MIAMI.- La Casa de los Trucos tiene una historia de más de 100 años. Este emblemático lugar ha marcado a varias generaciones entre Cuba, donde nació, y Miami, donde reabrió en 1972. Sin duda es una de las joyas de La Pequeña Habana.
Su historia se remonta a la primera mitad del siglo XX, en un local en la calle Bernaza, en La Habana Vieja, Cuba
MIAMI.- La Casa de los Trucos tiene una historia de más de 100 años. Este emblemático lugar ha marcado a varias generaciones entre Cuba, donde nació, y Miami, donde reabrió en 1972. Sin duda es una de las joyas de La Pequeña Habana.
Cuando uno pasa el umbral del establecimiento todo se convierte en una broma, y da gusto caminar por los pasillos llenos de fantasías y los chistes más alocados.
Jorge Torres, al frente del lugar, me entrega un billete de 50 dólares; uno falso, quiero decir. Lo único que no le agradezco es que me haya ofrecido un apetitoso dulce en un platito, y que al levantarlo me saludara una cucaracha brillante como recién pulida. Uno de los beneficios de quienes trabajan en La Casa de los Trucos es que se pueden reír de los clientes.
“La Casa de los Trucos nació hace más de 100 años en Cuba. Existía antes de 1920, porque tenemos catálogos de ese tiempo”, explicó Jorge Torres a DIARIO LAS AMÉRICAS.
El local habanero estaba en la calle Bernaza número 115, en La Habana Vieja, y aún muchos recuerdan sus innumerables disfraces y bromas. Mi padre es uno de ellos, pues en la década de 1950, siendo niño, fue muy feliz cuando mi abuelo le compró una reluciente caca o mojón (falso, por supuesto, pero muy convincente), que era uno de los productos más populares en esos años, junto a los espejuelos con bigotes y los antifaces para las fiestas.
Poco después de la llegada de Fidel Castro al poder en 1959 la tienda fue cerrada. Después de una pausa de varios años, Esteban Torres abrió La Casa de los Trucos en Miami en 1972.
Junto a la Frutería Los Pinareños, La Casa de los Trucos ha resistido al tiempo y los cambios que ha visto La Pequeña Habana en las últimas cinco décadas. Es parte de la identidad del exilio en Miami, que fue reconstruyendo en esta orilla parte de lo perdido o arrebatado por el régimen castrista.
Pilar l. Benítez, en su tesis sobre el papel de los exiliados cubanos (1960-1973) en el desarrollo de la Calle Ocho, cuenta cómo Esteban Torres llegó a Estados Unidos en una embarcación de 14 pies después de que, en octubre de 1962, Fidel Castro cerrara las fronteras de Cuba, medida que hizo ilegal cualquier salida de la isla.
Por su parte, en su libro Discovering Vintage Miami, Mandy Baca dedica una parte a La Casa de los Trucos, donde Jorge cuenta cómo su padre, Esteban Torres, “trajo la tienda a Miami porque, como muchos cubanos fueron desplazados, él quería crear una memoria de La Habana aquí en EEUU”.
“La tienda en Miami abrió hace 51 años”, continuó Jorge Torres, quien cedió esta entrevista desde su puesto en el mostrador del local. “Aquí delante había una casita vieja de madera que estaba encima de bloques de cemento. Cada vez que enseñaban una broma y la gente brincaba, la casa entera se movía”, dijo entre risas. “El miedo que tenía todo el mundo es que se iba a ir con un huracán; parecía la casita de Dorothy, de El mago de Oz”.
Y agregó que “en 1980 hicieron este local detrás de la casa. Donde está el parqueo ahora es donde estaba la casa”.
El espacio es poco para miles de disfraces y accesorios, por eso cada rincón se aprovecha y es necesario mirar hasta el techo porque en cualquier sitio hay una sorpresa. ¿Cuáles son los disfraces o vestuarios más populares?, le pregunto. Y no tiene por dónde empezar, son muchísimos y los gustos fluctúan según las tendencias.
“De Cuba hay disfraces de rumbera, de la guajira cubana, vestidos de Celia Cruz. Tenemos disfraces de Miami Vice, del estilo de los años 80, disfraces de las porristas del Miami Heat. También es un oasis para las quinceañeras que buscan vestidos tradicionales. Hay maquillaje, accesorios, pelucas…”, destacó Torres.
“¿Me puedes poner otra bolsita? Esto es para mandarlo para Cuba”, dijo una cliente, creando una pausa en nuestra charla.
“El surtido ha aumentado exponencialmente desde 2003”, aseguró Torres. Y añadió: “En ese tiempo teníamos como mil diferentes estilos de disfraces, y ahora tenemos quince mil diferentes estilos. Es un aumento de casi setecientos nuevos disfraces al año. Los accesorios también han subido. También, como cambia la cultura popular, vienen cosas nuevas”.
Sobre los disfraces que han dejado de ser famosos mencionó el de Hannah Montana: “Si lo compran las personas es por nostalgia”.
En ese sentido subrayó que “lo cómico es que están trayendo disfraces de nostalgia de nuevo; es cíclico. Un ejemplo, Robocop, de la película de los 80, igual que Capitán Planeta. Lo que pasa es que las personas comienzan a enfocarse en las décadas más recientes, las décadas que eran de su juventud. Ahora mucha gente se quiere vestir de los 80 y los 90”.
Una cliente se acercó buscando el disfraz de Josephine, de la serie Bridgerton, y nos fuimos por unos instantes al siglo XIX, pensando en esa magia de viajar en el tiempo a través de la moda.
Dando un salto al siglo XX, Torres señaló que hay quienes disfrutan recrear las fiestas de los años 1920: “Las fiestas de los flappers, la cultura de esos años. Se inspiran en series como Peaky Blinders, de gangsters. Lo cómico es que los flappers se volvieron muy populares empezando esta década”.
Desde 2021 “la gente empezó a regresar a las fiestas, a vestirse, igual que en 2022, y hubo una explosión”.
¿Qué es lo que más buscan? “Todos los años son diferentes. Está basado en la cultura popular, si hay algún programa de televisión. Por ejemplo, para las niñas y las mujeres ha sido muy popular la Merlina, o Wednesday. También la película Encanto fue muy popular”.
Como acotó, “nosotros sabemos lo que va a salir el año que viene y ordenamos temprano, así sabemos los nuevos disfraces”.
Dirección y contacto: 1343 SW 8th St, Miami, FL 33135. (305) 858-5029 www.crazyforcostumes.com