jueves 21  de  marzo 2024
ESPECIAL

Luis Enrique: "La música me trajo a Miami"

El cantautor nicaragüense, a quien la Ciudad del Sol le ofreció la oportunidad que no encontró en Los Angeles, conversa sobre la importancia de cultivar y respetar los diferentes géneros musicales
Diario las Américas | WILMA HERNÁNDEZ
Por WILMA HERNÁNDEZ

MIAMI.- La perseverancia y el espíritu triunfador, además de su estilo propio que le ha valido ser conocido hasta hoy como El Príncipe de la Salsa, definen a Luis Enrique, quien no vaciló en dejar Los Angeles hace más de tres décadas para abrirse camino en Miami y desde aquí proyectar su carrera internacional.

Corría la década de los años 80 y la meca del cine no era tan bondadosa con quienes anhelaban triunfar en la música.

“Viví unos seis años en California y luego vine por la oportunidad. En esa época, en Miami había un movimiento importante de bandas que sonaban mucho en la radio, bandas locales como la de Willy Chirino, la de Los Sobrinos del Juez [Carlos Oliva], o el Grupo Clouds. Había un montón de bandas que armonizaban con la música y el sonido de Miami”, contó el cantautor nicaragüense, quien emigró a California, con apenas 15 años, en compañía de su madre y su hermano menor.

“En aquel momento, en Los Angeles, yo no veía gran oportunidad para mí. Y me ofrecieron un trabajo con una banda de California que estaba sonando en Miami, que había hecho una versión en charanga de una canción de Kenny Rogers. Y yo sin pensarlo mucho me dije: voy para Miami. Tengo familia acá por parte de mi mamá, y eso me ayudó un poco a estabilizarme y establecerme en el primer año. En ese entonces aquí se estilaban mucho los lugares para tocar en vivo, incluso por ahí pasaban importantes bandas de salsa de Puerto Rico y Nueva York”, recordó.

Indudablemente, fue la música la que hizo que el intérprete de Yo no sé mañana cruzara de costa a costa en busca de oportunidades, como también ha sido esa musa que lo ha abrazado e impulsado a seguir adelante, aunque a veces con la añoranza de otra época.

“Miami es una ciudad bastante difícil. En aquel momento se hacía más música en vivo, había más lugares donde ofrecer música en vivo. Y creo que eso es algo de lo que extrañamos un poco quienes hace tiempo vivimos aquí. Por ejemplo, aún hay gente que viene de visita y me pregunta dónde pueden escuchar música latina. Y eso es algo difícil de encontrar hoy. No hay clubs como se estilaba antes donde la gente iba a bailar salsa, merengue, cumbia. Hoy no se estila mucho eso, hay más discotecas”, señaló.

“Pero sí creo que ha habido un crecimiento enorme en esta ciudad, una diáspora importante de Latinoamérica y Europa. Miami es como una gran olla de diferentes culturas, y eso me parece hermoso, porque es una ciudad bastante diversa, multicultural. Es esa diversidad cultural lo que más me gusta de Miami, porque es como sentirse en casa, como tener a toda Latinoamérica unida en una misma ciudad, y eso es algo muy bonito. Y desde luego, como latino, lo que uno siente encontrándose con gente de todos lados es maravilloso y enriquecedor”, agregó.

En cuanto a si la escena artística miamense de hoy es favorable para que afloren y crezcan los nuevos talentos, comentó que lo principal para triunfar en la música es traer una propuesta diferente, ser original.

“Una persona que tiene talento y verdaderamente es única en el mercado, es decir, no se parece a nada ni a nadie, cuelga un video en internet, y estoy seguro que si es algo que es una ‘bomba’, habrá no una, sino muchas disqueras interesadas. Lo que pasa también es que no se puede hacer más de lo mismo. Hay mucho de lo mismo, ¿entonces donde está lo único?, porque lo que yo admiro en un artista nuevo es aquello que lo hace único en su estilo, eso que lo hace sobresalir del montón de gente que hay haciendo música. Y creo que es lo mismo que el público busca sin saberlo”, indicó.

Asimismo, abogó por la diversidad musical, y defendió el derecho de existir del reguetón y de que sus exponentes se expresen a través de ese estilo.

“Hay una bellísima generación de músicos que viene surgiendo, además, no se le puede seguir echando la culpa a ningún género, no pueden culpar al reguetón. El reguetón tiene que existir, es también una forma de expresión, un vehículo para que los artistas de ese género se comuniquen. Y hoy es uno de los géneros más queridos por la juventud. Es así, gústele a quien le guste, es la verdad y tiene que existir,” expuso.

“Lo que no puede dejar de existir es todo lo otro. Es ahí donde yo hago énfasis. La industria también se encarga de desaparecer todo lo demás, y se pierde la diversidad de música tan hermosa que tenemos en Latinoamérica y EEUU. No puede un género abarcarlo todo y de repente que nada más exista, ni los viejos ni los que están llegando. Es una cosa muy ilógica por parte de la industria”, añadió.

Para el músico, que tiene en su haber cinco Latin Grammy y un Grammy, el éxito radica en el camino que el artista se labra hasta lograr que su obra se inmortalice, sin importar el número de premios que acumule a su paso. Y eso, precisamente, le aconseja a las nuevas generaciones en la música.

“Primero tienen que entender qué es lo que los hace únicos, diferentes, no preocuparse por hacer un proyecto por ganarse un Grammy, porque yo he escuchado a artistas jóvenes por ahí decir que cómo hacen para ser famosos y ganarse un Grammy. La carrera de un músico no se trata de eso. La carrera de un artista es mucho más que eso, transciende a cualquier premio y a la fama. Es dejar una obra que permanezca con el paso del tiempo, porque es hermosa y dice cosas importantes, porque son canciones para bailar increíbles y que nunca se olvidan. La obra tiene que hablar por sí sola sin necesidad de tanto aditivo”, dijo.

“Es por eso por lo que en realidad los artistas se deben preocupar, por saber qué es lo que los hace diferentes, qué es lo que los va a hacer notar entre ese mar de gente haciendo música hoy día”, agregó.

En la vigésima entrega del Latin Grammy, el disco Tiempo al tiempo, que Luis Enrique grabó junto al grupo venezolano C4Trío, obtuvo dos premios: uno al mejor álbum folclórico y otro al mejor arreglo por la canción Sirena, que el cantautor compuso junto a Fernando Osorio.

“Estoy muy contento y orgulloso de haber creído que está música podía trascender y, sobre todo, que conectaría con el público, que la gente la iba a abrazar, porque era un proyecto lleno de amor y respeto por la música folclórica de Venezuela”.

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