"Este libro se nutre de mis experiencias en la ciudad más cubana de Estados Unidos, como le suelen decir a Hialeah. Aquí están, como fotografías, las calles por las que he caminado, el canal, como una arteria de agua que intenta retener una urbe, su hilera de moteles con estacionamientos privados, las ventanitas de café, los chismes de esquina; pero también está una historia que se remonta al pasado pantanoso de ese suelo, parte de los Everglades, tierra antes habitada por los Seminoles, y cuyo nombre, Hialeah, significa 'hermosa pradera'", dijo Delgado sobre su poemario a DIARIO LAS AMÉRICAS tras el reconocimiento.
"Escribí el libro este año, pero en él se acumulan las imágenes que guardo desde hace tiempo, los sitios que se me han quedado grabados. El poemario va a las raíces de la ciudad, a su historia de pantano, y aborda varios elementos que forman parte de su identidad, como la inmigración cubana, las factorías, y también los muertos que la habitan", agregó.
Delgado señala que la obra está inspirada en nombres y elementos que tienen una gran carga simbólica para la comunidad cubana en el exilio. "Varios poemas en este libro mencionan o se inspiran en nombres y elementos de mucho simbolismo para el exilio: Celia Cruz (que también está en su centenario), los Pedro Pan, los cubanos del Mariel, los balseros, la tienda Ñooo qué barato, Jorge Acevedo con su clínica La Colonia, el Rincón de San Lázaro, Gus Machado, Vicky Bakery, y la primera alcaldesa en la historia de la ciudad, Jacqueline García-Roves".
"Le escribo a una ciudad que representa"
El jurado, conformado por Uva de Aragón, Legna Rodríguez Iglesias y Eduardo Aparicio, señaló que la obra, firmada bajo el seudónimo Hidalgo, destacó por su coherencia lírica y su riqueza sensorial; además, en las trece secciones que conforma el poemario dio voz a los habitantes de Hialeah, situando la memoria y los sueños como parte vital de su identidad.
"Me interesa cómo una ciudad trasciende lo específico, lo negativo, lo positivo y los titulares estridentes, para convertirse en una experiencia humana, en un paisaje emocional donde ocurren, como en tantas ciudades, la vida y la muerte del día a día. Resulta muy atractiva para mí la manera en que una herida muy privada, como un recuerdo muy mío, es, también, una herida en la que pueden encontrarse los lectores. Cantarle a una ciudad ha sido, en este libro, celebrar lo humano que hay en ella, porque una fachada, un pequeño puente e incluso la fauna siempre nos pueden conectar con historias humanas".
La escritora recibe el reconocimiento con entusiasmo, agradecimiento y amor, aseverando que es precisamente ese el sentimiento que despierta en su alma cuando piensa en Hialeah y las huellas que durante estos cien años se han impreso por sus calles.
"Significa tanto, tanto. ¿Puede uno amar a una ciudad? Claro que sí, y no se ama precisamente a sus edificios, a sus calles, sino lo que acontece, la huella emotiva que vive en los espacios físicos. Le escribo a una ciudad que representa, más que una urbe, una puerta abierta, la esperanza para tantos exiliados cubanos que desde 1959 reiniciaron aquí sus vidas, en libertad. Así que Hialeah significa la libertad de comenzar otra vez, de abrazar el legado de una ciudad que ha sido testigo de tantas historias de éxito".
Por último, aspira que los lectores puedan disfrutar del poemario, empatizar y conectar con la ciudad que la sedujo.
"Espero que los lectores se adentren en la ciudad que me ha enamorado con sus encantos e imperfecciones. Porque una ciudad es un animal vivo, que penetramos en distintos planos; no es lo mismo caminar por una ciudad, pisar sus calles, que indagar en sus entrañas, leer sobre su historia, ver sus fotos en blanco y negro".
El Caimán ante el Espejo
La ceremonia de premiación se realizó durante la tertulia El Caimán ante el Espejo, una actividad organizada por Osvaldo Gallardo González, quien manifestó la importancia de que estos espacios celebren la identidad y los orígenes a través de la literatura.
"Llamé a la tertulia El Caimán ante el Espejo por el ensayo homónimo de Uva de Aragón, un libro que acaba de cumplir tres décadas y que sigue siendo actual y polémico en su búsqueda de quiénes somos los cubanos. No coincido con todas sus ideas, pero en eso encuentro la mayor riqueza: aprender a disentir y convivir en una vida democrática y civilizada. Quise que el título reflejara ese gesto de mirarnos como comunidad, con nuestras luces y sombras, en un espejo compartido, la literatura".
Gallardo también aseveró que la tertulia permite dar espacio a escritores cubanos de diversas generaciones y que su intención es que las obras engrosen la colección cubana de la biblioteca.
"Propuse el proyecto a la directora de la Biblioteca JFK de Hialeah, Grisel Torralbas, -quien lo acogió con beneplácito- con la intención de crear un punto de encuentro para escritores cubanos de diversas generaciones. Además de propiciar el diálogo entre ellos y con el público, me interesa que sus obras se incorporen a la colección en español de la biblioteca, una de las más amplias de Estados Unidos, y que esta Biblioteca, que es el lugar natural del escritor, y por demás es un sitio hermoso, forme parte de la vida cultural de Miami, que es más amplia que lo que pude imaginar".
Osvaldo Gallardo González enalteció el poder de este encuentro para generar un diálogo que conecte con la historia y la memoria cubana.
"Durante estos tres años, la tertulia ha reunido a autores de distintas corrientes estéticas, generando un diálogo que es, al mismo tiempo, un ajuste de cuentas con nuestra historia y una celebración de la memoria cultural cubana. Cada encuentro es una invitación a reconstruir juntos la literatura y la identidad, que la censura y la división ideológica nos arrebataron, y también una fiesta de la palabra que nos recuerda que la cultura sigue siendo un puente entre lo que fuimos, lo que somos y lo que soñamos para el futuro de la nación".