En el ajedrez de la vida, en ocasiones, lo más sensato es una posición sólida. En otras, lo aconsejable es el ataque. Algunas veces, la defensa. No obstante, cuando el tablero se pone difícil, las piezas comienzan a “trancarse”, se te agotan las posibilidades y te encuentras bajo asedio; quizás no quede remedio y necesites escapar. Esa podría ser la máxima de Leinier Domínguez, del mejor trebejista cubano desde el campeón mundial José Raúl Capablanca. Al huir de la isla cárcel se instaló en los Estados Unidos y hoy pelea por el trono nacional.
En la cruzada, pero en la lid femenina le acompaña su coterránea Thalía Cervantes. La competencia se extenderá hasta el 20 de octubre en la sede tradicional del Saint Louis Chess Club.
El ídolo de Güines acaba de representar al país de las barras y las estrellas la Olimpiada de Chennai y comparte ahora batalla con otros 13 ajedrecistas de la talla de Fabiano Caruana, Levon Aronian y Wesley So, ganador éste de las dos últimas ediciones del evento.
En la lista de concursantes también figuran Hikaru Nakamura y la inclusión de Hans Niemann.
Domínguez estuvo a punto de coronarse en la versión de 2019 cuando terminó en el segundo lugar a solo medio punto de Nakamura, en las otras apariciones quedó cuarto.
En el ranking vigente de la FIDE, el cubano figura en la duodécima plaza con coeficiente ELO de 2747 puntos, a ocho puntos del décimo escaño. De hecho, no ha dejado de aparecer entre los 15 mejores del mundo desde junio de 2019. Mientras que desde julio de 2008 no abandona la barrera de los 2700.
Entretanto, Cervantes la tiene más complicada en un pelotón liderado por Irina Krush y Anna Zatonskih y la campeona juvenil estadounidense Jennifer Yu. La joven habanera debutó en estas lides en 2020, quedando en el penúltimo puesto, aunque en 2021 mejoró la faena para flotar en el medio de la tabla.
El cronograma es complicado pero lo mismo piensan los rivales del otrora primer tablero insular. En el ajedrez de la vida, las fichas o las piezas vienen cargadas de incertidumbres, la estrategia escogida desde el inicio puede condicionar el desenlace. Nada está escrito de manera definitiva. Por lo pronto vale la pena soñar con un rey o una reina de la mayor de las Antillas en el vecino del norte que les adoptó como hijos. Al menos, ya pertenecen a la élite y se baten de tú a tú, en la guerra de los tableros bicolores como el mejor de Ajedrez.
