La próxima temporada de las Grandes Ligas estará en en el limbo, pero hay cosas que siguen en pie como la votación para el Salón de la Fama del Béisbol del cual soy partícipe como miembro de la Baseball Writers Association of America (BBWAA).
La próxima temporada de las Grandes Ligas estará en en el limbo, pero hay cosas que siguen en pie como la votación para el Salón de la Fama del Béisbol del cual soy partícipe como miembro de la Baseball Writers Association of America (BBWAA).
Todos los años cuando recibo la papeleta de votación comienza el dilema a la hora de seleccionar hasta 10 candidatos que para recibir el llamado al Nicho de los Inmortales necesitan recibir el 75% de los votos emitidos.
Es cierto que cada uno de los candidatos no ha conectado un imparable o ha obtenido una victoria desde su retiro, pero con la llegada de la sabermetría uno comienza a ver a ciertos jugadores de una manera distinta con estas nuevas fórmulas de estadísticas. Y entonces también entra en juego la denominada la “Era de los Esteroides” y la cláusula de “carácter”.
Siempre he dicho que mi labor es votar por aquel que considero es un “Hall of Famer” y que no soy un policía de la moral en el béisbol porque no es un “Recinto de los Santos” aunque sí he puesto una línea a partir del acuerdo entre Major League Baseball y la Asociación de Jugadores sobre el uso de drogas. Si diste positivo difícilmente les daré mi voto aunque analizaré las circunstancias.
Tampoco puedo obviar otros sucesos que pueden caer bajo el renglón de “integridad” y “carácter”. Por eso -por primera vez- retiré a dos candidatos por los cuales había votado anteriormente.
Mis seleccionados para la Clase del 2022 son: Bobby Abreu, Barry Bonds, Roger Clemens, Todd Helton, Andruw Jones, Jeff Kent, David Ortiz, Scott Rolen, Sammy Sosa y Billy Wagner.
David Ortiz debe ser una línea para entrar en su primer año de elegibilidad, pero siempre habrán algunos detractores. A su favor, fue uno de los mejores bateadores designados en la historia con .286 de promedio, 541 jonrones y 1,768 remolcadas, además de conectar para .289 con 17 bambinazos y 61 impulsadas en los playoffs.
En su contra, el dominicano supuestamente apareció en una lista “anónima” de jugadores que dieron positivo durante pruebas realizadas en 2003 para identificar la magnitud del consumo de sustancias en el béisbol. Ortiz ha negado que haya consumido algo ilegal, y también se ha rumorado que hubo falsos positivos en la lista. En su caso, nunca dio positivo en las pruebas oficiales de MLB, por lo tanto, tiene mi voto.
La carta que llega junto a la boleta dice que “La votación se basará en el historial del jugador, la habilidad en en el terreno, la integridad, la deportividad, el carácter y las contribuciones al equipo(s) en el que jugó el jugador”.
Esa parte que menciona “integridad”, “deportividad” y “carácter” está causando un dolor de cabeza para los votantes.
El venezolano Omar Vizquel siempre ha recibido mi voto y el lanzador Curt Schilling también desde el 2019, pero este año los dejé fuera.
Empecemos con Vizquel. El año pasado hubo acusaciones de violencia doméstica de su esposa en medio de un proceso de divorcio lo que llevó a una investigación por parte de MLB que no ha dado a conocer detalles de la misma. Aún así le di mi voto luego de bastante tiempo de reflexión.
Pero este año hay una nueva controversia. Fue demandado por presunto acoso sexual por un ex batboy autista de la filial de los Chicago White Sox, los Birmingham Barons, y los detalles son muy preocupantes, por eso tomé la decisión de no incluirlo.
En la demanda se alega que Vizquel se le exhibió en múltiples ocasiones, entre otros sucesos, al muchacho que ahora tiene 25 años. Y una investigación de los White Sox resultó en la terminación de la relación de la organización con Vizquel, por lo tanto, algo ciertamente no estuvo bien.
Y entonces llegamos al caso de Schilling, quien el año pasado se quedó a sólo 16 votos (71.1) de su elección. El lanzador tiene méritos (216 victorias, efectividad de 3.46, 3,116 ponches, récord de 11-2 en postemporada y tres anillos de Serie Mundial), pero no puede evitar meterse en polémicas.
Al darse a conocer los resultados el pasado enero, Schilling reveló una carta que le escribió al Salón de la Fama del Béisbol donde criticó a los votantes. “No participaré en el último año de votación. Solicito que me eliminen de la boleta electoral”, indicó. “Me referiré al Comité de Veteranos y a los hombres cuyas opiniones realmente importan y que están en condiciones de juzgar a un jugador. No creo que yo sea un miembro del Salón de la Fama como he dicho a menudo, pero si los exjugadores creen que lo soy, lo aceptaré con honor”.
En los últimos años la mayoría de los votantes han pasado por alto sus comentarios como comparar a musulmanes extremistas con los nazis, un tuit en contra de las personas transgéneros que le costó su empleo en ESPN, y otro tuit en que le pareció “fabuloso” una camiseta que decía: “Soga. Árbol. Periodista…”.
El año pasado 285 de 401 participantes, incluyéndome, aún así le dimos el voto y entonces llegaron sus polémicas declaraciones de apoyo a los disturbios en el Capitolio el pasado 6 de enero en Washington D.C., lo que seguramente le costará algunos votos.
