En el cierre de su asombroso regreso al golf 13 meses después de su accidente, Tiger Woods fue despedido el domingo con una enorme ovación por los aficionados del Masters, en una jornada en que firmó el peor resultado de su carrera en Augusta.
En el cierre de su asombroso regreso al golf 13 meses después de su accidente, Tiger Woods fue despedido el domingo con una enorme ovación por los aficionados del Masters, en una jornada en que firmó el peor resultado de su carrera en Augusta.
Woods, de 46 años, fue de más a menos en el evento y cerró este domingo con un acumulado de 301 golpes (13 sobre par) que lo situaba en el lugar 47.
El anterior peor resultado de Woods después de 72 hoyos en Augusta fueron los 293 golpes (+5) de las ediciones de 2012 y de 1995, cuando debutó como amateur en este torneo que ha disputado en 24 ocasiones.
Por segundo día seguido, Woods firmó una tarjeta de 78 golpes (+6), su peor resultado en una jornada en Augusta, antes de que su compatriota Scottie Scheffler, número uno de PGA, tratara de defender el liderato del torneo con tres golpes de ventaja sobre el australiano Cameron Smith.
Lejos de la pugna, y visiblemente cansado y adolorido, Tiger fue capaz de competir hasta el final en su regreso más sorprendente al golf, sobreponiéndose a las graves lesiones sufridas en su pierna derecha en el brutal accidente automovilístico de febrero de 2021.
"Incluso hace un mes, no sabía si podría lograr esto. Creo que es algo positivo. Tengo que trabajar un poco. Estoy deseando hacerlo", reconoció después Woods, que desde el sábado sabía que no podría igualar el récord de seis chaquetas verdes de Jack Nicklaus.
Los miles de aficionados del Masters convirtieron la última ronda del domingo en un homenaje a Woods, quien ha protagonizado en Augusta algunas de las mayores gestas de la historia del golf.
El astro californiano fue ovacionado a su llegada a cada green y alentado durante una inusualmente floja actuación, que terminó con un desafortunado registro de un doble bogey, cinco bogeys y un birdie.
Luciendo su emblemático uniforme rojo y negro de las rondas decisivas, Tiger saltó al campo con el ambicioso objetivo de cerrar de la mejor manera un torneo en el que deslumbró en la jornada inaugural bajando del par y sobrevivió el viernes al corte en unas condiciones hostiles por el feroz viento.
Con el sol de vuelta en Augusta, Woods arrancó en par en un hoyo en el que había tropezado en la segunda y tercera ronda.
El ganador de 15 torneos de Grand Slam firmó un birdie en el segundo hoyo y par en el tercero pero cometió su primer bogey en el cuarto.
De nuevo con problemas en el putt, Woods sumó otros dos bogeys seguidos antes de lograr estabilizar la situación y concluir la primera mitad del recorrido con tres hoyos en par.
En la segunda parte, cometió otros dos bogeys pero también dejó muestras de su clase como al sellar en par el hoyo 13 después de tener que sacar una pelota de los arbustos golpeando como zurdo.
En el penúltimo hoyo, Woods cometió el doble bogey sin que nada afectara a la emoción de sus aficionados, que reconocieron a su ídolo con una última ovación en pie.
Woods sonrió y se quitó la gorra en señal de agradecimiento. "Ha sido una sensación increíble contar con este apoyo", agradeció. "No estaba jugando lo mejor posible, pero tener su apoyo ahí fuera, no creo que haya palabras para describirlo".
Tiger culminó así su más sorprendente regreso al golf, después de pasar meses sin poder caminar por las múltiples fracturas sufridas en la pierna derecha en el accidente, en el que colisionó con su todoterreno a casi 140 km/h.
Además de esta última rehabilitación, el californiano también ha sido operado en una decena de ocasiones de la espalda y rodilla.
Su actuación en Augusta, escenario de sus mayores gestas en el golf, podría inspirarle a seguir la preparación para otros grandes eventos este año, como el Campeonato de la PGA de mayo en Southern Hills (Tulsa, Oklahoma), un campo que conoce a la perfección, o el Abierto Británico en julio.
FUENTE: AFP