martes 19  de  septiembre 2023
ECOLOGÍA

Ucrania paga un alto precio ecológico por invasión

Desde fugas de productos químicos hasta incendios forestales desenfrenados atentan contra la salud de la población y el futuro del país europeo
Por JESÚS HERNÁNDEZ

MIAMI.- La mayoría de las organizaciones ambientalistas hacen énfasis en ciertos problemas que afectan la salud del planeta Tierra, pero ignoran otros, y es hora de atender la contaminación que Rusia provoca en Ucrania.

Desde que el ejército ruso invadió a su vecino europeo, la explosión de almacenes de sustancias químicas se ha convertido en una realidad aterradora para los ucranianos. Las bombas contaminan el suelo y los mantos acuíferos que proveen agua a la agricultura, mientras los incendios expulsan partículas radiactivas y buques de guerra acaban con la vida de delfines en el mar Negro.

En la ciudad de Severodonetsk, en el este de Ucrania, una gran columna de humo enrojecida brotó de una fábrica de productos químicos y se esparció sobre edificios de apartamentos. La humareda era tóxica. Provino de un tanque de ácido nítrico que fue golpeado por un cohete ruso.

“¡No salgan de los refugios!” reclamó el gobernador de la región, Sergiy Gaiday, en la red social Telegram. “El ácido nítrico es peligroso si se inhala, se ingiere o entra en contacto con la piel”, advirtió.

Los costos ambientales, que no son tan visibles como las miles de vidas perdidas o la destrucción, dañan silenciosamente la salud de personas, la flora, la fauna y la agricultura durante varios años después de que termina la guerra.

De hecho, muchos estudios certifican que los conflictos armados son causas directas de la disminución de animales y una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero. Los efectos colaterales de la guerra también estimulan el desarrollo de enfermedades y defectos de nacimiento.

Grupos ecologistas ucranianos toman nota de los daños, que expertos aseguran son crímenes de guerra. Hasta el momento, más de 400 casos de daños potenciales son registrados: desde destrozos a plantas de energía hasta impactos en los ecosistemas marinos.

¿Responsabilidad?

Ucrania cubre menos del 6% de la superficie terrestre de Europa, pero alberga más de un tercio de la biodiversidad del continente. También es un importante exportador mundial de girasol, maíz, trigo y cebada y está altamente industrializado, con cientos de plantas químicas, casi 150 minas de carbón y más de una docena de reactores nucleares.

Hace unos meses, los bombardeos sobre la ciudad de Novoselytsya, en el norte de Ucrania, provocaron una fuga de amoníaco en una fábrica de fertilizantes, lo que amenazó la zona con la contaminación de las aguas y el suelo.

Hay daños considerables a las centrales eléctricas de carbón, que pueden causar que las bombas eléctricas de agua fallen y permitan que el agua contaminada en las minas se derrame y contamine otras subterráneas.

Rusia también ha atacado instalaciones de almacenamiento de petróleo y gas, lo que ha provocado grandes nubes de que esparcen dióxido de carbono.

Según el grupo de defensa ucraniano Center for Environmental Initiatives Ecoaction, el material bélico situado dentro de los cohetes que ambos ejércitos utilizan pudiera envenenar el medio ambiente. Cuando explotan, hay sustancias nocivas, como vapor de cianuro de hidrógeno y óxidos de nitrógeno, que producen peligrosas lluvias ácida.

“Esos componentes estarán (por mucho tiempo) en nuestras aguas subterráneas y suelos”, comentó Evgenia Zasiadko, quien dirige el trabajo climático de Ecoaction, a la organización sin fines de lucro Global Citizen.

“Somos un país agrícola, y cuando termine la guerra no sé cómo vamos a reconstruir si estamos contaminados”, subrayó.

Crímenes ambientales

Si bien la invasión es cruel e innecesaria, hay un conjunto de leyes internacionales, incluido el tratado de la Convención de Ginebra, que prohíbe y castiga los daños severos y duraderos al medio ambiente.

Bajo algunas circunstancias, la Corte Penal Internacional considera esas afectaciones crímenes de guerra.

En el pasado, países han hecho uso de esas leyes para reparar su medio ambiente. En 1991, en medio de la Guerra del Golfo, las fuerzas militares iraquíes incendiaron cientos de pozos de petróleo en Kuwait y derramaron intencionalmente millones de barriles en el Golfo Pérsico.

El costo ambiental fue asombroso, decenas de miles de toneladas de dióxido de azufre y humo envenenaron el aire y provocaron enfermedades respiratorias y dañaron cultivos. Cientos de aves perecieron.

En respuesta, la ONU obligó a Irak a pagar a Kuwait alrededor de 3.000 millones de dólares, como parte de un paquete de reparaciones mucho mayor.

Sin embargo, no será fácil enjuiciar a Rusia. Y esa es una de las razones por las que hay científicos que piden una nueva Convención de Ginebra que consagre de manera más explícita la protección del medio ambiente durante las guerras.

Una división de la ONU, llamada Comisión de Derecho Internacional, cuenta con un conjunto de principios no vinculantes que ayudan a aclarar cómo se aplican las leyes internacionales de guerra al medio ambiente.

La gravedad de las consecuencias requerirá verificación y evaluación, aunque ya se han identificado miles de posibles incidentes de contaminación del aire, el agua y la tierra y la degradación de los ecosistemas en Ucrania, incluidos riesgos para países vecinos.

El PNUMA, la autoridad ambiental dentro del sistema de la ONU, realizó una visita exploratoria inicial a Ucrania en 2022 y apuesta por evaluar los daños.

“La evaluación inicial de los peligros ambientales solo sirven para confirmar que la guerra es literalmente tóxica”, manifestó la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen.

“La prioridad es que esta destrucción sin sentido termine ya. Se trata de las personas, de los medios de subsistencia, la salud pública, el aire y el agua y los productos alimentarios básicos. Se trata del futuro para los ucranianos y sus vecinos, y no se debe causar más daño”, apuntó.

“Ucrania necesitará un gran apoyo internacional para evaluar, mitigar y remediar el daño en todo el país y aliviar los riesgos en la región en general”, agregó.

En otras palabras, millones de ucranianos desplazados necesitan un entorno seguro y saludable para volver a sus tierras.

“Tan pronto como termine la invasión, y debe terminar pronto, se debe realizar una colosal operación de limpieza”, apuntó.

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