Erik Spoelstra se dio cuenta que algo no andaba bien con su equipo luego de salir derrotados ante los Wizards de Washington por 19 puntos el pasado 20 de enero, significando para entonces la séptima caída de Miami en nueve oportunidades.
Según varios jugadores, al día siguiente de ese compromiso el equipo hizo varios ajustes a su ofensiva, con el propósito de incrementar la velocidad de su juego, para que así el equipo tenga más oportunidades de goles de campo.
En el próximo juego los resultados no se obtuvieron, y volvieron a caer esta vez contra los Raptors de Toronto por 20 puntos. Produciendo una práctica aún más fuerte, previos al siguiente compromiso contra Chicago.
“Volvimos a lo básico”, dijo Dwyane Wade tras dicha práctica.
A partir de allí el equipo cambió. Hilvanaron su primera cadena de cuatro juegos ganados al hilo en dos años, y han acumulado 12 victorias y cinco reveses desde entonces.
Pero el cambio circunstancial vino después del descanso del Juego de Estrellas, en el cual los jugadores de Miami parecen haber adquirido otra mentalidad a la ofensiva, y lo que los ha colocado entre los mejores de la liga en la segunda mitad. Hecho que contrasta con lo esperado luego de la noticia sobre los coágulos de sangre de Chris Bosh, que probablemente lo ausenten por el resto del año.
El vuelco no sólo es reflejado en el tabloncillo, sino que los números y estadísticas muestran que el equipo de la segunda mitad no es ni la sombra del de la primera.
La rapidez del juego (número de posesiones que tiene un equipo por cada 48 minutos) del Heat antes del Juego de Estrellas era de 94,6, lo que los posicionaba como los penúltimos de la liga, a partir de allí Miami aumentó a 100,93 (11vos de la NBA), lo que produjo que el equipo ahora intente 87,6 tiros desde el campo por juego (8vos), en comparación a los 79,5 (últimos) que tenían antes del descanso, pasando de ser el penúltimo equipo en puntos por juego (96) a ser los octavos con 108,3 unidades por compromiso.
El éxito no sólo se ha observado en el juego en conjunto, sino que en lo individual varios jugadores parecen haber encontrado la comodidad necesaria dentro del esquema de Spoelstra para desplegar su potencial ofensivo.
Luol Deng está teniendo números que no conseguía desde sus años en Chicago y Goran Dragic juega con la rapidez que lo hizo ganar el premio al Jugador de Mayor Progreso en el 2014. Paralelamente otro movimiento que realizó el cuerpo técnico del Heat parece haber explotado el juego de Hassan Whiteside.
Desde que regresó de la lesión en su cadera, el centro del Heat ha comenzado jugando en la banca, utilizando a Amar'e Stoudemire como titular, aunque el grueso de los minutos se lo lleva el ahora sustituto (31 por juego). Desde entonces Whiteside ha tenido números que lo califican como uno de los jugadores que más ha mejorado en la segunda mitad de la campaña.
Todo esto, sumado a la progresiva mejoría de los novatos Justise Winslow y de Josh Richarsdon, además de la adquisición del siete veces todo estrellas y veterano de 34 años, Joe Johnson, hace que el equipo se convierta en uno de los más temidos en el Este, aún sin Chris Bosh.
La meta clara para el Heat en la segunda mitad de la campaña es finalizar de terceros en la Conferencia del Este, posición que actualmente ocupan los Celtics de Boston. Sin embargo el calendario está a favor de los de Miami, quienes de sus 19 encuentros restantes después del fin de semana, 11 son contra rivales con record de .500 o menor, mientras que sus rivales de Massachusetts tienen 18 juegos por delante y 11 son contra equipo de record positivo.
Antes y después del Juego de Estrellas
Whiteside:
Antes: 12,2ptos/8reb/3,9 tapas
Después: 18,4ptos/15reb/4tapas
Dragic:
Antes: 12,2ptos/3reb/5,3asist
Después: 19,3ptos/5,1reb/7asist
Deng:
Antes: 10,6ptos/4,7reb/1,5asist
Después: 18ptos/9,4reb/2,3asist
Wade:
Antes: 19ptos/4reb/4,7asist
Después: 23ptos/4,3reb/5,5asist
Winslow:
Antes: 5,7ptos/5reb/1,3asist
Después: 9,1ptos/7,6reb/2,1asist
