BEIJING.- China amenazó con tomar represalias si Washington va un paso más allá en su guerra comercial y tecnológica al aumentar los aranceles sobre más importaciones chinas a partir del 1 de septiembre.
BEIJING.- China amenazó con tomar represalias si Washington va un paso más allá en su guerra comercial y tecnológica al aumentar los aranceles sobre más importaciones chinas a partir del 1 de septiembre.
Beijing tomará "contramedidas necesarias” no especificadas, dijo el gobierno en un lacónico comunicado. No entró en detalles ni indicó si esto afectaría los planes para las negociaciones previstas para septiembre en Washington.
La tensión creciente ha remecido los mercados financieros con el temor de que la economía global caiga en una recesión.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que tiene previsto imponer aranceles del 10% sobre un nuevo paquete de importaciones chinas valoradas en 300.000 millones de dólares. Significa que las sanciones abarcarían prácticamente todo lo que Estados Unidos compra a China.
El anuncio de China no mencionó la decisión de Trump del miércoles de demorar las sanciones sobre alrededor del 60% de estos bienes hasta el 15 de diciembre.
El comercio entre las dos primeras economías mundiales ha caído en picada, con duros golpes a los proveedores de bienes desde equipos médicos hasta soya y temor de pérdida de empleos. Las importaciones chinas de bienes estadounidenses decrecieron en 19% en julio con respecto al año anterior. Las exportaciones a Estados Unidos bajaron 6,5%.
El desequilibrio de su balanza comercial supone que China se ha quedado prácticamente sin importaciones estadounidenses que gravar luego de las subidas anteriores en respuesta a aranceles decretados por Washington. Pero Beijing ya amplió las sanciones a empresas estadounidenses demorando la autorización de aduanas para sus productos y retrasando la emisión de licencias en finanzas y otros campos.
Washington acusa a Beijing de robar tecnología o presionar a las empresas para que la entreguen, y de subsidiar sus industrias de manera desleal.
Estados Unidos, Japón y Europa sostienen que los planes chinos de crear competidores globales en robótica, autos eléctricos y otras tecnologías violan las obligaciones de Beijing de abrir sus mercados.