lunes 19  de  mayo 2025
CINE

Jacques Audiard: "Creo muy inocentemente en el poder del amor"

La elección del conflicto de Sri Lanka, que entre 1983 y 2009 enfrentó al gobierno con los separatistas tamiles, obedece a que Audiard buscaba unos personajes que no tuvieran ninguna relación con el francés

MADRID.- EFE

Detrás de cada película de Jacques Audiard hay una pregunta, y en Dheepan, el filme que se alzó con la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes, el director y guionista francés quería averiguar quién se esconde detrás de los rostros anónimos de los refugiados.

"En Dheepan identifico a una persona, le presto un nombre, un cuerpo y un inconsciente, y en este inconsciente está la violencia", explica en una entrevista con Efe. Pero también la búsqueda del amor. "Creo muy inocentemente en el poder del amor", añade.

Esa primera pregunta surgió hace años, después de estrenar la aclamada El profeta (2009), cuando la crisis de refugiados en Europa no había adquirido las dimensiones actuales, pero hoy cobra más sentido si cabe.

"La actualidad se ha unido brutalmente a la película, aunque la cuestión que se plantea en la ficción no es puramente de inmigración sino de integración: qué esfuerzos tienen que hacer estas personas para integrarse en una cultura y una sociedad que no conocen", apunta.

"También se plantea la pregunta de si tenemos derecho a una segunda vida. Y la respuesta que yo suelo dar es que sí, pero con protagonistas diferentes, cambiando el 'cásting'", bromea.

A caballo entre el "thriller" y el drama social y romántico, Dheepan cuenta la historia de un exsoldado, una joven y una niña que se hacen pasar por familia para huir de la guerra civil de Sri Lanka. Una vez en Francia se asientan en un barrio periférico, con problemas de delincuencia, e intentan construir un hogar.

La elección del conflicto de Sri Lanka, que entre 1983 y 2009 enfrentó al gobierno con los separatistas tamiles, obedece a que Audiard buscaba unos personajes que no tuvieran ninguna relación con el francés.

"Quería que el idioma fuera la primera barrera a superar, lo que excluía una parte de África y el sudeste asiático. Entonces descubrí Sri Lanka, un conflicto del que apenas se había informado en Francia y que yo no conocía en absoluto, y me pareció muy atractivo descubrirlo".

A diferencia de su anterior película, "De óxido y hueso", un melodrama protagonizado por Marion Cotillard "muy pegado al guión", en esta ocasión el cineasta de 63 años ha tirado mucho de improvisación, de modo que la historia definitiva fue tomando cuerpo en el rodaje e incluso el montaje.

"Fue una buena idea porque los actores, al no tener experiencia previa en cine, si hubieran estado muy encorsetados en un guion, lo habrían hecho peor", sostiene.

De hecho, la elección del reparto fue una pieza clave en la configuración del filme.

Jesuthasan Anthonythasan, que interpreta al protagonista, fue en la vida real un exniño soldado y combatió con los Tigres de la Liberación tamiles entre los 16 y los 19 años. Luego huyó de su país y se estableció en Tailandia antes de mudarse a Francia, con 25 años.

Nunca había actuado antes, aunque es autor de varias novelas basadas en sus recuerdos de la guerra, así como obras de teatro, ensayos políticos y crítica literaria.

Tampoco la niña, Claudine Vinasithamby, residente en Francia, tenía experiencia previa, mientras que Kalieaswari Srinivasan, procedente de Chenai (India), es actriz de teatro.

"Al principio tenía dudas sobre si hacer esta película, pero el día que empecé a hacer el 'casting', cuando oí su idioma y vi sus registros expresivos, que no conocía, supe que lo haría", asegura.

"Me apasionó la idea de contar con gente que son totalmente diferentes. El idioma es solo la punta del iceberg. También el humor y la ironía son diferentes, y la pena, cómo se muestra o se esconde. Fue un placer y una lección trabajar con ellos", prosigue.

A la pregunta de qué ha cambiado en su vida tras ganar la Palma de Oro, Audiard admite que hubo algo que cambió de inmediato.

"Pensaba que después de Cannes volvería a encerrarme a rematar el montaje, pero, una vez gané la Palma, ya no tenía ganas. Pensé que, si el jurado había validado así la película, podría cogerme dos meses de vacaciones. Y así lo hice, hacía años que no me las tomaba. Así que gracias, Festival de Cannes, por las vacaciones".

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