Los Miami Marlins tenían muy claro lo que querían hacer con su nómina desde temprano en la temporada. Con un equipo que no paraba de perder en las primeras semanas del torneo, la directiva de los peces, encabezada por el nuevo presidente de operaciones de béisbol, Peter Bendix, comenzó a tirar del gatillo con fuerza.
El primero en salir fue el venezolano Luis Arraéz en mayo y todo culminó justo antes del cierre del mercado de cambios el pasado 30 de julio, cuando los Marlins prescindieron de hasta nueve jugadores.
Tras la agresiva venta, el pelotero con mayor salario de la organización era Jesús Sánchez, quien gana 2.1 millones de dólares al año; o lo que es igual, lo mismo que ganaría el estelar jardinero de los New York Yankees, Aaron Judge, en unos 10 juegos.
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El presidente de operaciones de béisbol de los Miami Marlins, Peter Bendix, a la derecha, sonríe mientras habla con el manager Skip Schumaker
AP
De acuerdo a Statista, Miami inició la campaña con la vigésimo sexta nómina más baja de las Grandes Ligas (97.2 millones de dólares). Cuando el club canjeó a Arráez por cuatro prospectos, la directiva de la divisa asumió unos 10 millones de dólares de los 10.6 que restaban en el contrato de la "Regadera". Por eso, el movimiento no puede verse como un alivio al bolsillo, sino como la compra de promesas.
Bendix decidió utilizar la fecha límite de cambios como una forma de bajar la nómina, pero también de reforzar unas granjas maltratadas. Antes del arranque del actual campeonato, los principales portales especializados ubicaban al sistema de ligas menores de los Marlins en el puesto 27 o 28 del béisbol.
En un lapso de días, Miami salió de nueve jugadores cuyos salarios se combinaban para un total de aproximadamente 30 millones de dólares.
Mientras tanto, los peces recibieron a 19 jugadores a cambio de esos nueve. Y de los principales 12 prospectos del equipo, cuatro se unieron al mismo en días recientes.
Los Marlins no son ajenos a reconstrucciones de nómina. En 1998, un año después de ganar su primera Serie Mundial, el equipo descuartizó su plantilla. En 2005 lo hicieron otra vez, luego de ganar el "Clásico de Otoño" dos años antes. En 2012, frente a la expectativa de inaugurar su nuevo estadio, salieron de José Reyes, Mark Buehrle y Josh Jhonson, entre otros. Y en 2017 repitieron la dosis, despidiéndose de Giancarlo Stanton, Marcell Ozuna y Christian Yelich.
Pero esta vez podría ser distinto. Los movimientos se concretaron bajo la supervisión de un Bendix que llegó con una hoja de vida exitosa en los vecinos Rays. La tarea de entusiasmar a una decepcionada afición de Miami no será sencilla, pero la espera podría valer la pena esta vez.