jueves 27  de  marzo 2025
TV Y MEDIOS

Ramón Fernández Larrea: "Vivo enamorado de la radio"

El escritor y humorista cubano conversa sobre su programa "Memoria de La Habana" y adelanta algunos de los temas que abordará en futuras emisiones
Diario las Américas | WILMA HERNÁNDEZ
Por WILMA HERNÁNDEZ

MIAMI.-De la añoranza y la curiosidad de indagar en la historia que les fue podada a los cubanos se ha sustentado el programa radial Memoria de La Habana, que Ramón Fernández Larrea iniciara en Barcelona durante la primera fase de su exilio para luego continuar su producción de este lado del Atlántico, pero con la misma nostalgia a pesar de estar más cerca de su ciudad natal.

El humorista y escritor cubano conversó con DIARIO LAS AMÉRICAS sobre cómo ha sido la realización de las más de 104 emisiones que conforman los dos últimos años del renacimiento del programa en Miami.

“Ha sido intenso. Ha habido momentos en los que he tenido más tiempo para dedicarle al programa, que lleva una dedicación monstruosa, porque me apasiona y siempre queremos que salga algo distinto”, manifestó.

“Es para sentirnos orgullosos, y a veces sentir pena por nuestra historia, pero, sobre todo, para salvar esa música tan rica que no sabemos que existía, la oímos y es como si la escucháramos por primera vez”, agregó sobre el propósito de Memoria de La Habana.

También resaltó la diferencia entre un programa radial convencional, que se apoya en el gusto musical de los oyentes, y el suyo que se nutre de su sed de husmear en el pasado.

“Es muy fácil hacer un programa al que llaman los oyentes para que los complazcan con canciones. Aquí hay toda una hechura, que consiste en muchas horas escuchando música, descubriendo temas musicales de los años 30 y 40, que tienen a veces una relación con el tema que voy a tratar”, recalcó.

Entre los temas que ha abordado destacan las leyendas musicales de la isla, así como los lazos culturales que en un momento unieron a Cuba y México. A Benny Moré, el Bárbaro del Ritmo, dedicó el primer aniversario del programa en Miami. Y para celebrar el segundo año de vida de Memoria de La Habana por estos rumbos contó la historia del famoso cabaret Tropicana. También ha desempolvado los orígenes de grandes figuras como el mexicano Jorge Negrete, quien según contó, fue descubierto por un compositor cubano que le dio trabajo en Nueva York.

Cada programa conlleva un desafío, aunque no técnico, que lo adentra en la investigación y lo traslada hacia otros tiempos, precisamente la razón de ser de este fruto logrado de su capacidad de soñar y de sucumbir ante el asombro.

“Hay programas más sencillos que otros. Hicimos uno sobre el tango en Cuba, de gente que nadie se esperaba que cantaran tango. Por ejemplo, uno de los guitarristas de Gardel era cubano. El actor y cantante argentino Hugo del Carril cantó en La Habana una pieza de un cubano. Todo eso fue un descubrimiento”, señaló.

Y así ha mantenido a su público conectado con el pasado y, a la vez, alejado del tan repetido tema político que ha dominado los debates sobre la isla.

“Buscamos sucesos, un lugar, o un personaje histórico, cubanos ilustres que no conocemos, que hemos ido olvidando, y que nos formaron como nación. Con toda intención nos alejamos de la política pura y dura, porque yo pienso que la política nos ha hecho mucho daño, nos ha divido”, dijo.

“Aunque hay una intención política, yo hablo de una Habana que ya no es, y el oyente que saque sus conclusiones, pero lo que no quiero es caer en la politiquería. Eso no nos interesa, hablamos de quienes aportaron a la ciencia, las artes y el deporte”, añadió.

Para Fernández Larrea este espacio, que comparte cada sábado de 9-10 p.m. por las ondas radiales de La Poderosa (670 AM) y Cadena Azul (1550 AM), se ha convertido en una especie de refugio de la cotidianeidad, un país imaginario en el que invita a soñar con un futuro mejor.

“Yo vivo e invito a la gente a vivir en un país imaginario que tiene mucho de realidad, pero permite coexistir con las noticias tristes sin sobresaltos, a mí me alivia mucho”, expresó.

Adelantó que la emisión de esta noche va dedicada al séptimo arte en la Cuba que vivieron sus ancestros. En el podcast de hoy narrará detalles sobre la primera proyección cinematográfica en La Habana y algo de la historia del primer cine construido en la capital de la isla.

“Es para que la gente recuerde, no queremos que lloren, pero sí salvar esa memoria. Creo que se trata un poco de devolverles a los cubanos esa historia que nos robaron o lo que nuestros abuelos nos contaban”, acotó.

Asimismo, reveló que la línea del ferrocarril tendrá cabida en futuras emisiones. La temática de los judíos en la isla también será abordada.

“Estoy preparando un programa sobre el tren. En Cuba rodó un ferrocarril antes de que rodara en España. La línea Mataró-Barcelona se hizo dos años después que se construyera la de La Habana-Bejucal. Entonces uno se dice ese país tenía algo y lo destrozaron, no quiero caer en quien lo destrozó”, reflexionó.

Sobre la esencia del medio que lo conquistó y le mostró otros horizontes, destacó que simplemente “es lo más parecido a soñar” que conoce.

“Siempre he sido un hombre de la radio, estoy enamorado de la radio. La televisión la hice por causalidad, aprendí a hacerla y la hago. Es una industria que requiere de más personas y entra en juego la luz, la escenografía, la actuación, el sonido. En la radio no, aquí es solo la voz, puedes apagar el estudio, tenerlo a media luz, un micrófono y la música y lo que está del otro lado es un misterio”, delineó.

Y precisamente ese factor de lo desconocido es lo que lo atrae y motiva a seguir en la radio.

“Me emociona eso de no saber cuántas miles de personas pueden estar del otro lado, cuál es su reacción, si sonrieron o lloraron, si entendieron, se conmovieron. Y esa interrogante de no saber qué habrán pensado en ese momento, es parte de la magia”, expresó.

“La radio permite hacer más con menos. Los datos los tengo o los encuentro en internet. Yo soy quien escribe el programa, lo elaboro y después lo narro. Lo único que me hace falta es un micrófono y una computadora para grabarlo. Y toda la música, gracias a Dios, la tengo porque la he ido coleccionando”, añadió sobre el proceso que da vida a Memoria de La Habana.

El también poeta afirmó que aun lleva la poesía por dentro. De hecho, dice escribir todos los días al menos un par de versos, incluso, en ocasiones nace algún poema que engaveta.

Aunque admite que “hay veces que el horno no está para poesía”, exclamó con la vis cómica que lo caracteriza y a la que se refirió como una deformación profesional, “una verruga” de la cual no logra desprenderse.

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