miércoles 25  de  septiembre 2024
Historia

Jim Thorpe y su "sendero luminoso", la historia del nativo americano

Jim Thorpe comenzó a practicar atletismo a los 19 años de edad y poseía una combinación balanceada entre velocidad y resistencia
Por Marco Sotelo

Un haz de luz, un látigo dorado desprendido del sol, como si fuera una premonición, alumbró el camino que conducía directamente a la cabaña donde nació aquel pequeño mestizo —mitad nativo americano y mitad europeo— al cobijo de la tribu Sac y Fox, de Oklahoma. Fue nombrado Wa-Tho-Huk (“Sendero Luminoso” en lengua kikapú), pero lo bautizaron como Jacubus Franciscus y en los anales de la historia su nombre se imprimió como Jim Thorpe.

En UNANIMO Deportes recordamos a esta gran figura del deporte debido a que noviembre, en Estados Unidos, se conmemora el Mes de la Herencia de los Nativos Americanos (Native American Heritage Month).

Sin un documento oficial, se registró el 28 de mayo de 1888 como la fecha de nacimiento de Jim Thorpe, quien desde niño puso a prueba su resistencia al dolor y a las adversidades. Padeció la muerte de su hermano gemelo, Charlie, y luego perdió a su madre, quien falleció durante un parto.

La depresión y la soledad hundían a Jim. Escapó de casa para eludir las sombras que lo acorralaban. Consiguió empleos temporales cuidando caballos en rancherías cercanas. Sin embargo, cuando cumplió 16 años regresó a su hogar para reunirse con su padre, quien lo envió a estudiar a Pennsylvania, a la Carlisle Indian Industrial School, una institución particular a la que sólo acudían jóvenes de las diferentes tribus amerindias. Ahí conoció al entrenador Glenn Scobey ‘Pop’ Warner, quien le cambió la vida.

El deporte, su luz

Jim Thorpe comenzó a practicar atletismo a los 19 años de edad. Poseía una combinación balanceada entre velocidad y resistencia, destacó entre los demás alumnos por su físico —1.85 metros y 92 kilogramos— y habilidades privilegiadas que le permitieron dominar varios deportes: beisbol, basquetbol, lacrosse, natación y tiro con arco, entre otros. Cuando no estaba en las aulas, dedicaba todo su tiempo a los entrenamientos.

Una ocasión, mientras estaba en la pista de atletismo, presenció una práctica de futbol americano. Aquel deporte llamó su atención y decidió probarlo, pero el coach Warner no estaba convencido, arriesgaba a su atleta estrella a una lesión. A pesar de ello, el entrenador le permitió ensayar un par de jugadas acarreando el ovoide y para su sorpresa ningún defensivo estuvo si quiera cerca de derribar a Jim Thorpe, quien a la postre se apoderó de la titularidad como corredor, esquinero y pateador. Wa-Tho-Huk comenzó a forjar su leyenda.

Deslumbró a Harvard y al presidente de Estados Unidos

La pasión por el futbol americano floreció en Thorpe y 1911 fue un año que quedó marcado para posteridad. Con el liderazgo de Jim en el campo y de Warner en el banquillo, los Indians consiguieron una de las proezas más grandes en la historia del emparrillado colegial de Estados Unidos.

El 11 de noviembre de aquel año, el Crimson de la Universidad de Harvard, con uno de los mejores equipos de la unión americana —dirigidos por el coach Percy Haughton y el guardia Robert T. Fisher como su capitán— se midió ante los menos experimentados Indians.

Aquella tarde en Harvard Stadium, en Boston, Massachusetts, frente a 25 mil espectadores, los Indians vencieron 18-15 a los locales. Aunque el mito menciona que Jim Thorpe consiguió todos los puntos de Carlisle, lo cierto es que conectó cuatro goles de campo y un punto extra, mientras que su compañero, Alex Arcasa, logró un touchdown (que valían cinco puntos en aquel entonces) para su escuadra.

Aquel sorpresivo resultado colocó el récord de los Indians 9-0 y terminaron la campaña 11-1. El único descalabro de los muchachos del coach Warner llegó una semana después de la afrenta ante Harvard, cuando Syracuse, en el Archbold Stadium, los doblegó 12-11.

El 31 de diciembre de 1911, en la nota de resumen de la temporada publicada en el diario The Houston Post, se lee que Jim Thorpe fue “reconocido como el mejor jugador de la campaña, un hombre cuya habilidad para patear el balón está a punto de revolucionar el juego”. La leyenda creció.

Un año después, el 9 de noviembre de 1912, cuando los Indians chocaron ante Army, en West Point, Nueva York, estuvo en juego algo más que la victoria. En algunas regiones de Estados Unidos aún existían enfrentamientos armados entre tribus nativas americanas y la Armada de aquel país.

