Yoenlis Hernández tiene la mano pesada y el corazón firme. Lo atestiguan su huida de Cuba para alcanzar mayores metas, luego de coronarse bicampeón mundial de boxeo amateur, y sus tres triunfos consecutivos por KO en el profesionalismo.
Oriundo de Camagüey, luce dos títulos mundiales amateurs, pero su principal objetivo es triunfar en el profesionalismo y volver a ver a su hija de dos años
Yoenlis Hernández tiene la mano pesada y el corazón firme. Lo atestiguan su huida de Cuba para alcanzar mayores metas, luego de coronarse bicampeón mundial de boxeo amateur, y sus tres triunfos consecutivos por KO en el profesionalismo.
Hernández aspira a más, aunque para ello tenga que pagar una factura alta: dejar atrás una gran carrera en el pugilismo aficionado, a sus seguidores en la Isla -había sido el único cubano en ganar un título en el mundial en Uzbekistán-, a sus amigos y maestros, a su madre, a su abuelo materno quien a los 96 años sigue trabajando en Camagüey y, sobre todo, a su hijita que ahora tiene solo dos años y se consuela por lo menos con las video llamadas.
“Me había coronado bicampeón mundial en Uzbekistán el 2023 y en Belgrado había conquistado mi primer título tres años antes”, recordó Yoenlis con nostalgia. “Podía conformarme con eso, pero aspiro a mucho más”.
El 15 de mayo del 2023, Yoenlis se lanzó en pos del mayor KO de su vida.
“Cuando la delegación cubana regresaba de Uzbekistán decidí quedarme en una escala en Panamá”, dijo el pugilista. “Fue muy difícil dejar el equipo nacional, dejar al entrenador Víctor Sánchez, quien es para mi como un padre. Me apoyó en todo, en lo personal, con mi niña, y en lo deportivo”.
También dejar a la familia era un desgarramiento. Todo eso entró en la balanza a la hora de escoger entre quedarse o irse. Entonces tenía 24 años. Y con 6’2” de altura, 160 libras de peso y una pegada fortísima bien valía la pena correr el riesgo.
“Siempre me llamó la atención el boxeo profesional, quería experimentar, echarle ganas y ser campeón mundial en las 160 libras”, confesó Yoenlis. “Y además tengo fe de volver a Cuba, abrazar y besar a mi hijita, a mi madre y a mis abuelos. Eso es lo que más quiero”.
El arranque de Yoenlis en el profesionalismo ha sido fulminante. Lleva tres peleas y tres victorias por KO. El debut fue en Aguas Calientes, México, con un KO en el tercer asalto sobre Juan Carlos Raygosa; luego en Uruapan, México, liquidó en el sexto round a Juan Sánchez Caro; y en marzo pasado en el Seminole Hard Rock Hotel and Casino noqueó en el primer asalto a Alfredo Rodolfo Blanco.
Gracias a ese inicio tan promisor, este viernes Yoenlis tendrá una nueva oportunidad en el mismo escenario de su último triunfo. Esta vez chocará contra el experimentado mexicano Alejandro Barrera, quien luce un récord de 28 victorias, 17 de ellas por KO, y siete derrotas, dos de ellas por KO.
Mientras, Yoenlis se siente muy a gusto con el apoyo que le brinda su mánager Robert Valle y el trabajo que realiza con su escudería. Hace dos meses que el pugilista reside en Estados Unidos, en Miami, luego de pasar algunos meses en Francia y México.
“En Francia aprendí el idioma y en México disfruté bastante porque es la casa de los cubanos y yo había ido ahí muchas veces con las delegaciones de mi país”.
Momento de transición
“Me queda algo del estilo amateur, mucho bailoteo, es porque ahí se pelea por los puntos, hay mucho regateo”, comentó el pugilista. “El profesionalismo es totalmente diferente pues se basa en noquear. Los fanáticos quieren que ganes por KO, que tumbes al rival”.
El secreto para Yoenlis es sacar provecho de los dos mundos.
“Hay que combinar los dos estilos”, explicó. “A veces la gente no nos entiende a los cubanos, pero esto le ocurre a los boxeadores amateurs de todas las nacionalidades. En Cuba practicamos un estilo que se basa en la velocidad, defensivo, y resulta difícil cambiar de la noche a la mañana”.
El boxeo profesional es agresivo.
“Hay que atacar con una mano y con la otra protegerse, porque tu rival también tiene dos manos”, reflexionó Yoenlis. “Hay que estar vivo, alerta, sino te entierran”.
El primer deporte de Yoenlis fue la lucha grecorromana, que practicó desde el primer grado hasta la mitad del sexto grado. Entonces no logró hacer el equipo de lucha y los profesores de boxeo empezaron a contactarlo.
“Mi tío Raúl Medrano en el municipio de Esmeraldas, en Camagüey, me llevó a la academia y ahí empezó mi trayectoria en el boxeo”, recordó Yoenlis. “Cuando cursaba el octavo grado, la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar me seleccionó y el 2014 conseguí la medalla de bronce en los Juegos Escolares de Cuba”.
Al año siguiente se consagró multicampeón en los Juegos Escolares y pasó al equipo de mayores. Logró plata en el torneo Playa Girón y el 2016 perdió contra su paisano Kevin Brown por el torneo de Camagüey.
El 2017 fue bronce en la categoría de 69 kilos y ahí fue captado para el equipo nacional. De ahí para adelante vino la etapa que alcanzó sus picos más altos en los mundiales de boxeo amateur en Belgrado y Tashkent, Uzbekistán.
En estos momentos, Yoenlis siente que se encuentra en una etapa de asimilación y es como una esponja que absorbe todas las enseñanzas. Sabe que con disciplina, talento y la fuerza que trae puede alcanzar todo lo que se ha propuesto.