las técnicas a emplear no son las mismas para cada felino, pues algunos son más tranquilos, mientras otros son hiperactivos y les gusta saltar los obstáculos.
“Hay tácticas para hacer que un tigre camine en pie. Hay otra para hacer que se acueste, otra para que ruede, o que acepte que otro se siente encima de él”, explicó.
Aunque aseguró que la mayoría de esos ejercicios forman parte de la naturaleza juguetona del tigre.
“Ellos juegan, brincan, se sientan, se levantan en pie para ver los árboles. Son cosas naturales del felino”, agregó, al mismo tiempo aclarando que no doma a los tigres, sino que los entrena al igual que un instructor de aeróbicos o zumba entrena a sus alumnos.
El reto
Pero no se puede olvidar que son fieras con uñas y dientes, y al menor descuido su vida corre peligro. Por tanto, el entrenador debe ser muy cauteloso, seguir sus instintos de supervivencia y saber cuándo no insistir.
“El entrenador no tiene que ser el más valiente, ni el más macho ni el súper hombre. Tiene que ser el más inteligente porque tiene que saber cuándo puede forzar a un animalito a hacer un ejercicio y cuándo no. Tiene que ser como un boxeador, estudiar la situación y saber cuándo comete un error”, indicó quien también ha entrenado chimpancés, caballos, cebras, elefantes y camellos.
Ser paciente y habilidoso también es esencial para desempeñar su labor. Según comentó, un error que pudiera desatar un ataque sería ignorar las señales que el animal envía.
“Hay que tener mucha psicología y no presionarlo mucho. Si está en un mal momento, no se puede pasar por encima de él, porque nunca le vas a ganar a un tigre ni a ningún animal. Los tigres son agresivos, y si un día uno se levanta rebelde y no quiere hacer los ejercicios, lo dejo ahí y después se le pasa”.
De sus compañeros de trabajo, que se han convertido en su familia y a quienes asegura querer, Maluenda ha aprendido la lealtad, pues asegura que son “seres especiales”, que no son traicioneros.
“Tengo una buena relación con los tigres. Cuando llegan pequeños son como mis hijos, luego son como adolescentes y cuando trabajan, son mis compañeros de trabajo. Y yo soy el jefe, el líder y tengo que ver que ellos estén bien y tengan las mejores condiciones”.
Aunque ha pasado varios sustos, asegura que “no le da miedo para nada”. Incluso dice sentirse mejor dentro de la jaula con los tigres que fuera de ella.
“Me siento más confiado y seguro dentro de la arena con el tigre que afuera, porque si el tigre me ataca, sería por un error que yo cometa, mientras que afuera te envidian y te quieren quitar el trabajo”, expresó.
Contó que su equipo de 18 tigres se alimenta una vez al día, nueve libras de comida consumen las hembras y 12 los machos. Al igual que los humanos, padecen del colesterol y problemas cardíacos, por lo que los mantienen en dieta.
A sus alumnos felinos acostumbra darles el nombre de sus amigos o familiares allegados. Un detalle que destaca el acto del chileno, es el grito de ¡Azúcar! que lanza durante su función, en honor a Celia Cruz. Para el horario de las funciones, consulte ticketmaster.com.
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