Un lanzador puede contar con un gran repertorio y potencia en su brazo, pero si el control de sus envíos está ausente, hay un alto nivel de posibilidades de que su experiencia en el béisbol profesional, y en particular en las Grandes Ligas, no sea placentero. Edward Cabrera, de los Marlins de Miami, ha estado lidiando con severos problemas para comandar sus pitcheos, por lo que su salida de este pasado miércoles fue un respiro de aire fresco.
Cabrera, de 25 años de edad, trabajó por espacio de cinco episodios ante los Nacionales de Washington, en los que otorgó igual cantidad de incogibles y dos rayitas, al mismo tiempo en el que pasó por la guillotina a seis contrarios. Sin embargo, lo más importante de la presentación para el dominicano fue que, por primera vez en la vigente contienda, no regaló ningún pasaporte.
"Ese es el trabajo que hemos venido haciendo: atacar la zona", le comentó Cabrera a MLB.com. "Esta es una parte muy importante de mi juego y en eso hemos estado trabajando. Estoy muy orgulloso de no haber otorgado boletos".
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La aparición frente a los capitalinos también significó la primera ocasión en su joven carrera en las mayores en la que el derecho laboró por lo menos cinco capítulos sin regalar pasaportes. Cabrera ha otorgado 30 bases por bolas en la presente temporada, la tercera mayor cantidad en toda la gran carpa antes de la faena del miércoles y su tasa de 7.6 boletos por cada nueve innings era la segunda más elevada, después de la registrada por Brad Keller (8.3) de los Reales de Kansas City.
"Primera apertura en esta temporada sin boletos, con un 60% de rodados generados, primeros pitcheos en strikes", indicó el mánager Skip Schumaker. "Pienso que su cambio estuvo excelente, con profundidad. Algunas veces luce como un envío de dos costuras para mí. Hoy (miércoles) se vio como un cambio. Estuvo muy bien. Fue muy efectivo, atacando la zona y esa es la razón por la que tuvo los resultados que obtuvo", agregó.