MIAMI.-JESÚS HERNÁNDEZ
[email protected]
@hesushdez
Hay artistas que pagan por los comentarios de los críticos y las exhibiciones en galerías. Todo es vendible en el mercado del arte. Incluso las portadas de las revistas de arte más importantes del mundo tienen un precio
MIAMI.-JESÚS HERNÁNDEZ
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El crítico cubano de artes plásticas y comisario de exposiciones Píter Ortega Núñez habla con DIARIO LAS AMÉRICAS sobre sus inquietudes ysu más reciente publicación El peso de una isla en el amor de un pueblo, luego de presentarla con éxito en Miami.
Ortega Núñez, licenciado en Historia del Arte, reúne en este libro un compendio de reseñas sobre las artes plásticas cubanas y ensayos puntuales sobre diversos temas artísticos, que fueron publicados durante los últimos cinco años en revistas, periódicos o catálogos, además de trabajos puntuales que fueron escritos para esta ocasión.
-Es graduado en Historia del Arte y ejerció la profesión de varias maneras en Cuba. ¿Cómo resume esa experiencia?
Aprendí mucho. Comencé a preparar exposiciones, como especialista y curador en dos importantes galerías de La Habana: Servando Ccabrera y Habana Club. Además escribí sobre artes plásticas para las revistas culturales cubanas, desde Revolución y Cultura, La Gaceta de Cuba hasta Arte Cubano. Fui incluso editor asistente para Arte Cubano y hoy sigo escribiendo para esa publicación desde Miami.
-¿Cómo es el proceso de selección para publicar un comentario en una de esas revistas, que son subvencionadas por el estado?
Cuando es un artista joven, tal vez recién graduado, se publica en el tabloide del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, pero si es un artista con trayectoria se publica en la revista Arte Cubano. El texto no es publicado si el artista no es bueno, aunque el texto haya sido escrito por un crítico reconocido.
-¿Es posible que una crítica publicada no sea sincera, verdadera?
Eso ocurre en el mundo entero. Hay artistas que pagan por los comentarios de los críticos y las exhibiciones en galerías. Todo es vendible en el mercado del arte. Incluso las portadas de las revistas de arte más importantes del mundo tienen un precio.
-En otras palabras, todas las críticas no son sinceras.
Yo me cuido mucho. Yo trato de tener un principio ético muy serio. No me gusta que mi nombre esté de boca en boca. Eso es muy feo. Yo creo que para un crítico lo más importante es la credibilidad, la honestidad intelectual. Que la gente sepa que uno cree en lo que escribe.
-¿Cómo se manifiesta en Cuba el mercado de las artes plásticas estos días?
Hay mucho movimiento de coleccionistas extranjeros. Incluso compradores de arte para museos. Es curioso cómo prefieren ir a Cuba a comprar arte cubano, hay mucho prejuicio con los artistas del exilio. Como si no existieran. Creo que tiene que ver con el encanto del arte que problematiza el poder [del Gobierno cubano], como Pedro Pablo Oliva, y les parece muy valiente que hagan ese arte desde adentro.
-¿Hay diferencia entre el arte plástico cubano de la isla y de Miami?
Diferencia de calidad no hay. Aquí en Miami hay tanto talento como en Cuba, aunque las motivaciones podrían ser diferentes. El artista que llega a Miami trata de ajustarse al contexto que lo rodea y puede sufrir un desarraigo. Por ejemplo, conozco un pintor, Raciel Gómez Golpe, que pintaba con un oficio casi hiperrealista las viviendas destruidas y los edificios en ruinas que tienen que ver con el estado de la ciudad [La Habana] que se cae en pedazos. Pero aquí en Miami no encuentra esa motivación, no están los derrumbes que él recogía en sus pinturas, y ponerse a reproducir las escenas de La Habana, mientras vive en Miami, no tiene sentido para él. O sea, prácticamente tiene que reinventarse. Hay otros géneros, como el paisaje, que permiten la continuidad.
-Menciona en su presentación que reside entre Miami y La Habana ¿Cómo lo hace?
Es un decir. Ahora se puede tener doble residencia. Cuando reciben la residencia estadounidense, tienen aún vigente el permiso de 24 meses de salida de Cuba y vuelven a la isla unos días, o meses. Luego regresan a Estados Unidos por unos días para no perder la greencard.
Ortega Núñez preparó la exposición colectiva From Venice to Miami, o de Venecia a Miami, que el salón expositor Rimonim Art Gallery acoge estos días, para presentar la obra de cinco artistas que participaron en la 56ª Bienal de Venecia. Consulte el portal Rimonimartgallery.com para más información.
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