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Ambos se reencuentran luego de dos años, en el partido entre Barcelona y Bayern
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Mirada al frente, semblante serio y sorbo de agua para recuperar la voz. Lionel Messi abandonó hoy la sala de prensa del Barcelona con cara de haber cumplido su misión. Horas después, Josep Guardiola, con una sonrisa nerviosa y la mirada perdida, le tomó el relevo y contuvo la emoción.
Casi dos años después de su última comparecencia ante los medios de comunicación en la Ciudad Deportiva del club catalán, el crack argentino se colocó ante los micrófonos un día antes de que los azulgrana se enfrenten al Bayern de Múnich en las semifinales de la Liga de Campeones para hablar del momento del equipo, del suyo propio y, sobre todo, de su reencuentro con Guardiola, ocupante el miércoles del banco rival.
Lo hizo Messi sin rehuir ninguna pregunta, con una sonrisa ante cada cuestión planteada y un discurso sereno y maduro, nada impostado.
A punto de cumplir 28 años, el astro argentino tuvo la entereza para hablar de Guardiola como un entrenador básico en su explosión como jugador y, al tiempo, reconocer que, desde que el técnico español abandonó el Barcelona, su relación se cortó.
"Desde que se fue nos cruzamos una vez en una gala de FIFA. Aparte de eso, no tuvimos más relación. Pero tuvimos una relación muy buena cuando estuvimos acá", aseguró hoy Messi, ante unos 200 periodistas.
"En la etapa que estuvo Guardiola, más allá de los títulos, yo crecí y aprendí muchísimo, y ahora sigo intentando agregar cosas a mi fútbol", añadió el argentino ante la enésima pregunta sobre su ex técnico y después de esbozar una gran sonrisa.
De la boca de Guardiola, horas más tarde, sólo salieron palabras de admiración hacia el jugador que lideró su exitosa etapa al frente del Barcelona.
"Estando como intuyo que está (Messi), no hay defensa que lo pueda parar, es imposible", afirmó el entrenador del Bayern.
"En el estado en que está ahora, no hay sistema defensivo ni entrenador que lo pare, es demasiado bueno. Puedes intentar limitarlo de otra manera, estando cerca, con ayudas, cerrando pases interiores, pero aun así, el talento no se defiende", prosiguió Guardiola, que nunca escatimó elogios al astro argentino.
Messi no le regaló ninguno tan elocuente. Acaso reconoció las virtudes del técnico español al recordar que "lo estudia todo y no deja nada al azar" y que, como Luis Enrique, es "muy cercano al jugador".
Sorprendió que el crack argentino hablara de la cercanía de dos entrenadores con los que tuvo sus más y sus menos y no estrechó vínculos. Messi siempre fue un hombre muy apegado a su círculo familiar, pero poco dado a cultivar y a extender sus relaciones con las personas que pasan por su vida más de lo estrictamente necesario. No lo hizo con los amigos de su Rosario natal, ni con sus ex compañeros de equipo ni tampoco con el resto de entrenadores que alguna vez lo dirigieron.
No se apreció en el cuatro veces Balón Oro un sentimiento especial por chocar con el hombre que universalizó su fútbol. Tampoco Guardiola dejó escapar ninguna emoción que excediera lo estrictamente profesional respecto al argentino.
"Tenemos ganas de enfrentar el partido por lo que significa, estar de nuevo en una final, ante un rival grandísimo", se limitó a decir Messi, que tampoco manifestó especial ánimo de revancha contra el Bayern, por la humillante eliminación ante los alemanes hace dos años por un global de 7-0.
"Nos dolió cómo caímos en aquella semifinal, pero ya pasó mucho de eso. Ahora llegamos de forma diferente", añadió con una sonrisa.
La comparecencia del argentino hoy no fue casual. Ningún otro jugador podría haber mantenido por parte azulgrana el pulso mediático con Guardiola, maestro ante los micrófonos y gran foco de atención en su primera visita al Camp Nou como entrenador rival.
"Era lo que había que hacer", reconocieron a dpa fuentes del club azulgrana sobre la comparecencia Messi.
Convencerlo de que, 22 meses después de que lo hiciera por última vez, volviera a sentarse en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva del Barcelona no fue del todo fácil. Pero, una vez logrado, tuvo los efectos esperados por el club: unos 200 periodistas de todo el mundo batieron el récord de asistencia en una sala nada acostumbrada a la presencia de la estrella azulgrana y que se convirtió en un horno.
Horas más tarde fue la sala de Guardiola, "el mejor entrenador del mundo", según su colega Luis Enrique. Y también estuvo a rebosar, aunque paradójicamente, el técnico del Bayern esquivó todo lo que pudo el terreno emocional.
"Es normal que haya un homenaje (en el Camp Nou) por lo que dio Pep a este club, por lo que significó como entrenador y porque es de la casa. Pero una vez que empiece al partido la hinchada del Barcelona va a alentar a su equipo", había dicho Messi.
Guardiola es, probablemente, el entrenador que mejor conoce al argentino. Pero, como reconoció, eso no significa que tenga la fórmula para parar al crack azulgrana.
"Ellos parten con ventaja: me conocen y yo no puedo controlar su talento, que es lo que marca la diferencia. Pero tampoco saben cómo son mis jugadores", apuntó el entrenador español, después de que Messi dejara el asunto en un "50 y 50".
El calentamiento del gran duelo Guardiola-Messi comenzó a jugarse hoy en la sala de prensa. El argentino pareció sacarle cierta ventaja, pero el miércoles sobre el césped del Camp Nou se verá quién se queda el triunfo final.