La aprobación en el Congreso de la Ley One Big Beautiful Bill clavó otro puñal a los propósitos del progresismo y la agenda WOKE de los demócratas, un partido inclinado ya sin tapujos hacia el radicalismo de izquierda.
La parálisis parcial del gobierno federal de Estados Unidos, creada por el chantaje de la izquierda en el Senado, hunde aún más al bando azul en su lodo político
La aprobación en el Congreso de la Ley One Big Beautiful Bill clavó otro puñal a los propósitos del progresismo y la agenda WOKE de los demócratas, un partido inclinado ya sin tapujos hacia el radicalismo de izquierda.
Los demócratas esperaban el momento para [vengarse] de esta otra derrota, después del gran fracaso de noviembre de 2024 en el que el presidente Donald J. Trump y los republicanos ganaran las elecciones presidenciales y el control de las dos Cámaras del Congreso.
Ese momento parece haber llegado con la necesidad del respaldo en el Senado del plan de presupuesto aprobado ya en la Cámara de Representantes.
Estados Unidos entró en una parálisis presupuestaria el 1.º de octubre, sin que cuatro votaciones en el Senado pudieran desbloquear la situación, que se traslada hacia la próxima semana.
Una posible votación el fin de semana se dilapidó por falta de acuerdos.
Los demócratas utilizan su posición disidente en bloque como forma de chantaje y protesta contra la administración actual, que trabaja con éxito —hasta ahora— en todas las promesas que hizo en la campaña electoral de 2024.
Su plataforma America First incomoda de forma singular al Partido Demócrata, en particular el avance de los conservadores en sus estrategias económicas, migratorias, de seguridad nacional y en política exterior con un respaldo popular por encima del 74% contra menos del 30% que recibe la izquierda opositora en estos momentos.
La frustración de la izquierda se ha transformado casi siempre en estrategias de chantaje político y venganza, como ocurrió en el penúltimo cierre en el 2019 durante el primer mandato de Trump.
Esa parálisis duró 35 días, la más extensa en la historia moderna de la nación. El objetivo fue el mismo: dañar la Casa Blanca y frenar la plataforma de los conservadores, en especial la del jefe de la Oficina Oval.
En ese entonces, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) estimó que había reducido el Producto Interno Bruto (PIB) del país en 11.000 millones de dólares.
"Es posible que este 'shutdown' (cierre) se prolongue durante semanas, y no sólo unos pocos días", advirtió Andrew Koneschusky, exportavoz del senador Chuck Schumer, el líder de la minoría demócrata en el Senado.
Los conservadores presentaron un proyecto de 24 páginas, y los demócratas en el Senado replicaron con su propia versión de más de 60 páginas, en el que se contempla la total revocación de los recortes en los subsidios innecesarios y de despilfarro que el gobierno de Donald Trump aprobó en julio para una mejor eficiencia gubernamental.
El gobierno federal ha cerrado parcialmente 21 veces desde 1976, cuando el Congreso promulgó el proceso presupuestario moderno. De esa cifra 13 veces ha sido desde que el gobierno de Joe Biden se instaló en la Casa Blanca en enero de 2021, lo que confirma la erosión política creada por la izquierda radical de la administración predecesora.
Con el pretexto de fondos supuestamente para la salud de los estadounidenses, la extrema izquierda quiere recuperar los 1,5 billones de dólares de derroche que eliminó la "Ley One Big Beautiful Bill", como parte de la reducción de gastos burocráticos y despilfarro disparados durante la administración anterior.
La izquierda radical utilizó ese dinero para sus programas de género, financiar medios de prensa (voceros del “progresismo” o mejor dicho del antiprogreso), para promover las teorías del cambio climático y para impulsar la inmigración ilegal, entre otros objetivos.
Los demócratas y su agenda de extrema izquierda quieren otorgar un seguro médico gratuito y otras ayudas a los inmigrantes ilegales, parte de un plan para desestabilizar al país y modificar a favor de la izquierda los mapas electorales con el incremento sustancial de la cantidad de “habitantes” en todos los estados gobernados por el neoliberalismo.
