"Me acuerdo de ir de la mano con mi vieja (madre) y pasar por el club, de caminar por abajo de las tribunas, todas de madera", rememoró Nicosia, fanático de San Lorenzo "desde siempre".
En la sala de musculación, el contador de 50 años saluda a otros socios que, como él, juegan fútbol, básquet o planifican una kermese mientras los niños practican danza, natación o artes marciales. Muchos padres esperan en la cafetería, decorada con banderas que evocan títulos internacionales y jugadores de la selección de fútbol.
Pero si este club, del que también el papa Francisco es hincha, se convierte en empresa, "podrían cambiar muchas cosas y perderse los valores sociales", cuenta a la AFP Nicosia, en la sede del barrio de Boedo, en Buenos Aires.
En Argentina, los equipos que compiten en fútbol profesional son asociaciones civiles sin fines de lucro controladas por los socios, que pagan una cuota mensual y tienen derechos políticos.
Brindan "contención y posibilidades" sociales, como las 300 becas para que jóvenes del barrio marginal vecino disfruten de la piscina, explicó a AFP Martín Cigna, director de San Lorenzo.
Los becados se preparan a un paso de donde entrenan los jugadores del equipo de fútbol profesional, varios de ellos millonarios.
A diferencia de otros países de la región, como Brasil, donde los clubes están menos vinculados a las comunidades, en Argentina estas pequeñas entidades, como el humilde Parque en Buenos Aires, proveen de juveniles que luego serán grandes futbolistas a equipos de primera categoría.
Este club barrial trabajó con Argentinos Juniors, donde debutó Diego Maradona, y formó a otros campeones del mundo como Sergio Batista y Alexis Mac Allister, o internacionales como el ex Manchester United y Manchester City, Carlos Tévez.
Vieja discusión
En su estatuto, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) no permite que un club deportivo con otra forma jurídica, como las SAD, compita en sus ligas.
Las SAD pondrían en riesgo actividades que no sean fútbol profesional, ya que "aquello que no da ganancia se va a cerrar, esa es la lógica comercial", explicó a la AFP Verónica Moreira, especialista en estudios sociales del deporte.
La discusión ganó espacio antes de las elecciones que consagraron presidente de Argentina a Milei el año pasado.
"¿A quién carajo le importa quién es el dueño si ganás (...) cinco a cero y sos campeón del mundo? ¿O preferís seguir en esta miseria que tenemos, cada vez, de fútbol de peor calidad?", había dicho el entonces candidato semanas antes de ser electo en noviembre.
En dos decretos, su gobierno intentó forzar a la AFA a aceptar la posibilidad de que los clubes sean manejados por SAD, lo cual fue repudiado por la comunidad futbolística y detenido en la justicia.
"No es para nuestro modelo de fútbol", replicó en agosto el presidente de la AFA, Claudio Tapia, bajo cuya gestión Argentina obtuvo el Mundial de Catar 2022 y dos veces la Copa América, en 2021 y 2024.
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Lionel Messi y los jugadores de la selección de Argentina alzan la Copa de la FIFA en el Mundial Catar 2022.
AFP
Según Moreira, "en las asociaciones civiles lo que se gana se reinvierte en el club", mientras que un privado "que invierte el dinero, después se quiere llevar esa ganancia".
Pero quienes defienden las SAD no lo ven así.
"Esto es a favor de los clubes. Estamos convencidos de que puede ser el camino", dijo al canal local TN el secretario de Turismo y Deporte, Daniel Scioli. "¿No estaría bueno que se puedan mejorar las instalaciones?".
Antes de Milei hubo intentos de permitirlas: a fines de la década de 1990 y durante el gobierno del derechista Mauricio Macri (2015-2019).
Deficitarios
Algunos dirigentes de clubes son favorables al ingreso de capitales privados, como el presidente del centenario Estudiantes de la Plata, el ex Manchester United Juan Sebastián Verón, quien afirmó que se prepara "para otro tipo de apertura".
Pero la mayoría se opone, como Cigna, quien explicó que San Lorenzo además de lo deportivo, también facilita asistencia social para la compra de anteojos o plantillas para pies.
"Este año vamos a terminar con un déficit de cerca de un millón de dólares y eso se solventa con el resto de los ingresos que tiene el club, mayoritariamente del fútbol profesional. Con las cuotas sociales no alcanza", señaló el dirigente.
Al otro lado del río Matanza-Riachuelo, que divide Buenos Aires de la provincia homónima, está el competitivo club Lanús, que cobija a más de 30 disciplinas entre deportivas y artísticas, escuelas primarias y secundarias.
Sus más de 25.000 socios practican actividades que "serían deficitarias" sin el dinero del fútbol, explicó a la AFP su presidente, Luis Chebel.
El directivo también está en contra de la incorporación de las SAD porque los fondos necesarios para mantener esa dinámica "se los llevarían los que ponen el dinero".
FUENTE: AFP