Por Luis F. Sánchez
Especial
@luisfsanchez6
Desde el emotivo retumbar de la banda del Stoneman Douglas High School de Parkland con las coreografías de sus cheerleaders hasta la infinita excitación de los aficionados que se sentían en la gloria al estar dentro del estadio, en el Super Bowl LIV se es testigo de un espectáculo de la más alta calidad, la excelencia pura en organización.
Los fanáticos de los Chiefs de Kansas City y de los 49ers de San Francisco trataban de disfrutar al máximo esta experiencia que les ha costado un ojo de la cara, pero de seguro valió la pena darse el gusto aunque fuese por una sola vez en la vida.
La actuación de la banda del Stone Douglas HS llenó de emociones a todos los asistentes en las afueras del Hard Rock Stadium, la tarde del domingo 2 de febrero, horas antes de que empezara el partido cumbre de la NFL.
Apenas faltan 12 días para que se cumplan dos años de la balacera que mató a 17 estudiantes y dejó a igual número de heridos. En esta oportunidad, sin embargo, los integrantes de la banda de música querían cantarle a la vida, rendir homenaje a sus compañeros caídos y poner alegría para mitigar el dolor.
Mientras la banda interpretaba sus canciones a la usanza de la animación de los shows en los inicios del Super Bowl, y con las bailarinas elevando los “pon-pon” siguiendo el ritmo de la música, la gente compartió ese momento que traía el recuerdo de los seres queridos que ya no están más y el festejo de un día especial con la esperanza de un futuro mejor.
También era interesante ver la cara de felicidad de los aficionados dentro del estadio. Lo habían logrado y había que sacarle el jugo al instante hasta la última gracia.
Unas de las cosa más bonitas era la “Mahomania”, es decir, los seguidores de los Chiefs se peinaban o ponían pelucas semejantes al estilo juvenil del quarterback del equipo Patrick Mahomes, una de las grandes figuras del football Americano.
“Venimos desde Denver, pero yo crecí en Kansas City y sigo a los Chiefs”, dijo Eric acompañado con su esposa.
Cuando les pregunté cuánto pagaron por los boletos, Eric exclamó: “Demasiado!”.
Gabriel Gabor, jefe de prensa de la MLS, no se perdía un detalle del preámbulo del Super Bowl.
“La MLS siempre me envía a los grandes eventos como mundiales de fútbol , la Serie Mundial, las finales de la NBA y por supuesto el Super Bowl para estar al día en lo que debemos implementar y ratificar lo que hacemos bien”, expresó Gabor. “En lo que respecta al Super Bowl de Miami puedo garantizar que es una expresión de excelencia, el más alto nivel de calidad para organizar un espectáculo y una manera de darle lo que quiere al aficionado”.
Las actividades en los contornos del estadio, luego de que la gente con boletos hubiese ingresado al área restringida, eran febriles, lugares para tomar cerveza, The Caribbean Crow de Orlando con el sonido de sus cilindros interpretaba ritmos caribeños, se podían tomar fotos con los cascos equipos, servirse la más variada comida y muchas cosas más en este FanFest.
El arte también estaba presente con dos murales con los símbolos de los equipos de Kansas City y San Francisco, al lado de los cuales los aficionados podían tomarse fotos.
Había una gran sala donde los aficionados podían enviar sus fotografías para que sean difundidas en las redes sociales del Super Bowl.
Eric Yennedlly y su hijo Rory no cabían en ellos mismos por estar en esta gran fiesta.
“Soy irlandés pero hace muchos años que vivo en el area de San Francisco”, explicó Eric. “Me gusta el fútbol, que es el primer deporte en mi país, pero el Super Bowl es algo incomparable. Yo estoy aquí porque me regalaron dos boletos, que cuestan 5.000 dólares cada uno”.
Tim y Tara Stone caminaban alrededor del estadio buscando un refresco y comentaban que habían gastado 7.000 dólares en cada uno de los boletos, pero será el ultimo capricho que se tomarán en la vida.
Por su parte, Daniel tomaba una foto a Kathia, quien se había puesto un casco de los 49ers.
“No es la primera vez que vengo a Miami un partido de la NFL”, comentó Daniel. “Somos brasileños, oriundos de Sao Paulo, y compramos un paquete de 4.000 dólares cada uno, pero incluye pasaje de ida y vuelta Sao Paulo-Miami –Sao Paulo, dos entradas para el partido, hotel, comidas, transporte del hotel al estadio. No está mal”.
Una fiesta tan especial tuvo igualmente un aperitivo de enorme intensidad y vibración, en medio de una seguridad extrema en la que todos los asistentes eran revisados una y otra vez para que no se produzcan problemas.