Durante cuatro años, la administración Biden o la extensión del de Barack Hussein Obama abrió la frontera sur para la entrada de olas masivas de migrantes desde todas partes del mundo.
La cifra oficial da cuenta de [una invasión] de más de 13 millones de personas, pero al sumar los no detectados y otras formas de arribo, la Casa Blanca se refiere a 22 millones de ilegales.
"Probablemente tendremos un cierre", dijo el presidente Trump a reporteros en el Despacho Oval, horas antes de vencer el plazo para un acuerdo.
"Ellos (los demócratas) van a cerrarlo, no nosotros. No queremos cerrar, porque vivimos el mejor período que se conoce en la historia del país", agregó.
El líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Mike Johnson, acusa a los demócratas de querer reinstaurar en total 1,5 billones de dólares en gastos, y asegura que parte de ese dinero es para ofrecer un seguro de salud gratuito a inmigrantes ilegales.
Esto ha enfurecido a millones de ciudadanos estadounidenses que pagan altísimos precios por medicinas y costo de salud.
Mientras, el “filántropo” del “progresismo”, George Soros, y el líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja, Hakeem Jeffries, lanzan discursos incendiarios varias veces al día y llaman a la izquierda a cerrar filas contra el gobierno de Trump y los conservadores.
Sin embargo, en la última votación en el Senado y a pesar de la presión de los líderes demócratas afloraron las primeras fisuras entre las filas demócratas: tres senadores de esa bancada votaron a favor de los republicanos. Es decir, faltaría el voto de cuatro senadores más de la izquierda para que el proyecto de ley presupuestaria pase en la Cámara Alta.
El [proyecto de extensión del gasto público hasta finales de noviembre] ya fue aprobado en la Cámara de Representantes.
Para beneplácito definitivo en el Senado, los republicanos necesitan al menos siete votos demócratas (60 escaños de 100).
La gran diferencia con cierres anteriores es que en este caso NO se determina el incremento de la deuda, sino el aumento del gasto administrativo, lo que no conduce a un impago del gobierno respecto a la deuda pública del país.
Poco antes de entrar en una reunión de emergencia con dirigentes de la izquierda, Trump había declarado que los demócratas "van a tener que rectificar, porque sus ideas no son muy buenas".
Estados Unidos entró en parálisis presupuestaria el 1ro de octubre, sin que una nueva votación en el Senado desbloqueara la situación,
Las operaciones federales [NO] esenciales entraron en un proceso de congelación de sus fondos.
El cierre parcial implica que decenas de miles de empleados públicos quedan [temporalmente] sin sueldo y se interrumpirá el pago de algunas prestaciones sociales [NO] importantes.
Ni el pago del Seguro Social, ayudas suplementarias a ciudadanos ni muchos otros programas del gobierno son afectados por este tipo de pugnas en el Congreso.
Los estadounidenses seguirán recibiendo sus cheques de jubilación, desembolsos por desempleo y el servicio postal. La seguridad nacional y las agencias de inteligencia no experimentan ningún impacto hasta después de las dos semanas de cierre.
El presupuesto del Pentágono está aprobado para todo el año fiscal de forma bipartidista, así que no entra en ningún momento en una afectación por la parálisis creada por los demócratas.
"Todavía hay grandes diferencias entre nosotros", dijo el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Los demócratas exigen primero cancelar lo que Trump logró con su One Big Beautiful Bill de julio y volver a empezar de cero, algo bastante improbable que ocurra.
Los republicanos acusan a los demócratas de querer mantener el nivel de gastos de salud que existía durante la pandemia de COVID-19, lo que resulta improbable que logren una respuesta positiva a esta reclamación.