No me importa su afiliación política y, muestra de ello, es que voté anteriormente por él, pero su retórica de odio podría terminar con el cavar su propia tumba en lo que será su último turno. El ex lanzador también fue muy claro al decir que no le importaba ser elegido por los votantes de la BBWAA y prefería en todo caso esperar por el Comité de Veteranos. Dicho y hecho, perdió mi voto y quizás se cumpla su deseo de esperar varios años más.
Otro nombre que sobresale entre los ausentes es Alex Rodríguez, quien aparece por primera vez en la papeleta. No hay dudas que fue uno de los mejores peloteros en la historia (.295, 696 jonrones, 3,115 hits y 2,086 carreras impulsadas), pero fue suspendido durante la temporada de 2014 por quebrantar el reglamento sobre sustancias para mejorar el rendimiento de las Grandes Ligas. No va en mi papeleta.
Desde el primer año que voté en el 2014, Bonds, Clemens y Sosa han sido incluidos en mi boleta y no hubo un cambio en esta ocasión en el último año de elegibilidad del trío.
Todos los años lo repito: se me hace difícil pensar que Bonds, quien es quizás el mejor bateador de su generación, líder jonronero (762) de todos los tiempos y siete veces ganador del Jugador Más Valioso, no tenga su placa en Cooperstown al igual que Clemens, quien logró 354 triunfos y ganó siete Cy Young.
Sí, ambos han sido ligados al uso de esteroides, pero nunca dieron positivo, y para mí eran “Hall of Famers” antes de la llamada “Era de Esteroides”.
Bonds desde el 1986 al 1998 acumuló 411 jonrones, 403 dobles, 445 bases robadas, 1,216 carreras impulsadas, 3,679 bases totales, y un porcentaje de OPS de .966. Además, ya había sido un ocho veces All-Star, con tres premios de MVP, ocho Guantes de Oro y siete Bates de Plata.
En el caso de Clemens, desde el 1984 al 1997, tuvo marca de 213 victorias y 118 derrotas para un porcentaje ganador de .644, además de 2.97 de efectividad y 2,882 ponches. También fue un seis veces All Star con cuatro premios de Cy Young y un MVP.
En cuanto a Sosa, bateó 609 jonrones y tuvo 1,667 remolcadas, números extraordinarios para ser considerado, pero el año pasado obtuvo apenas el 17% en la votación.
Por primera vez voté por Andruw Jones. Siempre he considerado que el jardinero curazoleño llevaba un paso hacia el Salón de la Fama antes de una estrepitosa caída en las últimas cinco temporadas de su carrera.
Con los Braves pegó 368 jonrones e impulsó 1,117 carreras, y ganó de forma consecutiva 10 Guantes de Oro y tuvo un WAR defensivo de 26.6 en sus 11 campañas completas en Atlanta. En las últimas cinco campañas con cuatro equipos distintos, conectó apenas 66 cuadrangulares y concluyó su carrera con .254, 434 bambinazos y 1,289 remolcadas.
Los números quizás lo colocan “borderline”, pero esos años con los Braves fueron de los mejores y usando las métricas de hoy día es el mejor jardinero central de la historia.
Billy Wagner: Si el Salón de la Fama tiene a grandes apagafuegos como el panameño Mariano Rivera, Trevor Hoffman, Lee Smith, Dennis Eckersley, Rollie Fingers, Goose Gossage y Bruce Sutter, entonces no debe faltar el mejor taponero zurdo que tuvo 422 salvados, efectividad de 2.31 y 1,196 ponches en 16 campanas.
Todd Helton: El inicialista bateó sobre los .300 en 12 de sus 17 campañas y ganó un título de bateo con un promedio de .372. De por vida tuvo excelentes números: .316, 2,519 hits, 369 jonrones y 1,406 carreras impulsadas.
Bobby Abreu: Nunca ganó un título de bateo o jonrones y tampoco tiene cifras mágicas como 500 jonrones o 3,000 hits, pero el venezolano fue un gran jugador: 2,470 hits, 574 dobles, 59 triples, y 288 jonrones y 400 bases robadas. Es un candidato en el límite, pero su WAR de 60 está a la par con otros jardineros como Andre Dawson (64.8), Dave Winfield (64.2), Vladimir Guerrero (59.4) y Kirby Puckett (51.1) que están en el Salón de la Fama.
Scott Rolen: La candidatura del tercera base recibió un gran impulso al recibir un 52.9% el año pasado luego de una carrera en que ganó ocho Guantes de Oro y tuvo números ofensivos sólidos (.281, 316 jonrones, 2,077 hits y 1,287 carreras impulsadas).
Jeff Kent: Uno de los mejores intermedistas ofensivos en la historia. Tuvo promedio de por vida de .290 con 2,461 hits, incluyendo 377 jonrones y 560 dobles, y 1,518 carreras impulsadas. Es líder en bambinazos para un segunda base con 351 y cuarto en remolcadas con 1,467, y ganó un premio de MVP (.344, 33 HR, 125 RBI’s) en el 2000.
En resumen, lo positivo de esta boleta es que ya no tendré que hablar, escuchar y pensar más sobre las candidaturas de Bonds, Clemens, Sosa y Schilling cuando reciba la del próximo año.
FUENTE: UNANIMO DEPORTE