viernes 22  de  septiembre 2023
ARTES VISUALES

Héctor Catá, arte y perseverancia

La permanencia del pintor Héctor Catá en el quehacer artístico miamense es un motivo de celebración
Por JESÚS HERNÁNDEZ

MIAMI.- Luego de vencer el largo camino que supone la vida artística del pintor, la obra de Héctor Catá prevalece en Miami con sus figuraciones y amplia paleta de colores.

Representar el entorno que nos rodea, sea un paisaje, una edificación o una persona, con la destreza concebida por la imaginación, es una condición artística que solo se alcanza con la habilidad personal y el paso del tiempo.

La figuración es el arte más antiguo. Es una manifestación pictórica que evolucionó y fue adaptada a nuevas culturas, corrientes y geografías, basada precisamente en la capacidad intuitiva y ajustes a la norma.

La obra de Catá tiene su base en la corriente figurativa cubana de los años 1920, cuando el Modernismo Parisino llegó a Cuba y fue adaptado a la luz y el color del trópico caribeño por Víctor Manuel, Amelia Peláez y René Portocarrero.

Graduado de la escuela cubana de artes plásticas San Alejandro, a Catá lo conocimos en Miami por su magnífica serie de La Catedral de La Habana, después de disfrutar el éxito de su obra en Cuba, donde estuvo sujeto al rigor censor de la dictadura en la isla.

Tras 30 años de ausencia en Cuba, Catá no necesita viajar a la isla para rememorar imágenes porque las tiene muy clara: “Hay mucho dolor acumulado en mí. No regreso”.

Sorpresivamente, aún prevalece en el hospital CIMEQ en La Habana su mural Habana Vieja, de 53 metros cuadrados, que realza el lobby del centro médico cubano.

Esa etapa le confirió al artista un importante puesto en la nueva generación de pintores, que le sirvió para perfeccionar sus habilidades creativas dentro de los cánones del término escuela cubana.

De esta manera, Catá recorrió su andar entre catedrales, tejados y fachadas con abundante delineación y coloración para denotar la riqueza de la antigua arquitectura de la capital cubana, hasta incursionar en vírgenes, paisajes, gallos, jarrones, vendedoras de frutas y elegantes señoras con sombreros que manifiestan una rica manifestación creativa.

“Sigo pintando, ahora por encargos, pero con absoluta libertad”, afirmó el pintor a DIARIO LAS AMÉRICAS.

Por ejemplo, “me piden un unicornio, pero lo hago a mi estilo e imaginación. Lo coloco en una campiña cubana y dentro del unicornio pinto una imagen de la ciudad de La Habana haciendo uso de la transparencia”, que es la insinuante técnica que deja entrever lo que hay detrás de un primer plano.

No obstante, Catá no abandona sus series de catedrales y señoras elegantes con sombreros que llama doñas: “Me piden esos cuadros, que forman parte de mi carrera”.

En su obra la creatividad se manifiesta con la realización de imágenes acumuladas en la memoria. Son recuerdos e interpretaciones muy particulares que expresan valores y se sustentan con el uso de acrílicos, muchas veces rematados con óleo que produce una atractiva combinación de texturas.

Las catedrales de Catá tienen la particularidad de la abundancia de detalles, tonos oscuros y brillantes y un cielo que no es azul.

“Me gusta aplicar un atardecer fuerte, agresivo, rojizo en muchos casos, para resaltar el contraste”, señaló.

De sus doñas resalta la estética femenina acentuada por la sensualidad. Gruesos trazos que sirven para resaltar los tonos empleados sobre fondos de colores diversos.

En sus andares pictóricos, entre tejados y fachadas, Catá destaca el paisaje urbano de una ciudad de ensueños que, como una señora que fue hermosa, denota aún su encanto de antaño. Y todo esto lo respalda con la fuerza del barroquismo tropical que distingue buena parte de la pintura figurativa cubana.

“Fui vilipendiado por muchos, incluso por pintores. Pero yo continué pintando y aquí estoy, pintando”, subrayó.

“Puedo decir que he sido bien remunerado”, acentuó.

De sus obras públicas, sobresale en Miami el mural Carnaval, que preside el salón del restaurante Mojitos, donde además hay una exposición permanente de doñas y otras creaciones.

Otra de sus piezas características es el piano de cola del maestro Manny Pérez, en el que se aprecia una imagen pintada a mano de la Ciudad de La Habana.

De sus exposiciones en Miami recordamos las exhibiciones en La Liga Contra el Cáncer y otras en los salones Arche y Leal´s.

La permanencia de Catá en el quehacer artístico miamense es motivo de celebración. Un pintor que logra imponerse a las nuevas tendencias y mantiene vivo buena parte del legado pictórico cubano de los últimos 100 años.

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