La desaprobación popular del Partido Demócrata supera el 68%, la peor cifra en toda su historia, y sus dirigentes buscan de forma desesperada algo que los ayude a salir del pantano que ellos mismos construyeron con la imposición de políticas ultraizquierdistas sin sentido común y a tono con la era globalista de esa destructiva y divisoria ideología.
La [crisis de liderazgo y credibilidad del Partido Demócrata] en EEUU ha conducido a una plataforma de repudio por parte de la mayoría de los estadounidenses.
Los últimos acontecimientos de extrema violencia de los radicales de izquierda contra agentes de inmigración y centros de detención, las campañas de insulto y ataques verbales contra el presidente Trump y los conservadores, y el reciente asesinato del líder conservador, Charlie Kirk, han demostrado que las acciones de odio impulsadas por congresistas demócratas, activistas y grupos extremistas como Antifa sólo conducen al rechazo preponderante de conservadores, no afiliados a partidos (independientes) e incluso de cientos de miles de votantes de izquierda.
En los últimos cuatro años, el Partido Demócrata ha perdido casi cinco millones de electores. De esa cifra, más de 2,2 millones se pasaron directamente a las filas republicanas, lo cual indica la crítica situación en la que se encuentra la izquierda en el país a un año y menos de dos meses de las elecciones legislativas de medio término.
Pero por encima del interés partidista, los demócratas buscan a toda costa salvar sus intereses ideológicos. Y este cierre, causado por ellos, más que beneficio les trae problemas a corto y mediano plazo.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, John Thune, espera que “los demócratas reflexionen sobre su postura reacia, que no conduce a ninguna negociación. Los republicanos no cederemos a las exigencias surrealistas de los progresistas (socialistas) en el Senado”, precisó.
“Cada día de cierre representará al final otra derrota para ellos”, manifestó.
Las manipulaciones de información mediante el uso de los medios de prensa de ultraizquierda, congresistas y activistas, a los que apelan en muchas ocasiones, sólo mueven a sus acérrimos seguidores en estas pugnas congresuales.
El lunes 30 de septiembre, un día antes del comienzo del cierre, Trump recibió en la Casa Blanca a los principales líderes republicanos y demócratas del Congreso, una reunión que confirmó el estancamiento de las negociaciones y la terquedad de la izquierda radical.
En marzo, con la amenaza de un cierre latente, los republicanos se negaron a dialogar con los demócratas por sus ya acostumbradas exigencias surrealistas, que pretenden [frenar el avance de los planes de la administración Trump]. Ese es su verdadero propósito, no la defensa de los estadounidenses ni sus condiciones de vida.
"El gobierno de Trump podría aprovechar el bloque demócrata para reducir aún más las subvenciones y [empleados no imprescindibles] en el gobierno federal. Los ejecutivos federales señalan que esta vez supone un cambio significativo respecto a los 'shutdowns' (cierres) anteriores, en los que los empleados despedidos eran recontratados cuando se restablecía la situación.
La Casa Blanca dijo que los despidos de trabajadores federales eran "inminentes" a causa del cierre del gobierno provocado por los demócratas en el Congreso.
El gabinete del Presidente "trabaja en estos momentos con agencias en todos los ámbitos para identificar dónde se pueden hacer más recortes... y creemos que los despidos son inminentes", declaró la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
El panorama favorece políticamente a los conservadores; no a la izquierda, que busca algún aliciente para subir el famélico respaldo de la población por debajo del 30%.
Esta otra estrategia desesperada de la izquierda mediante el chantaje y posturas extremistas también le podría jugar muy en contra, como ha ocurrido en los últimos cuatro años.
El presidente de la Cámara de Representantes Mike Johnson explicó a medios de prensa que "los demócratas saben bien claro que no se puede aumentar un presupuesto que ya fue aprobado en el Congreso: 'La Ley One Big Beautiful Bill'". "Sólo lo hacen para entorpecer el avance de los exitosos programas y planes del presidente Trump y los republicanos", agregó.
FUENTE: Con información de AFP, Daily News, The Epoch Times.