martes 15  de  abril 2025
ESCENA

"Neva": derroche de talento en las tablas de Miami

La obra teatral "Neva", del dramaturgo chileno Guillermo Calderón, se presentó en el On Stage Black Box del Miami Dade County Auditorium, bajo la dirección de Larry Villanueva y con producción de Arca Images
Diario las Américas | GRETHEL DELGADO
Por GRETHEL DELGADO

MIAMI.- La obra teatral Neva, del chileno Guillermo Calderón, se presentó este fin de semana el On.Stage Black Box del Miami Dade County Auditorium.

La pieza, dirigida por Larry Villanueva, con producción general de Alexa Kuve, de Arca Images, se inspira en la vida del escritor ruso Anton Chéjov y el contexto de la Rusia de 1905, en plenos disturbios revolucionarios y el llamado Domingo Sangriento.

Pero no se alejan del espectador estos temas, pues entre las costuras históricas afloran mensajes que nos resultan muy cercanos. Vemos en la pieza la defensa del arte, del teatro en particular, y la efervescencia de los procesos políticos que afectan la vida privada, traspasan paredes, así sean los más gruesos portones de un teatro.

Nadie queda ileso. Ni siquiera los actores, que cubren incesantemente sus rostros con otras historias, son capaces de limpiarse de tanta realidad.

Como expresó el director Larry Villanueva a DIARIO LAS AMÉRICAS, "Neva es una obra maravillosa con un texto exquisito. El autor habla de Chéjov, del contexto histórico de Rusia en aquellos momentos, y de los actores".

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Los actores Nabilah Féh y Joel Lara, en los personajes de Masha y Aleko, respectivamente.
Los actores Nabilah Féh y Joel Lara, en los personajes de Masha y Aleko, respectivamente.

Neva ha sido presentada en diversos festivales de teatro de todo el mundo. La aclamada pieza resalta por la agudeza de sus textos y el estudio de la Rusia de 1905, en tiempos de revuelo y represión por el régimen zarista.

Mientras tres actores se alistan para ensayar la obra El jardín de los cerezos, de Antón Chéjov, los obreros salen a las calles de San Petersburgo a luchar por sus derechos. Entre ellos se encuentra Olga Knipper, viuda de Chéjov, quien se debate entre su amor por el teatro y el desgaste de sus agudas armas interpretativas.

Por su parte, los otros actores, Masha y Aleko, intentan concentrarse en los ensayos para no pensar en los demás actores que no han llegado al teatro. Esta tensión de la espera se mantiene activa durante toda la obra, de manera que la calle, y todo lo que el exterior representa, entra a escena como un personaje invisible pero incómodo.

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De izquierda a derecha, los actores Carmen Albernas, Joel Lara y Nabilah Féh.
De izquierda a derecha, los actores Carmen Albernas, Joel Lara y Nabilah Féh.

Los histriones, encerrados en su teatro, justo frente al famoso río Neva, a ratos escuchan los disparos que vienen de la calle, pero insisten en vivir en una realidad que les resulta más segura: la ficción. Aunque, como dice Masha en su monólogo al final de la pieza, hacer teatro es como darle la espalda a la Historia, a la revolución que se vive en las calles.

"Afuera hay un domingo sangriento, la gente se está muriendo de hambre en la calle y tú quieres hacer una obra de teatro. La historia pasa como un fantasma, va a haber una revolución. ¿Y quién es tan imbécil para encerrarse en una sala de teatro y sufrir por amor y por la muerte?", dice Masha en su monólogo.

La escenografía, sobria y directa, cuenta con objetos cuidadosamente seleccionados, ni más ni menos, además de los telones transparentes del fondo, que nos remiten a emblemáticas piezas de Chéjov como La gaviota o El jardín de los cerezos.

La dirección de actores es el principal elemento de valor de la puesta. Larry Villanueva, como actor, sabe cómo se construyen los personajes, conoce en carne propia lo que es llorar y sentir un dolor ajeno como si fuera propio. En su papel de director y docente sabe guiar a sus estudiantes en procesos tan complejos como el de esta pieza.

Villanueva imparte un taller de teatro en Arca Images, donde entrena a varios actores, que luego tienen la oportunidad de trabajar en obras como esta.

"El objetivo de Arca Images es formar actores y aquí los estoy ayudando a afincar ese talento que tienen los tres", indicó el director.

Una pieza como esta, con un texto de intensa línea argumental, apoyado en tres personajes que sostienen a partes iguales la tensión dramática, depende de la calidad interpretativa y de la capacidad de los actores para moverse de un personaje a otro, del presente a los recuerdos, del espanto a la burla.

Y justamente los actores, bajo la tutela de Villanueva, han sabido adentrarse en ese maratónico vaivén de pasiones. Llegan a niveles de verdad que sacuden al espectador, en tanto logran mover, del otro lado de la cuarta pared, sentimientos que van más allá de una Rusia de principios del siglo XX. La guerra, las campañas políticas, el amor y la defensa del arte son los principales temas de la pieza y también de nuestra realidad.

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Los actores Carmen Albernas (como Olga Knipper) y Joel Lara (Aleko).
Los actores Carmen Albernas (como Olga Knipper) y Joel Lara (Aleko).

"El teatro es un escape y nos ayuda a sobrevivir, y como actor me he dedicado toda la vida a esto", expresó Villanueva, quien ha dirigido otras piezas como Los cuentos de Canterbury y El cuento de René.

El cuidado de la palabra y la complicidad entre los actores son innegables y también necesarios. Villanueva es consciente de ese y otros detalles a la hora de encauzar a sus jóvenes intérpretes en una experiencia que, como se percibe a todas luces, les ha dejado no pocos desgarros.

En este sentido, Larry comentó que "no hay nada más gratificante que tener un cómplice en vez de tener un ego que está compitiendo contigo. Y se puede lograr, hay una energía muy linda entre los tres".

Así es como este trabajo escénico nos ofrece una interesante lectura de estos tiempos: un contraste entre esa realidad que a golpe de disparos se desata fuera del teatro, y el refugio que han creado los actores durante su ensayo.

Carmen Albernas, en el papel de Olga Knipper, logra sobrecoger al espectador con sus afilados matices y la agudeza de su mirada. En el personaje de Aleko, Joel Lara se desplaza en escena con una impresionante plasticidad. Controla sus movimientos, incorpora a los personajes en su cuerpo y devuelve gestos impecables. Nabilah Féh es intensa en su Masha, domina matices y destaca por su fuerza escénica, sobre todo, en el monólogo final, delicioso texto que aprovecha al máximo para lucir sus dotes histriónicas.

En estos meses, Villanueva planea el último proyecto con los estudiantes de BridgePrep Academy of Arts and Minds, en el montaje de la obra Las criadas, de Jean Genet.

Resulta gratificante ver obras de este tipo en la Capital del Sol. Neva es, sin duda, una pieza bien pulida que merece regresar a las tablas.

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