viernes 18  de  octubre 2024
HISTORIA

Nicolás Guillén Landrián, un cineasta desterrado de Cuba

Director de obras como "Coffea Arábiga" y "Taller de Línea y 18", Nicolás Guillén Landrián fue obligado al exilio en los años 80 por mostrar la realidad cubana

MADRID, España- Uno de los tantos artistas repudiados por el régimen cubano en las décadas de los 60 y 70 fue el cineasta Nicolás Guillén Landrián; a pesar de estar entre los más grandes documentalistas que ha dado Cuba, reporta CubaNet.

Sobrino del poeta Nicolás Guillén, Landrián fue director de cortometrajes en el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), de donde fue expulsado en 1971 por sus ideas “antisistema”. Supervisado por el cineasta oficialista Santiago Álvarez, Landrián realizaba trabajos propagandísticos por encargo; pero el realizador imprimía su mirada transgresora en el aspecto técnico y mostraba la Cuba de esos años, que no le interesaba mostrar a las autoridades cubanas.

Según declaraciones del propio realizador, “trataba de hacer un cine que no fuese igual a lo demás, que no coincidiera con lo demás, que fuera un cine muy personal (…) La imagen era más importante que la palabra en sí. Me interesaba elaborar la imagen a través de un lenguaje nuevo, un lenguaje atrevido, interesante para el espectador”.

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Tras la aparición de los documentales Reportaje (1965) y Retornar a Baracoa (1966), donde reflejaba los problemas del campesinado cubano, Landrián fue enviado a los campos de trabajo de Isla de Pinos.

En Isla de Pinos desarrolló una esquizofrenia, por lo que fue internado en un psiquiátrico, donde recibió electrochoques. Luego de la recuperación y al haber cumplido su condena, volvió a su puesto en el ICAIC.

Sobre este regreso al ICAIC su viuda, Gretel Alfonso, relató al medio La Fuga: “Gracias a Theodore Kristensen… que había sido junto a Joris Ivens uno de sus decisivos maestros en la realización de documentales, ambos documentalistas de guerra, fueron los que aceptaron la entrada de Nicolás al estudio y a la realización de cine documental”.

Al regresar al ICAIC dirigió Coffea Arábiga, uno de sus más grandes documentales, definido por la Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano (ENDAC) como “un ejercicio irreverente de creación, las más variadas técnicas (foto-fija, imágenes de archivo) combinado con un uso de la música donde no faltan ni siquiera Los Beatles, prohibidos por aquella época en la radio nacional”.

Aunque Coffea Arábiga es una de sus realizaciones más conocidas, fue Taller de Línea y 18 el que lo llevó a ser definitivamente despedido del ICAIC, acosado y repudiado hasta su exilio en 1989.

Sobre la salida de Cuba, su esposa ha relatado: “Ambos fuimos desterrados. Para él, que fue expulsado, no hubo alternativa, y yo quise acompañarlo. Digamos que él fue conminado a salir. No se puede expulsar a un nacional así como así, pero lo puedes forzar, presionar y exprimir, y además facilitarle todas las cosas, incluyendo los contactos con la Embajada, con la Oficina de Intereses, para que se vaya; hasta el pasaporte que costaba 50 pesos a nosotros nos lo dieron gratis”.

Gretel Alonso también explicó que “los años 80 fueron una década particularmente miserable. Ya Nicolás sabía que no había retorno al cine, sino una lucha por la sobrevivencia y una persecución constante”.

Ya en Estados Unidos, Landrián filmó su último documental, Inside Downtown (2001), codirigido con José Egusquiza Zorrilla. El cineasta murió de cáncer en Miami en el 2003, a sus 65 años.

Muchos años después de su muerte, el régimen cubano ha dado indicios de intentar rescatar su figura; como ha sido el caso de algunas ediciones de la Muestra Joven, que preparó ciclos con parte de su obra. En la presente edición del Festival de Cine de La Habana, casi 20 años después de su muerte, se le rinde tributo con la presentación del audiovisual Landrián, realizado por el cineasta Ernesto Daranas.

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