Wha-Tho-Huk y el resto de sus compañeros demostraron orgullo en el campo de juego, vencieron 27-6 a los cadetes de Army, entre quienes figuraba un joven linebacker que se lastimó la rodilla al tratar de frenar la furiosa embestida de Jim. Se trataba Dwight Eisenhower, quien a la postre fue general en la Segunda Guerra Mundial y en 1952 fue electo presidente de Estados Unidos. En aquel partido, Thorpe se fugó 97 yardas para un touchdown y consiguió 22 puntos. Eisenhower, en un discurso de 1961, comentó al respecto:

“Aquí y allá, siempre hay personas que son supremamente dotadas. Mi memoria me lleva al recuerdo de Jim Thorpe. Él nunca practicó [futbol americano] en su vida, y podía hacer cualquier cosa mucho mejor que cualquier otro jugador que yo hubiera visto”, comentó Eisenhower.

Por segundo año consecutivo Jim Thorpe fue nombrado All-American, reconocimiento otorgado a los elementos más destacados del emparrillado colegial. El futbol americano fue una de sus grandes pasiones, pero el atletismo le dio fama mundial.

El ascenso al Olimpo de Jim Thorpe

Se acercaban los Juegos Olímpicos de verano de 1912, en Estocolmo. Jim ignoró un par de años las disciplinas de pista y campo, pero retomó los saltos, las carreras con vallas, la garrocha y los lanzamientos de bala, jabalina, disco y martillo.

Las eliminatorias para formar parte del equipo olímpico de Estados Unidos se realizaron en el Celtic Park, en Nueva York. Su sólido desempeño le garantizó su pase a Suecia, junto al resto de la delegación olímpica de su país.

Compitió con el equipo de atletismo de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Estocolmo. Sendero Luminoso ganó medallas de oro en pentatlón y decatlón, algo inaudito, una proeza que se hizo mucho más grande cuando se dio a conocer que compitió con unos zapatos mucho más grandes que se encontró tirados, pues los suyos fueron robados antes de las justas.

Jim Thorpe era enaltecido por su calidad y sus triunfos como atleta, sin embargo, las medallas que ganó con sudor y esfuerzo, le fueron despojadas por la burocracia y “el reglamento”. En los Juegos Olímpicos no podían competir los deportistas que recibieran pagos como profesionales. Thorpe fue beisbolista asalariado cuando jugó en 1909 y 1910 para el equipo de Rocky Mount de la Eastern Carolina League, que le pagaba 35 dólares semanales. Al enterase de esto, el Comité Olímpico Internacional (COI) le retiró sus preseas.

Con humildad, Jim Thorpe ofreció una disculpa porque desconocía del reglamento olímpico, sin embargo, este tropiezo no frenó su carrera como deportista. Fue una estrella de beisbol y jugó en las Grandes Ligas a partir de 1913. Formó parte de los New York Giants, Cincinnati Reds y Boston Braves. En 1915 jugó futbol americano profesional con los Bulldogs de Canton y en 1920 fue nombrado el primer presidente de la American Professional Football Association (APFA), que dos años después se convirtió en la NFL.

Su brillo es para la eternidad

Su gloria como deportistas fue perdiéndose con el paso de los años y se enfrentó incluso a la pobreza. Realizó varios tipos de oficios: extra de cine y “sacaborrachos” de clubes nocturnos e incluso formó parte de la Marina Mercante de Estados Unidos. La luz que alguna vez lo convirtiera en “el mejor atleta del mundo” comenzó a difuminarse.

En 1950 le detectaron cáncer de labio y en 1951 ingresó a un hospital en Filadelfia, donde lo atendieron de manera gratuita al tratarse de un caso de “caridad”. Finalmente, ‘Sendero Luminoso’ apagó su último brillo el 28 de marzo de 1953, a la edad de 64 años. Murió de un ataque cardiaco en Lomita, California.

Tras su muerte y después de muchos debates y discusiones a favor de Jim Thorpe, en 1983 el Comité Olímpico Internacional (COI) decidió reinstalarle las medallas a Wa-Tho-Huk, quien declaró que “sólo era un nativo americano que desconocía las reglas” y a pesar de ello fue el mejor atleta del mundo en su tiempo.

El Comité Ejecutivo del COI aceptó devolverle las preseas a Jim Thorpe, pero declarándolo cocampeón junto a Ferdinand Bie y Hugo Wieslander, aunque ambos atletas siempre declararon que el único campeón era Wa-Tho-Huk.

El 18 de enero de 1983, en una emotiva ceremonia el COI hizo una “devolución simbólica” de las medallas de Jim Thorpe a dos de sus hijos, Gale y Bill. Ellos recibieron un par de preseas conmemorativas debido a que las originales fueron robadas y hasta la fecha no han sido recuperadas.

De hecho, en julio de 2020 comenzó a difundirse una nueva petición realizada al COI con la finalidad de que se reivindique a Jim Thorpe como el único campeón olímpico de pentatlón y decatlón en Estocolmo 1912. Dicha solicitud es apoyada por Pictureworks Entertainment, que actualmente realiza una película biográfica de que es considerado uno de los mejores deportistas de la historia.

FUENTE: UNANIMO DEPORTES

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar